EL MENOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO (Cuentos)
FÉLIX J. PALMA
1968, Sanlúcar de Barrameda. (Cádiz)
Las
personas felices
No
tienen historia.
SIMONE
DE BEAUVOIR
EL
PAÍS DE LAS MUÑECAS
Víctor siempre, me había parecido una
de esas personas incapaces de encontrar la postura en el colchón de la
soledad, porque necesitan verse de
continuo favorecedoramente reflejadas en los ojos de alguien.
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El rencor hacia mí que, con el correr
de los años, había ido acumulando en su interior se lo prohibía. Los tiempos de
deslumbrarnos el uno al otro habían pasado. Ahora nos encontrábamos instalados
en un lodazal en el que nos hundíamos lentamente, juntos pero sin atrevernos a
darnos la mano porque incluso parecíamos renegar del cariño que una vez nos
habíamos tenido, contemplando ahora como una suerte de sarna contagiosa, y
sobre el que habíamos levantado aquel refugio contra el mundo que pronto se
había revelado tan precario como un castillo de naipes.
MARGABARISMOS
Sea como fuere, mi tío no había muerto
del todo, a pesar de que lo habíamos enterrado una mañana de marzo tan lluviosa
que nos evitó a la mayor parte de la parentela tener que fingir las lágrimas.
UNA
PALABRA TUYA
Lo cierto era que antes habría dado mi
vida por ella, sencillamente, y ahora era incapaz de arreglarle la lámpara.
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La rutina había convertido lo
excepcional en cotidiano, y la convivencia nos había despojado de nuestro
misterio, obligándonos a comparecer ante el otro como un ser predecible y
sabido, sin el menor embrujo. ¿Cómo seguir considerando al otro una criatura
sublime si cada día quedaba de manifiesto su lamentable puntería a la hora de
enfrentar el inodoro o encontrábamos sus bragas tiradas en cualquier parte, como
un atentado brutal contra el poder de la lencería?
MAULLIDOS
Un día cualquiera, salió a comprar unas
lechugas para repoblar mi deforestada nevera y ya no volvió, pese a que esa
misma mañana, con su cuerpo trenzado al mío, me había asegurado que ahora que
me había encontrado jamás me abandonaría.
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Con suma educación, le pregunto si
tiene gato. Gata, especifica ella. Con más educación le sugiero que le
introduzca un bolígrafo por el recto porque estoy arto de oírla todas las
noches.
UN
ASCENSO A LOS INFIERNOS
Pero lo cierto era que tanto a uno como
a otro se les iluminaba el rostro cuando las ambulancias les traían algún
conocido. Ver surgir del vehículo el cuerpo convulso de un compañero de pupitre
o de un amigo del casino les calentaba el alma con la alegría de los
supervivientes.
LAS
SIETE VIDAS (O ASÍ) DE SEBASTIÁN MINGORANCE
Como si rindieran tributo a alguna
suerte de deidad tricéfala, se habían casado por triplicado con tres hermanos
que constituían la sección de metales de una orquesta de bodas, y habían
perdido a sus maridos en un triple accidente de tráfico en la nacional tres, un
aciago tres de marzo, hacía ya treinta y tres años.
EL
BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)
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