SALTO DE ALTURA



            Es una propuesta de última hora que, espero sea tenida en cuenta en las actuales olimpiadas.
            Se trata de incluir una variante del salto de altura, cuya denominación sería: SALTO LIBRE, consistente en realizar el salto desde los edificios más altos y emblemáticos, con el fin de conseguir el tan ansiado oro olímpico.
            Los participantes serán exclusivamente las siguientes personalidades: Presidentes de Gobierno; Presidentes de las Comunidades Autónomas; Ministros; Secretarios; Subsecretarios; Magistrados; Banqueros; Bancarios Eminentes; Nuncios de Su Santidad; Arzobispos; Obispos; Economistas Ilustres; Periodistas Destacados; Barones de la Política; Militares con grado de General y todos aquellos que detenten el título de Muy Honorable. También podrán participar los EX de cada categoría.
            El premio, post morten se otorgará a los veinte primeros y, consistirá en la consabida medalla de oro y la erección de una estatua de bronce en la plaza principal de la ciudad natal de los ganadores para que las palomas las cubran con sus justicieros excrementos. También servirán para que los papás expliquen a sus retoños qué es un HP (estamos en horario infantil) o un BANDIDO DE ESTADO.
Si se tiene en cuenta la sugerencia, estoy seguro de que España arrasará en estas Olimpiadas. Sea.

El Bobo de Koria



el esclavo

El esclavo revive con la brisa de la tarde. Camina entre otros esclavos hacía la hacienda. Los últimos rayos de Sol arrancan reflejos de los filos bruñidos de las azadas. La mirada del esclavo se pierde en esos reflejos, concentrada en ese filo que le obsesiona, que le revuelve los sueños, en las noches en que los calambres y dolores no le dejan dormir.
En esas noches, visualiza esos filos feroces, volando sobre el cuerpo de sus amos, cercenando brutalmente sus miembros, aplastando sus cabezas, y regando el suelo con la sangre envenenada de su casta. A su lado, otros sueñan con el paraíso después de la muerte. Sueñan con ilusiones banales –les dice él- para quién el único sueño posible es aquel que puede llegar a convertirse en realidad. No le importa lo que pase después, no le importa si lo ahorcan, si lo matan a palos, su conciencia, su alma, o lo que quede de él descansará en paz. Toda su existencia de esclavo quedaría así redimida, y su vida habría tenido sentido.
El más viejo de los esclavos, ese a quien todos acuden a pedir consejo, niega con la cabeza en silencio cuando oye sus palabras de venganza. Le cuenta viejas historias de otros que ya lo intentaron antes que él. No solo te matarán a ti, -le dice- sino que acabarán también con tu familia, y con algunos más.  Los blancos son así, cuando derraman sangre enloquecen y no paran fácilmente.
El esclavo piensa en estas palabras tumbado en su estera, cerca de él, oye la respiración de sus hermanos, de su vieja madre que trabaja en la casa grande de los amos. ¿Qué los separa a ellos de los animales? Se pregunta. Son sometidos, mal alimentado, e incluso cruzados entre ellos, para lograr niños fuertes que garanticen el futuro de la plantación. ¿Por qué todos tendrán tanto miedo a morir? ¿Cómo pueden aceptar sus miserables vidas y envejecer como si fueran animales y no pasara nada? ¿Qué castigo de los dioses es este?
Su madre le contaba a veces de su infancia corriendo libre por el poblado. Le habla de juegos , de risas, de celebraciones, de hermandad. Desde que él comenzó a pensar en el filo de su azada, su madre ya no le cuenta. Se lamenta pensando que ella es la culpable de los deseos de su hijo.
El esclavo, poco a poco, se rinde al sueño, horizontes de libertad, le arropan, lo sumergen en vidas no vividas, en paisajes no vistos, en la paz que no conoce.

Mañana el cielo amanecerá rojo, presagiando el correr de la sangre en la plantación.


Yorick.

herrumbre

me pierdo como un perro en una tormenta
sabiendo que mis mentiras naufragadas
son el único lugar para buscarte

que la dulzura de algunos sueños perecen en las bocas de las ninfas
que ávidas de alimento se ensañan con nuestros restos

ante esta realidad vencida que agoniza aplastada por su yugo
retrocedo   abandonando mis tristezas en las mismísimas puertas de tus sueños
como dinteles venenosos te previenen
desorbitando tu mirada que huye rabiosa de mis ojos
con el reproche apuntando al epicentro de una incomprensión
que deshace nudos gorgianos e inutiliza el filo de las espadas

adiós pues antes de nada
no hagamos reparto de veneno
y huye como yo con la pena desterrada
y las lágrimas embebidas


rafa becerra

Los proletariemas: 2. la fábrica


neones enfermos palidecen la pìel de los obreros
robando el calor de sus rostros
la tibieza de unos cuerpos doloridos
se esconde bajo batas y uniformes
los sueños como cajas manufacturadas
permanecen amontonados en un palé
chirridos horribles de máquinas agonizantes
atontan los gritos de las conciencias

un horizonte de horas robadas
bajo el mando tiránico de un reloj
que implacable estira cada segundo
observado por cien pares de ojos

unos piensan en la tele
otros en sus coches
otros en sus hijos

alguno en el cuerpo abandonado de su mujer
en lechos cuyas sábanas recogen su silueta fantasma
en un océano inabarcable de tiempo rendido
donde el naufrágio es la única salida

¡Fuego!

El fuego avanza. Inexorablemente, zarza tras zarza, pino tras pino, retama tras retama, continua su camino destructor. Tras él, una inmensidad calcinada humea los restos de su voracidad. Cadáveres retorcidos de lo que hasta hace pocas horas eran troncos leñosos, manto verde, refugio de todo tipo de animales, ahora permanece silencioso y muerto.
Las noticias hablan de imprudencias, de intencionalidad, de desgracia. -El fuego avanza porque los seres humanos nos alejamos de la Tierra- Olvidamos su sabor, su calor, su tacto. Pareciera que no estando conformes con este mundo verde, hubiéramos optado por destruirlo, para construir otro a nuestra medida. Con inmensos edificios, interminables autopistas y cemento, cemento por todas partes. Y en esas grandes urbes artificiales, encerrados en parterres y ridículos parques, los árboles y plantas que sin posibilidad de avanzar ni un centímetro mas allá de su cárcel de hormigón, permanecen presos de los caprichos humanos. Que podan su libertad, aplicando la geometría a setos y arbustos, negando su natural abundancia.

 Un falso lamento recorre los noticieros, y una multitud  lo escucha mientras arroja la colilla por la ventanilla de sus imponentes y horribles coches verdes. Todoterrenos de ruedas anchas que inmisericordes aplastarán animalillos y plantas, para que sus amos sigan dominando el medio. Conscientes de su poder y su desmedida impunidad ante un planeta que no se queja. Al que vilipendian e inflingen horrorosos castigos siempre justificados desde el punto de vista humano, ya se sabe, el de los dioses
Y mientras la colummna de humo se alza centenares de metros augurando otra inmensa cicatriz baldía.
Un día los montes dejarán de arder, porque ya no quede nada por  quemar, pero el fuego no pasará, quemará las ciudades, las creaciones humanas, y también a nosotros mismos. Entonces la conciencia del planeta y del resto de seres vivo que sobrevivan, respirarán tranquilos. Los peores seres de este planeta se habrán ido. Este se acabará regenerando, sin prisas, el modo en que lo haga volverá a ser inexplicable  ya que no habrá nadie que lo haga. Y tal vez, en la memoria genética de los seres vivos, quede cerrado aquel camino evolutivo, que dio pié a nosotros mismos.

el reverendo Yorick