CHIL RAJCHMAN
14 junio de1914. LÓDZ. Polonia
7 mayo de 2004. MONTEVIDEO. Uruguay
Los
tristes vagones me conducen hacia allí, hacia aquel lugar. De todas partes nos
llevan: del este y del oeste, del norte y del sur.
Igual
que los demás ignoro hacia dónde nos conducen. No obstante tratamos, dentro de
lo posible, de averiguar algo sobre nuestro destino.
Dejo
todo en el vagón. Mi pobre hermana me lo hace notar y me pregunta por qué dejo
los bultos. Le contesto que no hacen falta…
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El
tamaño de la cámara de gas es de siete metros por siete. En medio de la cámara
hay duchas a través de las cuales introducen el gas. En una de las paredes hay
un caño grueso que sirve para extraer el aire. Las puertas de la cámara están selladas
con fieltro grueso, para que no entre nada de oxígeno.
Estoy
como paralizado. Allí en la cámara de gas exterminan gente y nosotros tenemos
que cantar. Un asesino que nota que mi boca está cerrada me grita:
-Tú,
perro, ¿quieres recibir tu merecido?
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Me
cuenta que hace dos días fusilaron a más de cien obreros. Me informa de que si
alguien tiene golpes en la cara de seguro está perdido, por lo que me aconseja
que, dentro de lo posible, procure protegerme el rostro.
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¡Pobre
del dentista que hubiese pasado por alto un diente de oro en la boca de un
cadáver!
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Treblinka
es custodiado por ciento cuarenta y cuatro ucranianos y cien hombres de las SS.
Nos vigilan como si fuéramos oro. Nos cuentan tres veces por día.
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Los
habían transportado en trenes especiales. Habían traído consigo incluso los
muebles y gran cantidad de productos. Creyeron hasta el último minuto que iban
a ser trasladados a Rusia por trabajo.
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Los
dentistas tenemos mucho trabajo. Hay muchas cajas embaladas con dientes. Tenemos
que limpiarlos y cada dos días enviar una valija con dientes de oro, de oro en
metal y de piedras preciosas.
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El
nuevo horno ya está listo y la tarea de cremar los cadáveres marcha rápido.
También la limpieza de las fosas marcha a buen ritmo. Ya se han vaciado por
completo diez tumbas.
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Entre
los fieles sirvientes ucranianos había muchos de estos heroicos asesinos. Tengo
grabado en la memoria al ucraniano que llamábamos “Zig Zag” porque cuando
golpeaba gritaba constantemente: “Zigzag”.
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El
plan prevé que cuando oigamos disparar dos veces en el primer campo, esa será
la señal de levantamiento…
Oímos
dos disparos procedente del campo número 1, la señal de que allí se ha iniciado
el levantamiento. Tras unos minutos nos ordenan dejar el trabajo. Nos
precipitamos hacia nuestros puestos… El ucraniano que estaba vigilando el
barracón está tendido sobre el suelo como un cerdo degollado y la sangre mana
de su cuerpo…
…El
resto se esconde en el bosque, temiendo que nos encontremos con mala gente.
El
campesino abre la puerta pero no nos hace pasar… El alcalde ha anunciado que
cada campesino que le entregue un judío a él o a la gendarmería recibirá una
gran recompensa.
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Sí,
sobreviví y me encuentro entre hombres libres. Pero a menudo me pregunto a mí
mismo ¿para qué? Para contar al mundo qué fue de los millones de víctimas
asesinadas, para ser un testigo de la sangre inocente que derramaron las manos
delos asesinos.
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EPÍLOGO de VASILI GROSSMAN
El
espíritu de economía, la exactitud, el cálculo, la pulcritud pedantesca son
todos ellos rasgos plausibles que poseen muchos alemanes.
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Diariamente
pasaban por Treblnka hasta veinte mil personas. Los días que salían de la
estación seis o siete mil se consideraban días de poco trabajo.
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Uno
u otro Estado no le cae a la gente desde el cielo; la actitud material e
ideológica de los pueblos es la que engendra el orden estatal.
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El
Santo Padre, que guardaba un silencio tan benévolo mientras Himmler asesinaba a
la humanidad, habría podido calcular en cuántas partidas podían los alemanes
hacer pasar por Treblinka a toda la administración del Vaticano.
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La
idea imperialista de la nacionalidad, dela raza y de cualquier otro
exclusivismo condujo a los hitlerianos a la construcción de Majdanek, Sobibor,
Belzac, Auschwitz, Treblinka…
De
esto debe acordarse diariamente y de manera severa todo aquel que aprecie el
honor, la libertad, la vida de todos los pueblos, de toda la humanidad.
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EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)