Nacionalismo y Religión, para borregos son.

Ley y justicia no es lo mismo.

Felipe VI. “El Preparado”, por la gracia de Dios.

NACIONALISTA: gilipollas con denominación de origen.

Ama con cautela. Nada es más aleatorio y contingente que el amor.

ONG: Explotadores Sin Fronteras.

Mujeres, acordaos de la DULCE NEUS

¿Por qué se reproduce la gente? Mejor que no lo digan.

El tabaco advierte que Estado es perjudicial para la salud.

La mirada envidiosa de una mujer hacia otra, puede provocar seísmos de gran intensidad.

La vida es una enfermedad que se cura con la muerte.

Boina SÍ. Corona NO

¿Qué Seguridad social había antes, que le permitió a DIOS trabajar 6 días y jubilarse?

Odia al Estado y compadece al súbdito.

VALENCIA: ¡qué difícil es quererte, puñetera!

Lo mejor del cine valenciano ha sido EL FABA RAMONET. Retrata perfectamente la idiosincrasia capitalina valenciana.

Se le rompió “su” coche... y el corazón.

¿Cuándo se jubila Dios?

Detesto las bodas; me gustan los entierros... duran mucho más.

No insultéis a los borregos, ellos no votan.

Fracasar en la vida es una tautología.

Gobernante rima con maleante y mangante.

Ser más estúpido que un paso militar.

Llegar a un pueblo por primera vez y después de muchas horas con sus habitantes, descubrir que el único inteligente de la villa es "el tonto del pueblo".

Mientras hay vida hay... desesperanza.

No era un mal caudillo. Era un gran hideputa.

Al ser humano lo define su inconmensurable estupidez y la capacidad de reírse. Sólo la risa lo absuelve, en parte, de la estulticia.

Estupidez es reírse de los Reyes Magos de los niños y aplaudir a los de la Zarzuela.

La vida es muy rencorosa, nos la guarda hasta el final.

¿Juez honrado? O es mentira o está parado o está ahorcado.

¡¡DECEPCIÓN!!

EL BOBO DE KORIA



PERSPECTIVAS PARA UNA RENDICIÓN ESTUDIADA



Éste es un mundo inhóspito, cada vez más. Solo con echar la vista atrás unos pocos años podemos darnos cuenta de los cambios. Nos dejamos la humanidad por el camino, arrancada a jirones que quedan colgando en el tiempo, como si hubiéramos atravesado un campo de zarzas. Lo peor es que la cotidianidad nos hace aceptar esos cambios y abandonos rápidamente, como si siempre hubiéramos actuado igual.
Valores importantes, como el compañerismo, la comprensión, la empatía del sufrimiento, la necesidad social de ayudar, se pierden con total normalidad, sustituidas por una individualidad estudiada y confusa, y una fe desmedida en las instituciones que dicen encargarse de todos los problemas. Parece que no comprendemos los peligros de ser tutelados en todos los aspectos.
Se nos extirpan sentimientos que son innatos al ser humano. Somos arrastrados al pensamiento único que nos dice que nosotros mismos somos incapaces de resolver cualquier problema, y que sin remedio volveremos la cara en busca de un teléfono donde una voz anónima diga: “no se preocupe, ya vamos para allá”
Es absolutamente necesario recuperar el control sobre emociones que no nos pueden ser extirpadas. La vida esta plagada de situaciones extremas, y tenemos que saber vivir con ellas y estar preparados siempre para ayudar. Eso nos hace humanos, y es una cualidad diferenciadora de nuestra especie, que algunos, en pos de intereses propios trata de arrebatarnos. Sueñan con generaciones venideras desvalidas y asustadas de sus semejantes, donde la desconfianza a los más cercanos sea una norma: Eso es control.
Nos dirigimos hacía una concepción del mundo disparatada, pero hacendosamente preparada para que seamos incapaces de actuar por nosotros mismos. De su mano, la presión social aumenta en contra de quien aun responde de forma lógica a sus instintos. Cohabitamos bajo un techo que busca como elemento catalizador el miedo y la debilidad que este provoca en sus miembros. De esa manera, el pensamiento se unifica bajo una pauta de supervivencia malsana, cuyo bastión generalizado pudiera ser una premisa del tipo: “podíamos estar peor”
Eso lleva indefectiblemente a sus miembros a aceptar un control sobre ellos absoluto, convirtiéndose estos individuos al mismo tiempo en cómplices y confidentes frente al descubrimiento de personas de carácter anómico o inconformistas ante dictados tan simples.
La invasión tecnológica es la vanguardia y la fuerza de sus armas, pues la tiranía de esos avances nos somete a un bombardeo ideológico constante. Plagados de titulares carentes de profundidad, bajo estrategias del tipo: “Cambiar rápido para que nada cambie” se perpetúa un sistema que acabará convirtiéndose en aniquilador de nuestra especie tal y como la conocimos.

La experiencia humana no es un regalo, es una conquista, amarga en muchos casos, pero tan necesaria como el aire que respiramos. Esta no se aprende ni se atesora en pantallas de ordenadores y televisores, sino ante uno mismo y sus semejantes y la vida y sus maravillosas o terribles consecuencias.
Olvidarnos de tan importante bagaje pone en peligro nuestra supervivencia, y dirige los pasos de la evolución hacía dos nuevas especies ya silueteadas y diferenciadas:
Los dominadores, y los dominados.

el reverendo Yorick.


LECTURAS APASIONANTES



He descubierto un bar en el que el café, que tanto me gusta, cuesta 0.90 euros. Lo sirve un cantonés. A mi hora encuentro el periódico sin estrenar. Pequeño gran rato del día. Leer el mentidero mientras degusto con placer mi suave droga.
            Hace unos días reparé en un cliente asiduo que leía con gran interés. Desde mi mesa veía la copa de barrejat * que, de tanto en tanto, se llevaba a los labios, sin dejar la lectura.
Al día siguiente y al otro, el ensimismado lector seguía en la misma mesa, acompañado de su inseparable barrerjat. Decidí alargar mi estancia en el bar y pedí otro café. Ahora estaba picado por la curiosidad de saber qué leía nuestro hombre con tanta atención. Desde mi mesa no podía alcanzar a ver qué atraía con tanta devoción su interés. Unas plantas ornamentales me lo impedían.
El atento camarero reponía el vaso del hombre cuando se le agotaba.
El veinteavo día me propuse averiguar que leía el abstraído parroquiano. No iba a levantarme e ir a su mesa descaradamente. Decidí dejar aun lado las noticias de mi diario y de reojo, no perdí detalle de cada uno de sus movimientos. En mi tercer café y su tercera copa de barrejat supe que no se trataba de un libro porque el arco que describía su brazo al pasar las hojas sólo podía deberse a un diario. En ese momento entró un conocido y le saludó con un bozarrón: ¡Paaaaco, bon dia! Nuestro Paco, devolvió el saludo con un gesto de la mano, sin apartar la vista de su lectura. Al poco, al pasar una página, golpeó el vaso y la bebida se vertió sobre el suelo. Paco, no se inmutó. El camarero corrió solícito a reponer el vaso y a limpiar la mancha del suelo.
A estas alturas, mis .sospechas acerca de la absorbente lectura de Paco se encamina hacia el periódico Le Monde Diplomátique, contenedor de sesudos y extensos artículos. También pienso que puede leer en forma de entregas, “Materialismo y empirocriticismo” de Lenin, libro que en su día todos los rojillos llevábamos bajo el sobaco y ninguno osamos leer. También podía tratarse de “Conversación en la catedral” de Vargas Llosa, otro que tal. Aunque también llego a especular sobre la posibilidad de que se trate del último betseller: “Rita, una vacaburra en el consistorio”, biografía de la eterna y amada alcaldesa de mi ciudad.
Ahora, Paco ha sacado una libretita y toma notas sin quitar el dedo señalador de la página que lee.
Por mi vida, me digo, que he de averiguar de una maldita vez qué lee Paco. Quiero ser partícipe de esos misteriosos textos que, a buen seguro, me enriquecerán. Como ávido lector que soy, hace tiempo que ninguna lectura me absorbe tanto como a Paco la suya.
Han pasado tres horas y le pido al cantonés –el camarero es chino cantonés, de Cantón, vamos- un café, ahora descafeinado. Hoy estoy dispuesto a saber que lee Paco a cualquier precio.
Nuestro hombre lleva cuatro barrejats y, por fin, se levanta y se dirige a los servicios trastabillando y bajándose la cremallera.
Esta es mi ocasión, me digo. De cuatro zancadas me acerco a la mesa de Paco. ¡Por fin! Alargo el pescuezo como los corredores en el sprint  final y veo lo que lee paco: ¡¡El As, no, no otro diario posible: el AS!!

(*) El barrejat es una bebida que se compone de media parte de mistela y media parte de cazalla o brandy. Pronúnciese barrechat.

EL BOBO DE KORIA