SUCESOS:



UN HOMBRE MUERE DE UN EMPACHO DE HONRADEZ


Un hombre de cuarenta años y natural de Madrid se quita la vida, a consecuencia de su inadaptación en un mundo, según sus propias palabras, “terriblemente corrupto”
El hombre, cuyos restos no se han encontrado, mando una carta a diferentes medios, explicando las razones de su suicidio, y demostrando una gran frialdad, dice haberse suicidado de forma que difícilmente se pueda hallar su cuerpo para “ni siquiera en el último momento molestar” De esta forma, la policía después de meses de búsqueda, a petición de su familia, decide dar el caso por cerrado, dando crédito a la carta dejada por el suicida.
En dicha carta, el hombre hace un recorrido por su vida, analizando diferentes aspectos de la misma, y afirmando no haber cometido nunca ningún acto de maldad para sus semejantes, ni siquiera la pequeña falta de haberse saltado turno en la cola del supermercado. Harto de ser el único que se comportaba de esa forma, y después de comprobarlo viajando por el país, y parte del extranjero, buscando personas honradas, el hombre decide por primera vez en su vida, saltarse una norma básica de convivencia y legalidad, como es apurar la vida hasta su irremediable fin, y decide poner fin a la misma. Dice sufrir en los momentos previos fuertes ataques de arrepentimiento por lo que está a punto de hacer, y cree que estos remordimientos le acompañarán durante toda la eternidad.
Las autoridades han mostrado su rechazo hacía este acto, calificándolo como un enajenamiento mental del presunto finado. La iglesia por su parte, recuerda a la población que el suicidio es un acto que está fuera de la ley de Dios, y que los que lo practican, son condenados por éste, por arrebatar una vida que no nos pertenece.
El alcalde de la ciudad, hizo unas declaraciones en la televisión, asegurando estar muy dolido, porque haya personas, que amén de mentirosas, hagan sufrir a la comunidad por su comportamiento irresponsable, y lejos de achacar el acto a una enajenación mental, insta a la población a denunciar y despreciar a cualquiera que manifieste su intención de quitarse la vida en un acto de egoísmo y maldad.
Del mismo modo afirma que la aseveración de que no existen personas honradas, es totalmente falsa, y que cualquier ciudadano que se levanta temprano para acudir a su trabajo, que paga sus impuestos y ejerce su derecho al voto, tiene ganado el cielo, y demuestra un comportamiento cívico y honrado. También dijo que “el olvido es lo mejor que merecen estas personas” y a continuación paso a invitar a toda la ciudad, a participar en las fiestas patronales que empezarán el próximo fin de semana.


Ha informado Lucrecia Borgia...la otra.

CONFUSIÓN


No soy de antemano
quién digo ser
pero aun creyendo lo que digo
me pierdo sin querer saber

me disfrazo de otro
me camuflo de mí
huyo en redondo
orbitando mi piel

me percato de golpe
todos hacen igual
nadie es ni quiere ser
quién debería ser

si no somos ni seremos
¿Quién será?
¿Quién propone los disfraces para tanto ser?
el ser y la nada se prestan a converger
a cogerse de la mano en el carnaval

que el pensador actúe rápido
si sabe quién es
antes de que la confusión se ocupe de él
y se pierda creyendo
que él también sabe ser quién dice que siempre fue


Rafa Becerra 

Teología política




La creencia en Dios es producto de la miseria humana. De ahí que uno la comprenda, aunque no la comparta. Toda creencia religiosa está orientada a mantener esa miseria humana que la engendró y a sus administradores. Muchos estafadores viven de eso, de la miseria, muchas instituciones, muchos negocios, muchas ONGs, muchos programas de televisión, y todas las iglesias...

Manuel Blanco Chivite



Contaba mi padre la anécdota, de que cuando hizo el servicio militar, allá por finales de la década de los cincuenta, el comandante “Pater” (El cura en el argot militar, normalmente oficial o jefe) le preguntó que cuantos dioses había. Mi padre, en la candidez de sus años, y probablemente llevado por sus numerosas lecturas, se vio en la tesitura de demostrar al cura sus conocimientos religiosos, y comenzó a enumerar todos los cabecillas de las religiones monoteístas. El “Pater” por lo visto lo mandó callar de un grito, probablemente lo insultó, e inmediatamente le dijo que Dios solo había uno, y que la única religión verdadera era la cristiana. El hereje de mi padre, claro, no iba a salir de aquella de rositas. Fue arrestado, y además enviado a las clases para aprender a leer y escribir.
Mi padre solo había acabado unos estudios básicos, pero era un empedernido lector, y además dotado con una preciosa caligrafía.
Estando en aquellas clases, se acercó por allí un día el jefe de la región militar, a ver como progresaban los “analfabetos” El profesor, que no era tonto, le dijo a mi padre que saliera a la pizarra para escribir unas frases. Seguro que el pobre chusquero, soñaba con un ascenso, o con una medalla. El caso es que cuando el supuesto iletrado comenzó a dibujar sus hermosas letras en el encerado, al Teniente Coronel, se le pusieron los ojos como platos, y dirigiéndose al sargento le espetó: -A este no le habéis enseñado vosotros aquí ¿no?
El sargentillo debió de tragar saliva, y confesar porque aquel soldado acudía a sus clases. Después de aquello mi padre ya no volvió a aquel aula.

Cuento esta anécdota para hacer hincapié en el empecinamiento fervoroso del cura, y en la respuesta del soldado sobre las diferentes religiones.
Hoy día pueden nombrarse con tranquilidad, y no es extraño que diferentes religiones convivan más o menos en algunos lugares. Incluso diría yo, que hay una religión que está por encima de todas las demás desde el principio de los tiempos, pues es fruto de la codicia humana. ¿A alguien le queda alguna duda de que la economía y el dinero no formen parte del panteón de los alabados?

Con una liturgia y organización similar a cualquier culto, se estructura en un deseo febril del manejo del dinero y del poder que este conlleva, tanto el físico como el virtual. Son legiones de obispos, sumos sacerdotes, acólitos, monaguillos y visionarios con la misión insaciable de acumular riquezas y de convencer a los incautos de las virtudes de la especulación y el ahorro.
Sus templos: bolsas y sedes bancarias que compiten en tamaño y grandeza con catedrales y mezquitas. Sus discursos plagados de miedo al futuro sino te conviertes en inversor o ahorrador. Todo para que el dinero se mueva y alimente el hambre insaciable de sus creadores. Las organizaciones políticas de todos los países han derivado hacía este Dios y toda su lógica está dirigida a conseguir más dinero, más poder, en la pirámide imaginaria que corona un ídolo cubierto de oro. La doctrina capitalista se enseña como catecismo en las escuelas y en la calle. Los niños penitentes acuden a sus huchas, y la satisfacción del peso de las mismas los llena de placer.
Por debajo, y atrapados en sus manos permanecen los otros dioses como marionetas, con sus paraísos para idiotas y sus valhallas. Los centros comerciales iluminados, los restaurantes caros, los vehículos de lujo. ¿Quién quiere andar por un bosque desnudo comiendo maná? Pudiendo esnifar cocaína de primera calidad en el vientre terso de una muchacha. Éste es el verdadero paraíso para las legiones de seguidores que adoran el dinero y cuyos templos de cartón piedra se alzan majestuosos.

¿Pero? ¿Y los herejes? Están. Como siempre estuvieron, perseguidos y con la amenaza de la denuncia y la exclusión. Supervivientes aciagos condenados a portar calderilla en el submundo en el que viven, sin propiedades ni riquezas, intercambian menudencias y reciben gratitud a cambio. La hacienda pública, como el tribunal de la Inquisición los persigue, en busca del cobre renegrido de los céntimos no declarados. Molestan, apestan, aunque son necesarios. Son los únicos que siguen ahí agarrados a la tierra y a los pocos frutos que esta pueda dar para alimentarlos sin estridencias, para no ser oídos y así quizás olvidados crezcan lejos de los dioses, los de carne y los de barro, a salvo de sus mentiras y promesas, y con la placidez que da saber que un día morirán y alimentarán una tierra en la que descansarán hasta el fin de los tiempos.

En esta realidad pasamos nuestros días. Muchos creyendo que son ateos o agnósticos sin pensar que como el que más portan los doblones delatores en los bolsillos.
Dan risa esos pequeños actos de rebelión de muchos que siempre dicen: - Yo no voy nunca a la iglesia. Pero si que van a diario, cada vez que pisan una sucursal bancaria, o hacen uso de las inocentes tarjetitas. Así que...La religión global ya está aquí, desde hace mucho, y tiene visos de quedarse mucho más.


El reverendo Yorick.

acontecimientos

La niña se frota la mejilla dolorida mientras mira a su madre que la recrimina por lo que acaba de hacer. Ella intenta entender lo que le dice, pero más que arrepentimiento por algo que no ve de la misma forma, lo único que puede sentir es odio. La mira fijamente, sujetando las lágrimas a duras penas, con el rostro endurecido. Esa mujer que tiene delante ¿Quién es? piensa la pequeña, se pregunta si es la misma que por las noches la tapa en la cama y le da un beso de buenas noches, con una sonrisa. ¿Por qué le ha pegado? ¿Por qué no es capaz de entender lo que ella hizo? Y los gritos...
Todo es incomprensible, pero le ha servido para descubrir la cara verdadera del monstruo que tiene delante. Ese que a partir de ahora utiliza un nuevo lenguaje. La pequeña puede llegar a entender que si su madre le ha pegado una vez, por algo que ella no logra entender porqué está tan mal, volverá ha hacerlo. A partir de ahora tendrá que tener cuidado, mantener al monstruo contento, evitar sus enfados, sus gritos, y sus golpes. Y a partir de ahora, ella, tendrá que desarrollar una estrategia para vencer al monstruo. Frotándose la mejilla, por dentro, comienza a sonreír, porque sabe que tarde o temprano acabará con él.