EL GRAN SILENCIO

EL GRAN SILENCIO

DAVID TORRES

6 diciembre de 1966. MADRID. España

 

         Es duro ser negro. ¿Has sido negro alguna vez?

         Yo fui negro una vez… cuando era pobre.

         LARRY HOLMES (campeón del mundo de los pesos pesados)

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         Por mi parte, excepto el matrimonio, había tomado todos los atajos. Había bebido hasta embalsamarme el hígado y había probado no la cárcel, pero sí un par de calabozos de comisaría.

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         Tenía el mismo gusto descaradamente hortera que muchos empresarios dueños de equipos de fútbol; de hecho, parecía que venía de asistir a un entrenamiento.

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         Teseo, un príncipe ateniense, harto de toda aquella historia, se embarcaba como esclavo en uno de los cargamentos de comida precocinada, enamoraba a la hija de Minos, Ariadna, y ella le explicaba un pequeño truco para salir con vida del laberinto. Como el común de las mujeres, Ariadna era más lista que la mayoría de los hombres: Teseo era muy fuerte y muy valiente, lo típico, muchos cojones pero poco seso.

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         En cuanto al Olimpo era algo así como el casino del pueblo, el bar donde los dioses, igual que ricachones aburridos, mataban el tiempo contando chistes verdes, haciendo trajecitos, elucubrando fantasías sobre las mozas que pensaban tirarse en un futuro próximo y maquinando enredos tales como el matrimonio de Hefestos y Afrodita, el cual era algo así como dar a Laura por esposa a Raimundo Cerero, con o sin perro.

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…y un trío de valkirias de mediana edad, tostándose boca arriba, con sombreros de paja en la cara, cuyas carnes parecían chisporrotear como lonchas de panceta.

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         Su cuerpo estaba sin acabar, como una vasija abandonada por el alfarero antes de rematar la forma de los pechos y la de las caderas.

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         ¿Los ochenta, la movida? La movida era una cosa de niños ricos que jugaban a ser pobres, de hijos de papá que podían permitirse el lujo de esnifar coca de vez harina en polvo o yeso rallado.

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EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)


 

QUÉ HACE UN NEGRO COMO TÚ EN UN SITIO COMO ESTE

QUÉ HACE UN NEGRO COMO TÚ EN UN SITIO COMO ESTE

MOHA GEREHOU

1992 HUESCA. España

 

         Durante siglos la norma fue defender que los negros somos intelectualmente inferiores a los blancos, y para ello se utilizaron estudios científicos y teorías socialmente aceptadas, divulgados por investigadores. Todos se han demostrado falsos, pero queda una rémora de ultras y científicos que solo creen que la ciencia es objetiva cuando reafirma sus creencias.

 

         Como siempre, hay quien ha visto en el complejo de salvador blanco una oportunidad de negocio. Empresas que se revisten bajo una capa de ONG organizando voluntariados en países empobrecidos… A este fenómeno se le llama “volunturismo”.

 

         En España, la palabra “negro” también carga con ese estigma. Siempre se vio como un término despectivo y no descriptivo, por lo que definir una realidad tan obvia se ha convertido en un juego de malabares que realmente ha creado monstruos… Cuando piensas en una persona de color solo tienes uno en la cabeza, y es el negro. ¿Por qué se asocia se “de color” con ser negro?        

         Si me preguntan si las palabras tienen impacto responderé que sí. La forma en la que hablamos tiene raíces en cómo vemos la sociedad, y ahí recogemos también las dinámicas de lo que somos.

 

         -Ser antirracista es tomar acción en nuestro día a día para desmantelar el racismo…

         -Ser antirracista es exigir y realizar cambios antirracistas ahora, sin excusas y sin demoras, para valorar, proteger y salvar vidas…

         Ser antirracista a veces genera incomodidad y se ve como violento porque se enfrenta al statu quo.

 

         La memoria nos exige no olvidar lo que el racismo nos ha quitado en el pasado y nos quita en el presente: vidas, esperanzas, sueños, momentos, abrazos, besos, conversaciones… Solo así podemos reclamar en el futuro todo lo que nos falta por vivir.

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EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)


 

(MAL) EDUCADAS

(MAL) EDUCADAS

MARÍA FLORENCIA FREIJO

29 junio de 1987. MAR DEL PLATA. Argentina

 

         Las convenciones sociales cambian, pero siguen a su manera e incluso disfrazadas de libertad o emancipación, poniéndonos en los mismos roles tradicionales que arrastramos desde la antigüedad.

         La cantidad de prácticas que hemos naturalizado y que forman parte del arquetipo(y exigencia) de la buena mujer son miles.

 

         Si decimos que las mujeres en el pasado no estuvieron, una vez más las negamos, una vez más las silenciamos. Estuvimos, pero nos borraron.

 

         Porque nuestra educación se ha basado nada más y nada menos que en estar preparadas para complementar a los hombres.

 

         Quien enseña a una mujer a leer y a escribir, sepa que proporciona veneno a una serpiente. MENANDRO

 

         Con la llegada de la Edad Media, la educación pasó a ser propiedad del  clero. Hombres y mujeres pobres quedaron relegadas y relegados de la formación. El poder de la Iglesia era tal que no solo impartía el conocimiento, sino que lo administraba.

 

         Se consolidó una maquinaria cultural para educarnos y transformarnos en la buena esposa/madre/femme fatal. Una máquina que nos arma durante años y que expide a una mujer sonriente, pero por dentro rota: “buena señorita!.

         En 1939 se conformó la organización “Sección femenina de Falange”, que esgrimía: “La única tarea que tienen asignada las mujeres, es la Patria en el Hogar”, “No hay que ser una niña empachada de libros que no sabe hablar de otra cosa, no hay que ser una intelectual…

        

         La gordofobia, además de un miedo personal que puede traducirse en enfermedades alimenticias, es una enfermedad social en donde sobre todo el cuerpo de las mujeres está sometido al escrutinio público…

         A través de una mujer que utiliza su capital estético, el hombre puede pavonearse ante otros hombres sobre quien tiene la mejor “propiedad”.

 

         Las malas fueron las mujeres que se metían en los asuntos de política, que hablaban, que accedían al conocimiento, que discutieron la doctrina eclesiástica, etc. Las buenas responden al disciplinamiento al que nos somete y desarrollan sus obligaciones de la manera más abnegada posible.

 

         Las brujas fueron aquellas mujeres que a través de sus prácticas cuestionaban, o ponían en jaque, consciente o inconscientemente, el adoctrinamiento de la cristiandad.

         La caza de brujas es la guerra contra las mujeres más importante que existió, una guerra concreta, con todos los artilugios de la misma: propaganda, instrumentos de tortura, exclusión, exterminio. El objetivo fue degradarnos, relacionar a la mujer libre con el diablo y destruir el poder que íbamos construyendo después de siglos de dominación…. Las mujeres que dejan lo que deberían ser sus obligaciones, fueron por años juzgadas con los ojos del odio y el hostigamiento.

 

Démonos tregua, fuimos (mal) educadas, pero ahora decidimos dar un giro de timón. Y empezar un nuevo camino.

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EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)


 

El burro Morales

Historias para ser contadas. Oí hace poco hablar del burro Morales, habitante olvidado e incierto de ese páramo histórico español anclado en el siglo XX. El tal Morales, pollino para más señas, era servidor, esclavo, y víctima, del tío Antonio Morales un muerto de hambre miembro de la lista interminable de desgraciados que tuvieron la suerte dudosa de vivir esos años. El hecho de que fuera el flamante poseedor de un burro ya lo colocaba por encima de la media, sus aspiraciones de hidalguía se mostraban en el modo en que trataba a todos, incluido el burro. Imagínense un paisaje lunar de terrones y tierras áridas, donde solo las malas hierbas parecen felices y la lucha de los humanos allí condenados a buscarse el sustento, arrancando frutos resecos a una tierra habitada para penar. Abandonados de todos, arracimados en la desgracia y peleando por parecer más que nadie.

Nuestro Rucio, héroe anónimo de tantas y tantas historias, sufría en silencio, roto por algún rebuzno lastimero, las crueldades de su amo. Año tras año, un maltrato sistemático provocado por las frustraciones humanas, que problablemente se expandían al resto de su familia. El tío Antonio Morales sostenía una incierta moral. Sus miserias y sus insustanciales ambiciones insatisfechas eran sufridas por su prole, su mujer, y su burro. Lo que no predecía el pobre hombre era lo que el destino le tenia deparado, un hecho difícil de analizar desde nuestra encomiable posición, es fácil juzgar, cuando el juzgado es otro, y los tiempos pasados son inimaginables.

Pongamos sensatez humana en los pensamientos del burro Morales. Años y años de tortura, de maltrato, de vida perra que diría su congénere el Moro, cánido muestrario de costillas andantes. Llegada la senectud de nuestro Platero destronado y viendo que los días que él recordaba, eran los mismos que vivía en su ya clara vejez. Colmose su paciencia para con su amo y un buen día en que su divino emperador le gritaba y apaleaba como de costumbre, el pollino tuvo a bien levantar una de sus ancas traseras, y con la misma patalear a su maldecido amo en el centro del pecho, con la fortuna de que su espalda diera a dar contra el brocal del pozo, y que la gravedad hiciera el resto. Podríamos resumir, restando horas de agonía, que el otrora soberbio Antonio Morales, se debatió en febril lucha con la muerte durante horas, en la profundidad del pozo andaluz, cuyo caudal no andaba por menos de los cinco metros de profundidad, huelga decir que el hombre no era muy ducho en las artes natatorias, debido a las circunstancias de su nacimiento muy lejos de una fuente de revitalizante agua, tan necesaria para el desarrollo normal de todos los seres sean humanos o no. De modo que el tío Antonio, descubrió de repente que toda la mierda que había vertido sobre su limitado mundo no tenia razón de ser. Lo que viene a ser una lección imprescindible en este purgatorio y esta vida tan cruel a la que somos enviados. Llegados a este punto de la historia, donde desconocemos el futuro del burro Morales, podríamos imaginar que él mismo termino su existencia arropado por su familia, por haberles librado, desde su ignorancia, de tamaño imbécil como era el tío Antonio Morales. El burro no pasará a los anales de la historia de esa familia, pero desde luego que tendría que ocupar un lugar de honor en el devenir de aquella prole de desgraciados, de donde rescaté la misma contada por uno de sus herederos que sí que aprendió lo que te puede enseñar una anécdota.

el reverendo Yorick

HOGAR


 Andar a ratos

perdido entre adoquines

pensando en otra noche

pegada a la espalda

otro recuerdo

condenado al olvido


la cama

que no llegamos a deshacer

pesa como una losa

lamentaré no encontrar

unas bragas olvidadas


mi hogar

más parecido a la nevera

de un tanatorio

donde solo hay

un solitario cadáver

que grita desde el sepulcro

pensando aun que está vivo


el agua que reclama

mi cuerpo deshidratado

sabe a cañería vieja


se quejan los fantasmas

de los que habitaron

entre estas paredes añejas

donde quizás hubo alguna vez

algo de felicidad


llegará el día en que no abra los ojos

olvidado de todos

el olor pútrido

de mi descomposición

hará que alguien se acuerde de mi

una difusa imagen

del tipo solitario

que compró la casa

pensando en fundar un hogar


PALOBORDE

PARA LEER AL PATO DONALD


PARA LEER AL PATO DONALD (Edit. 1972)

ARIEL DORFMAN – 6 mayo 1942. BUENOS AIRES. Argentina

Y ARMAND MATTELARD – 8 enero 1936. BÉLGICA

 

         Para la burguesía, el Pato Donald es inatacable: lo ha impuesto como modelo de “sano esparcimiento para los niños”. De ahí la trascendencia otorgada a este trabajo. Lo indiscutible se pone en duda: desde el derecho a la propiedad privada de los medios de producción, hasta el derecho a mostrar como pensamiento natural la ideología que justifica el mundo creado alrededor de la propiedad privada…

         No es lo mismo el mundo con el pato Donald que si él. Mattelard y Dorfman lo dicen en una figura cuya lectura confundió a la A. P.: “Mientras su cara risueña deambule por las calles de nuestro país, mientras Donald sea poder y representación colectiva, el imperialismo y la burguesía podrán dormir tranquilos”… Para leer al pato Donald tiende a develar los mecanismos específicos por los que la ideología burguesa se reproduce a través de los personajes de Disney.

         Desde la circunstancia chilena donde surgió, Para leer al pato Donald se define como un instrumento claramente político que denuncia la colonización cultural común a todos los países latinoamericanos. HÉCTOR SCHMUCLER

 

         “Ranitas bebés, algún día serán ustedes ranas grandes que se venderán muy caras en el mercado. Voy a preparar un alimento especial para apresurar su desarrollo”. Pato Donald, en Disneylandia, nº451.

 

         En más de un país se ha averiguado que el Ratón Mickey supera en popularidad al héroe nacional de turno… Y un magazine femenino chileno proponía, el año pasado, que se otorgara a Disney el premio Nobel de la Paz… No debe extrañar por lo tanto, que cualquier insinuación sobre el mundo Disney sea recibida como una afrenta a la moralidad y a la civilización toda.

 

         Todo personaje está a un lado u otro de la línea demarcatoria del poder. Los que están abajo deben ser obedientes, sumisos, disciplinados, y aceptar con respeto y humildad los mandatos superiores.

 

         El único acceso a la existencia (la mujer), la única justificación, es convertirse en objeto sexual, infinitamente solicitada y aplazada. Se la congela en el umbral de la satisfacción y de represión: solo hay aquí un preludio de impotentes. En el momento en que ella cuestionara su rol, sería borrada del vals.

 

         Walt tomó tierras vírgenes en los Estados Unidos y construyó sus palacios de Disneylandia, el reino embrujado. Cuando mira el resto del Globo, trata de encuadrarlo en la misma perspectiva, como si fuera una tierra previamente colonizada, cuyos habitantes fantasmales deben conformarse a las nociones de Disney acerca de su ser…

         Para Disney, los pueblos subdesarrollados son como niños, deben ser tratados como tales, y si no aceptan esta definición de su ser, hay que bajarles los pantalones y darles una buena zurra. ¡Para que aprendan!

 

         En el mundo de Disney, nadie trabaja para producir. Todos compran, todos venden, todos consumen, pero ninguno de estos productos ha costado, al parecer, esfuerzo alguno.

        

         Es imposible la maldad si te conformas. “Conviértete en lo que eres”, dice el viejo aforismo popular (acuñado por la burguesía).

         Como la burguesía concibe su período como el fin y la perfección de la humanidad, como la culminación de la cultura y la civilización, se siente con perfecto derecho a reinterpretar la historia y su propia llegada al poder desde su particular punto de vista.

 

         Lo imaginario infantil recubre todo el cosmos-Disney con baños de inocencia, permitiendo por medio de la entretención que se desarrolle la utopía política de una clase.

 

         Mandamos cobre, nos llegan máquinas para sacar cobre, y claro, Coca-Cola. Detrás de la Coca-Cola está toda una estructura de aspiraciones y pautas de comportamiento; por lo tanto de un tipo de sociedad presente y futura…

         Leer Disneylandia es tragar y digerir su condición de explotado…

         Mientras su cara risueña deambule inocentemente por las calles de nuestro país, mientras Donald sea poder y representación colectiva, el imperialismo y la burguesía podrán dormir tranquilos.

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EL BOBO DE KORIA (RECOLPILADOR)


 

EXPECTADORES DE NUESTRAS GUERRAS

ESPECTADORES DE NUESTRAS GUERRAS

Pues aquí seguimos, con nuestros maletines B, los Pegasus cabalgando sobre nuestras praderas más íntimas, nuestros comisionistas sevillanos y nuestros mamandurriales ultraderechistas, mientras quizá se está montando la tercera y última guerra mundial.

Como ya soy viejo y no acredito descendencia, no deja de hacerme gracia ver cómo vamos normalizando que existan las guerras. Se aprecia mucho en las tertulias televisivas. Antes los viejos nos íbamos a ver las obras, ahora vemos guerras en las tertulias televisivas. Es menos empático pero más cómodo.

Cuando la invasión de Irak, medio mundo invasor se echó a la calle un ratito para protestar contra la beligerancia falaz del trío de las Azores. Pero ya digo que fue solo un ratito. Después todos, jóvenes y viejos, nos conformamos con mirar las obras, o sea, las tertulias televisivas. Muy indignados, eso sí. Pero solo como espectadores.

Se habla mucho del metaverso, de la realidad paralela en la que pronto podremos estar inmersos, pero a mí me parece que el metaverso ya está aquí desde hace un buen cacho.

Uno no entiende que la sociedad, la calle de la civilizada, dulce, vieja e inútil Europa, no se haya echado al monte para detener esta guerra estúpida. Nos conformamos con verla por la televisión y decirle al loro que nos ama que es una vergüenza, y que pobres niños, y que a lo mejor acomodamos el trastero y nos traemos un refugiado. Pero bueno, tanto no, que nunca se sabe.

Las redes sociales son un buen autoengaño para el espectador activista. Nos hacen creer que hacemos algo. Que escribiendo muchos tuits cambiaremos el mundo. Es como mirar la obra dando consejos al fontanero que no te hace caso.

La guerra vista como espectáculo conforta mucho. Tanto a los que están a favor como a los que están en contra. Una guerra lejana siempre te permite presumir de lo que tú harías ante tus ligues, cuñados o amistades, apareciendo, claro, como un plausible héroe. Pero luego viene la guerra y te cuenta la verdad. Y la guerra ya está aquí. Aunque no nos demos cuenta. Como ya hicimos como pueblo en los 90, cuando la guerra de la innombrable Yugoslavia. Como pueblo, no hicimos nada.

Lo que quiero decir con todo este rollo es que el exceso de información/espectáculo no nos sobreinforma, nos insensibiliza. Observamos nuestra cercana muerte televisada como si fuera una ficción en la que Bruce Willis, al final, va a salvar al mundo. Y el pobre Bruce Willis sufre afasia. Como nosotros. No hay peor afasia que la del que solo sabe hablar. En mi tierra se les llama falabarato. Europa es un falabarato. Y os juro que me apena.

Yo sé que lo de acabar con las guerras puede parecer tarea bastante complicada, pero es incomprensible que sociedades tan cultas y avanzadas como las nuestras permitan que nuestros gobernantes nos sigan metiendo en guerras. A Ucrania, por ejemplo, el muy progresista gobierno español ha enviado menos ideas de paz que armas. Para agradar al espectador.

Artículo de ANÍBAL MALVAR en PÚBLICO.ES – 5-05-2022

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