Espero no llegar tarde.
Reconozco que tendría que haber venido antes, pero el temor de tan
terrible imagen me hizo posponerlo mucho tiempo: don Alonso agoniza,
y como he dicho la pena y el temor de verlo en esa situación me
embarga.
Subo los desgastados
peldaños de la escalera de su casa, y aun no sé como enfrentarme a
este momento. Aceptar la muerte siempre fue algo natural para mí,
pero él, si muere él..., su muerte no significará un fin físico,
sino el olvido de todo lo que representa. don Alonso, nacido hace
cinco siglos en el pensamiento rebelde de un buen hombre. don Alonso,
inscrito en los registros de todos los caminos, interponiéndose
desde entonces a todas las vilezas, a todas las felonías, y a todas
las infamias. Espíritu libre y contestatario a toda opresión,
caminante infatigable, sin más equipaje que su enorme corazón, su
arrojo, y su humano y a veces erróneo pensamiento.
Ahora te dejan morir don
Alonso, los mismos que rogaban para que tu sombra paseara cerca de
ellos en sus desdichas, te dejan morir, te abandonan y te condenan. Y
yo, no se que hacer, porque prolongo tu agonía, y te imagino
escudriñando el horizonte por la ventana, mientras reposas en tu
lecho, alzado por almohadones. Tú, superviviente de guerras,
batallas y disputas de todo tipo, caes en el olvido al que te somete
el progreso, el bienestar. Asesinado por los que claudicaron si
dignidad, canjeada por un futuro a largo plazo.
Yo fui tu testigo don
Alonso, tu cronista y tu interlocutor más torpe, pero no te he
abandonado, a pesar de no haber venido antes, quizás alimentando la
esperanza de que alguien te reclamara a su lado, y te insuflara la
energía suficiente para que pasearas tu rostro afilado y enjuto ante
una nueva injusticia. Pero no ha ocurrido así, don Alonso, y yo
estoy dispuesto a darte mi último y torpe comentario. Yo que sujeto
de un hilo tu agonía, te soltaré don Alonso, pero te juro asimismo,
que no marcharás solo, mientras el fin se nos presente como una
puerta hacía otro lugar donde continuar nuestro eterno deambular.
Don Alonso Quijano,
Caballero de la Triste Figura:
Panza muere con
vos.