INSTRUMENTAL
JAMES RHODES
6
marzo de 1975. LONDRES. Inglaterra
Han pasado casi seis
años desde que me dieron el alta en una institución psiquiatrita.
Salí
de mi último hospital mental en 2007, hasta las trancas de medicamentos, sin
carrera profesional, sin manager, sin discos, sin conciertos, sin dinero y sin
dignidad.
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Me
utilizaron, me follaron, me destrozaron, me manipularon y me violaron desde los
seis años. Una y otra vez durante años y años.
Y
así fue como pasó.
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Abusos.
Menuda palabra. Violación es mejor. Abusar es trataer mal a alguien. Que un
hombre de cuarenta años le meta la polla por el culo y a la fuerza a un niño de
seis años no se puede considerar abuso. Es una violación con ensañamiento, que
provoca múltiples operaciones, cicatrices (internas y externas), tics,
trastorno obsesivo-compulsivo, depresión, ideación suicida, enérgicos episodios
de autolesiones, alcoholismo, drogadicción…
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Hasta
Nina Simone reconoció que fue Bach quien le hizo dedicar su vida a la música. A
solucionar su adicción a la heroína y el alcohol no la ayudó mucho, pero qué se
le va a hacer.
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Y
cómo lograr memorizar casi cien mil notas individuales de forma que cuando los
móviles se apaguen y los rezagados entren haciendo ruido, si te equivocas al
usar un dedo y mandas así a tomare por culo toda la memoria muscular, puedas
seguir sintiéndote completamente seguro.
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Me
fijo en mi vida en la actualidad y me doy cuenta de que nos han cambiado
demasiadas cosas: ahora fumo Marlboro, pero el tabaco y el piano son los
elementos centrales de mi vida. Las únicas cosas que jamás me decepcionarán ni
pueden hacerlo.
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“Ser únicamente quien eres, en un mundo
que hace todo lo posible continuamente, por convertirte en todos los demás,
implica luchar la batalla más difícil que puede librar cualquier ser humano, y
no dejar nunca de hacerlo”. E. E. CUMMINGS
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Y,
jode, qué bien estuvo lo de lanzarme sin freno al consumo de drogas. Me refiero
a que fue algo inconcebiblemente estupendo de la forma más sádica y
autodestructiva que cabe imaginarse.
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Lo
mejor de querer suicidarte es la energía que sientes después de decidirlo: como
si te hubieran dado alas después de haber avanzado penosamente por arenas
movedizas durante varios años.
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EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)