Breve reflexión en voz alta

No me gusta la violencia "gratuita", y tampoco me gustan los "ricos", personajillos que por su status familiar o por su "olfato para los negocios y espíritu emprendedor" (ahora sutilmente lo llaman así) amasan fortunas a costa de las miserias, explotación y empobrecimiento de la gente de a pie (la "chusma" o "plebe" empleando su jerga).
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Pero así como no me gusta la violencia, tampoco me gusta y mucho menos acepto la resignación , la servidumbre voluntaria, la sumisión del resto de ciudadanos, y todavía me sigue sorprendiendo, me sonroja y produce estupor, asombro, incredulidad, pero sobre todo rabia, indignación y vergüenza ajena el ver como los que las pasamos putas para llegar a fin de mes, los que nunca vimos un billete de 500 euros, los que estamos hipotecados hasta la médula con grandes grupos bancarios, los que resignados tendremos que variar nuestros hábitos alimenticios fruto del encarecimiento exponencial que experimentan mes a mes los productos habituales en muestra cesta de la compra, nos lamentamos y solidarizamos con la desgracia que tuvo que soportar un tal señor Moreno al que unos individuos asaltaron en su chalet (aunque mas bien parecía un castillo).

Los grandes medios de comunicación repetían una y otra vez la noticia con gran alarmismo, primero dando imágenes de este señor en una de las habitaciones (mucho mas grande que toda mi casa) de su mansión, ocupada únicamente por una gran mesa de billar con un inmenso ventanal hacia unos jardines que no tenían fin, mientras comentaban de forma cruda y desgarrada los "trágicos" hechos. Al cabo de unos días se mostraban las fotos de este "maltratado por la vida" con los signos de la "brutal?" paliza recibida, y al día siguiente de salir del hospital, entrevista en televisión donde relataba los hechos con cierto aire jocoso: que si solo pudieron acceder a la menor de sus tres cajas de seguridad (manda cojones!!!) y llevarse un buen botín, de como pensó que se trataba de una broma (me gustaría saber si es así como se divierten estos desgraciados, jugando a ser pobres robando a los ricos), etc, etc.


Reconozco que no presté mucha atención a la noticia, pues a mi las gracias y desgracias de estos personajes me la traen al pairo, además, la televisión me aburre y en dos minutos me miro cuatro periódicos, suficiente para ver de refilón las noticias y quedarme con los temas, prescindiendo del enfoque que le dan los grupos editoriales al servicio y bajo nómina de grandes lobbys económicos.


Escribo esto en un día como hoy, 31 de diciembre, por que suelo hacerme propósitos de cara al año que empieza, y como el de dejar de fumar está ya muy trillado y nunca consigo sacarlo adelante, este año voy a cambiar mis propósitos por un deseo, que espero que se cumpla:

¡Que los ricos se suiciden en masa!

KOMETE A LOS RIKOS, KE ESTAN MUY RIKOS!!!


Alex

el indigente

Salió como todos los viernes con la intención de emborracharse. Con la esperanza puesta, en que al día siguiente todo hubiera cambiado, su vida fuera diferente o simplemente fuera la última noche.
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A esta hora, en la que tomaba su novena cerveza con güisqui, sus amigos, estarían en casa, con sus mujeres y niños. Ninguno salía ya los viernes por la noche. Así, que siempre iba solo. A veces, algunos conocidos de los bares se acercaban a tomar algo con él, chavales jóvenes, de veintipocos años. El, les contaba como era Madrid hace veinte años, cuando vino a Malasaña por primera vez, cuando la calle Fuencarral, ahora escaparate de la modernidad, era una frontera entre la Gran Vía y la glorieta de Bilbao, una tierra de nadie poblada por yonquis, putas, navajeros y desgraciados, y por donde ninguna persona decente se atrevía a cruzar de madrugada. Les hablaba de los bares, las pandillas, y de que no eras nadie sin una chupa de cuero. Les contaba de Chueca, ese barrio tolerante que muchos llaman el “San Francisco” de Madrid, y donde antes podías pillar cualquier tipo de drogas.
Los chavales, lo miraban a veces como si hubiera llegado de otro planeta. No se quedaban mucho tiempo, siempre se despedían con excusas. Al hombre no le importaba, siempre ocurría lo mismo. Se quedaba solo mirando el vaso y fumando un cigarrillo.

Le gustaba el bar en el que se encontraba, el camarero no era muy amable, y el tipo de la puerta tampoco, pero eso daba lo mismo. A su lado, tres parejas hablaban y se reían, una de las chicas lo miró con cierto desprecio, él, le devolvió la mirada con lascivia y luego volvió a su bebida.
Pero a los pocos minutos ocurrió algo inesperado que cambiaría el curso de la noche. El hombre arrojó el cigarrillo al suelo, con tan mala suerte que prendió en la montaña de cáscaras de cacahuetes y pipas que había bajo las banquetas. Una llama estirada creció sin que nadie se percatara alcanzando la falda de la mujer que estaba a su lado. Dos minutos después, alguien se dio cuenta del incidente, y todo el mundo se puso a gritar y a golpear la falda que ardía alegremente, cayeron banquetas, mientras otros pisoteaban los cacahuetes y el camarero ponía fin al episodio estrenando el extintor.
El hombre seguía en su banqueta mirando divertido la situación, mecido por el alcohol le dio por reír, y enseguida todos los del bar le increpaban y le querían pegar. El portero y el camarero, entre empujones, insultos y algunos golpes, lo arrastraron hasta el almacén, donde había una puerta trasera por la que lo arrojaron a la calle como si fuera una bolsa de basura.

Pasado un rato, el hombre recuperó la conciencia, se había golpeado la cabeza al caer, y algo pegajoso, que parecía sangre le pringaba el pelo. Estaba en un callejón, junto a los contenedores de basura y unos bultos apilados en la pared cercana. Hacía frío, y tenía nauseas, por el alcohol y la paliza. Decidió quedarse un rato allí, hasta que se encontrara mejor, estiró la mano en la oscuridad, con la intención de acomodarse mejor, cuando una mano agarró la suya. El hombre dio un respingo, pero una voz susurrada lo tranquilizó: -Ven- le dijo. Era una voz de mujer que salía del interior de una gran caja. El hombre se arrimó arrastrándose y ella le dejó sitio en el apretado refugio. La mujer lo abrazó y le acarició la cara, el hombre tranquilizado y entregado le devolvió el abrazo.
Sin una palabra se besaron, las manos de ella buscaron los botones del pantalón de él. Su miembro, salió al aire con una fuerte erección, mientras ella se removía para zafarse de las capas de ropa que pobremente la blindaban del frío, el hombre estiró la mano y tocó una mata de pelo encrespado que cubría la entrepierna de la mujer, esto lo excitó aun más.
Ella, se subió sobre él y empezó a gemir junto a su oreja, un mechón de pelo lacio caía sobre la cara del hombre que se dejaba llevar como si fuera su última noche.
Le parecía que el tiempo se parara, oía coches pasar por la calle de al lado, y por un roto del cartón alcanzaba a ver un trozo de cielo entre los edificios, donde se vislumbraba una estrella ¿Sería la suya? Se preguntaba. Los gemidos de la mujer se aceleraron y él notó que se acercaba al climax, esto le dio tranquilidad y le permitió disfrutar de su orgasmo, ya que siempre tuvo problemas para no eyacular antes de tiempo.
Por primera vez en su vida, metido en una caja de cartón, y al lado de la basura, creyó saber lo que era el amor, y durmió en paz, al lado de un hada a la que ni siquiera había visto la cara.
Durmió tan profundamente que las escasas horas que faltaban para que amaneciera le parecieron toda su vida.
Un fuerte estruendo y un ruido infernal, lo despertaron de golpe, estaba solo en la caja, y sentía como lo alzaban en el aire. Comenzó a gritar y manotear dentro de la caja y al instante se sintió caer al suelo, mientras fuera oyó una voz que decía:
-¡Ostia Paco, que aquí hay un tio!- Salió de la caja arrastrándose , y dos basureros lo miraban atónitos -¿Se encuentra bien?- dijó uno. El hombre asintió y se dirigió a la salida del callejón, aturdido, abrochándose los pantalones, con la boca pastosa y el pelo revuelto y apelmazado por la sangre seca salió a la Gran Vía. Ignorado por una vorágine humana que lo miraba con desprecio buscó la boca del Metro. Pensaba en la noche anterior, dudaba si no habría soñado todo, en un acto reflejo y vil, echó mano de su cartera. Estaba todo. Su reloj también. Se despreció por ser tan ruin. Bajó la escalera del metro como una aparición, rememorando la extraña experiencia que había tenido, miró a su alrededor y entonces se percató. Se arrimó temblando a la pared. Una lagrima le corrió por la mejilla cuando comprendió que le faltaba algo, que la desconocida de la caja le había robado la mitad buena de su corazón.


El reverendo Yorick.

-Sacralizar a los muertos-

Es una estrategia esta, que viene de antiguo, convertir al caído en héroe, para arrojarlo a la cara del enemigo, o simplemente para conseguir consensuar opiniones que permitan a los gobiernos llevar sus planes a cabo. Lo contaba Sánchez Ferlosio en su libro: “Mientras los dioses no cambien, nada cambiará” La explosión del Columbia, el trasbordador espacial al instante de despegar y apenas coger altura, se convirtió en tragedia nacional, los astronautas, volatilizados al segundo, se convirtieron en la punta de lanza de la administración americana, que con una hábil maniobra sentimentaloide convirtió un sonoro fracaso , en un aliciente en pos de la investigación espacial, que en aquellos tiempos de la llamada “Guerra de las galaxias” se convirtió en un apoyo unánime de la población a los presupuestos dedicados a la investigación de tecnología militar espacial.
Y todo, por pasear constantemente por todas las televisiones, periódicos, etc, las fotografias de hombres y mujeres sonrientes criados con cereal de Kentucky, que dieron su vida por el país. Héroes. Mientras, el mundo contemplaba atónito los coletazos de la guerra fría y las maniobras de los dos bloques más importantes de poder.
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Los acontecimientos de los últimos días en nuestro país, me han hecho recordar la maniobra de sacralizar a los muertos. El asesinato de los guardias civiles, el circo de su enterramiento, las manifestaciones, los minutos de silencio, el cambio de estrategia del PP en cuanto a política antiterrorista, el día de la constitución… ¿no les parece oler cierto tufillo electoralista?
Héroes ¿son héroes los caídos?
Yo no lo creo, más bien pienso, que son personas que ante la falta de trabajo, y lo negro de su futuro, muerden el anzuelo del sueldo fijo, sacrifican su vida, sus familias, sus amigos, su historia, su pensamiento, para convertirse en el brazo ejecutor de las órdenes que reciben ¿Cuántos son conscientes de este hecho? Algunas personas conocí, cuyos padres temblaban al escuchar el nombre de la benemérita, y sus hijos acabaron engrosando sus filas.
Se llora estos días el asesinato de dos agentes de veintipocos años, políticos de todas las calañas se arriman, la monarquía se arrima, comunicados, lágrimas de cocodrilo, que diría mi madre, por doquier, gritos exaltados: ¡viva la guardia civil! Miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad el estado, eso, del estado, domesticados y entrenados para obedecer. Por cierto, hace días un muchacho murió asesinado, precisamente por un miembro de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, asesinado de una forma vil, mientras protestaba en una concentración de fascistas autorizados. Su muerte, así como la protesta antifascista fueron desprestigiadas y minimizadas, por esos que ahora arropan a los suyos, para utilizarlos en beneficio de sus intereses electoralistas.
Héroes y villanos, siempre habrá un dedo acusador que nos coloque en alguna posición extrema, obviando, que en el fondo, todos somos víctimas.


Yorick.

Verstrynge

Estiven vendo o outro día un debate sobre o mediático tema da ultra-esquerda e a ultra-dereita en antena3 onde moi políticamente correctos rexeitaban aos elementos de ultra-dereita que apareceran días atrás noutra cadea privada (neste caso telecinco)
Todo isto vén a conto, claro está, do brutal asasinato do xoven antifascista no metro en Madrid.
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Mais non quero falar aquí de todas esas manidas interpretacións “correctas” dos contertulios onde o elemento digamos máis radical era un representante do sindicato de estudantes, que todo hai que decilo atrevéuse a denunciar á policía diante dun idem no desencadeamento e precipitación de alborotos e alunizaxes nas manifestacións destes días de corte ou cacho “ultra-izquierdista”. Senón que o que quero é falar e contestar a un tipiño chamado Jorge Verstrynge (a min sóame este nome) que resulta ser un elemento progre destos dados de volta que publicou xunto con outra tipiña (é que non acordo do nome) un informe-artigo ou como se lle quera chamar na revista republicana e en moitos casos para de contar, El Viejo Topo. Revista que este menda non paraba de erguer no programa televisivo como se dun Paco Umbral se tratara (eu viñen aquí a presentar meu artigo!!!!)
Este superprogre, destes que se pincelan de liberté igualité e fraternity tiña no programa e sei tamén que no seu artigo un discurso brutalmente racista, xenófobo e nada nada internacionalista nin marxista nin sequera post-marxista. Este Jorge pertence á estirpe dunha xente moi perigosa que se revisten de esquerdosos en pro do benestar social, das pensións, e as clases traballadoras mais das ESPAÑOLAS. É dicir son xente marcadamente NACIONALISTA, claro dun nacionalismo que non é etarra iso sí. Pero que coincide en todo o tema emigración/inmigración coas teses de Le Pen ou de Democracia Nacional. Negará e renegará todas estas acusacións mais o seu discurso neste sentido non difire en nada da ultra-dereita e ademáis foi a un programa de televisión a raíz dun asasinato por mor dunha manifestación xenófoba e racista con ese discurso perigosísimo e fascista para demostrar que os males sociais todos existen como consecuencia da inmigración. OLE TUS HUEVOS CHAVAL!!
Para el o malo non é que o capital teña ganancias billonarias non, non teñen culpa corporacións e multinacionais, plusvalías, herdanzas, bancos e industrias varias co seu afán esquilmador e devastador non, non teñen culpa todos os “nacionais” forrados e explotadores que non reverten os seus beneficios patrios non, nin toda esa farándula do corazón (español) que non se adican a nada mais lle sae o diñeiro polas orellas non, nin os políticos mentirosos e corruptos non, nin á especulación non. Non, para el a culpa toda a teñen os negros, moros e sudakas que nos veñen a invadir e a quedarse cos nosos médicos de cabeceira, coas nosas pagas en negro e co noso malvivir no puto traballo que temos que desmpeñar. Incluso veñen a quedarse co noso desemprego, cos nosos cárceres, e coa nosa marxinalidade patria. Onde quedarán os vaquillas e toretes? Agora só temos mohameds e latin kings. Que vergoña.
Este estupendo intelectual de esquerdas non se lle ocurriría pensar algunha vez que se toda esa baska vén por aquí a nosa supereuropa sen fronteiras é porque levan sendo esquilmados, contaminados, empobrecidos, enfermados e podería seguir así ata o infinito, para que a nosa civilización de la patrie chegara a ser a sociedade do espectáculo que é. Que pretende, que se temos tartas de fresa ou de chocolate non a compartamos? De onde sairon as fresas, de onde saiu o chocolate. Nós só pusimos a nata montada no jeto que tes colego. Ensínalle unha golosina a un neno e dille que non que non é para el. Que ten que cotizar…
Tu te jodes (seguro que dos que menos), el se jode e eu, eu tamén me jodo. Están aquí para quedar… e os que virán. E os culpables están moi moi para arriba que é onde tiñas que por o ollo (polo menos) das túas ideas progres e esquerdistas. (ja)

Ermitaño da médula