OLIVERIO
GIRONDO
17 agosto de 1891. BUENOS AIRES. Argentina
24 enero de 1967. BUENOS AIRES. Argentina
Lo
cotidiano ¿no es una manifestación admirable y modesta de lo absurdo? Y cortar
las amarras lógicas, ¿no implica la única y verdadera posibilidad de aventura?
¿Por qué no ser pueriles, ya que sentimos el cansancio de repetir los gestos de
los que hace 70 siglos están bajo la tierra?
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A
veces se piensa, al dar vuelta la llave dela electricidad, en el espanto que
sentirán las sombras, y quisiéramos avisarles para que tuvieran tiempo de
acurrucarse en los rincones.
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En
la terraza de un café hay una familia gris. Pasan unos senos bizcos buscando
una sonrisa sobre las mesas.
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Las
chicas de Flores, se pasean tomadas de los brazos, para transmitirse sus
estremecimientos, y si alguien las mira en las pupilas, aprietan las piernas,
de miedo de que el sexo se les caiga en la vereda.
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Y
mientras, frente al altar mayor, a las mujeres se les licua el sexo
contemplando un crucifijo que sangre por sus sesenta y seis costillas, el cura
mastica una plegaria como un pedazo de “chewing gum”.
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VERONA
¡Se
celebra el adulterio de María con la Paloma Sacra!
Una
lluvia pulverizada lustra “La Plaza de las Verduras”, se hincha en globitos que
navegan por la vereda y de repente estallan sin motivo.
Entre
los dedos de las arcadas, una multitud espesa amasa su desilusión; mientras, la
banda gruñe un tiempo de vals, para que los estandartes den cuatro vueltas y se
paren.
La
Virgen, sentada en una fuente, como sobre un “bidé”, derrama un agua enrojecida
por las bombitas de luz eléctrica que le han puesto en los pies…
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Frente
a todos los espejos de la ciudad, las mujeres ensayan su mirada “Smith Wesson”;
pues, como las vírgenes, solo salen de casa esta semana, y si no cazan nada,
seguirán siéndolo…
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Seguido
de cuatrocientas prostitutas arrepentidas del pecado menos original, el Cristo
del Gran Poder camina sobre un oleaje de cabezas, que lo alza hasta el nivel de
los balcones, en cuyos barrotes las mujeres aferran las ganas de tirarse a
lamerle los pies.
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Azorín
ve la vida en diminutivo y la expresa repitiendo lo diminutivo, hasta darnos la
sensación de la eternidad.
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Los
críticos olvidan, con demasiada frecuencia, que una cosa es cacarear, otra,
poner el huevo.
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Ningún
Stradivarius comparable en forma, ni en resonancia, a las caderas de ciertas
colegialas.
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No
se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como
pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia
igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisiaco o con un
aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que
sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! –y en
esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan
volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
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…
es tal el cúmulo de coincidencias, de circunstancias que se requieren-por
ejemplo- para que dos moscas aterricen y se reproduzcan sobre una calva, que se
necesita una impermeabilidad de cocodrilo para no sufrir, al comprobarlo, un
verdadero síncope de admiración.
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NIHILISMO
Nada
de nada;
es
todo.
Así
te quiero, nada.
¡Del
todo!...
Para
nada.
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ARIDANDANTEMENTE
SIGO
solo
me
sigo
y
en otro absorto otro beodo todo baldío
por
neuroyertos rumbos horas opio desfondes
me
persigo
junto
a tan tantas otras bellas
concas
corolas erolocas
entre
fugaces muertes sin memoria
y
a tantos otros grasos ceros
costrudos
que me opan
mientras
sigo y me sigo
y
me recontrasigo
de
un extremo a otro estero
aridandantemente
sin
estar ya conmigo ni ser otro
otro
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EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)