EL CAGANER


¡Qué tiempos! Los recortes llegan a la Iglesia. No, no los del presupuesto millonario que nuestro Estado les regala tan graciosamente todos los años y pagamos, desgraciadamente, todos los españoles.
Como no les alcanzaba para el mantenimiento del Limbo, lo desmontaron de un plumazo. A sus funcionarios los recolocaron en el Cielo y Purgatorio. De paso, cara a la clientela, cada día más mermada,  daban la sensación de apertura y renovación.
Por si esto fuese poco, el Comercial del Vaticano borra del belén a la mula y el buey y convierte a los Reyes Magos de Oriente en magos andaluces ¡Olé!
Lo que no cuenta el Vaticano son los verdaderos motivos que le han llevado a tomar estas decisiones. La primera es que en el belén no podían coexistir dos cornudos: el buey y san José. Como tampoco dos mulas: el animal híbrido y obcecado y la Virgen que, terca como el animal cuadrúpedo y a pesar de la palmaria evidencia del Niño, seguía manteniendo que era virgen.
La guinda la pone S. S. cuando asegura que los Reyes Magos no eran de Oriente sino de Andalucía y que en vez de oro, incienso y mirra, al Niño le llevaron un jamón de Jabugo, una guitarra y una botella de moriles. Son pequeños cambios para mantener la clientela, aunque sigue -la Iglesia- de espaldas a una realidad que la va desplazando día a día y relegándola al mundo del que viene: la mitología.
¿Estos pequeños pasos la llevarán un día a reconocer que el tinglado que tienen montado es todo una enorme falsa que ya ha durado demasiado tiempo?
Aunque este decisivo paso no lo den nunca, existe en nuestros belenes un personaje que representa el escepticismo y el descreimiento de una forma muy directa, gráfica y patente: EL CAGANER, la figura que con su acto, muy humano, se caga en toda la representación. Amén.

EL BOBO DE KORIA

el fin del mundo


Retrocedamos algunos milenios, por entonces, normalmente, cuando llegaba una fecha redonda se solía vaticinar el fin del mundo. Lógicamente, la peña se cagaba de miedo, y los inventores de religiones y sectas varias, solían hacer caja. los fenómenos meteorológicos, atmosféricos, o los ocurridos más allá de nuestras fronteras planetarias, también se convertían en importantes aliados para los que por entonces manejaban el monopolio del miedo colectivo.

Hoy día, la cosa ha cambiado bastante, se siguen vaticinando finales para el mundo, o llegamos a fechas ya fijadas hace siglos o milenios para tan señalado momento, lo que pasa, es que quitando a los cuatro santurrones de cada lugar, todo el mundo se lo toma a cachondeo.
Estos días, nos acercamos  a otra de esas fechas fatídicas: el 21 de diciembre. Anunciada por los Mayas hace una barbaridad de años. Y aquí estamos, tan tranquilos. Ya nadie se rasga las vestiduras, se arranca los cabellos, o hace sangrantes penitencias, para llegar ante su dios en posición ventajosa. Lo normal es que se monten campañas publicitarias, se repongan películas apocalípticas en la tele, o se organicen fiestas para los supervivientes, en caso de fallar la profecía.
A veces pienso, que es una lástima que no fuera cierta alguna de estas profecías, la cara que se la iba a quedar a más de uno, yo pagaría por verla. Porque está claro, que esto tendrá que acabarse alguna vez, aunque sinceramente dudo mucho de las capacidades adivinatorias de mis vecinos terrestres.
Desde luego, no me negarán que sería un momento para vivirlo, ocurriera como ocurriera, nuestra alma, bien en el paraíso, o bien en el infierno que le tocara, fardaría bastante diciendo: "Yo estuve allí" Sin duda sería la envidia del lugar.

De todas las veces que he oído en mi vida la llegada del fin del mundo, la que recuerdo con más cariño, aunque no se anunciara exactamente como fin del mundo, fue la caída a la Tierra del Skylab, un satélite abandonado que entraría en la atmósfera terrestre, provocando con su caída una catástrofe.
Verán, mi padre compraba "El Caso" y recuerdo aquel número como si hubiera salido ayer. Un dibujo en su portada representaba a unos pobres humanos corriendo, mientras en el cielo enormes trozos metálicos se precipitaban sobre las ciudades. Al final, claro, todo quedo en nada, pero recuerdo lo bien que lo pasamos el día señalado. Mi hermano y yo, teníamos a toda la chiquillería de la calle acojonada mirando hacía el cielo toda la mañana. De vez en cuando gritábamos: ¡Allí! ¡Allí! Señalando hacía arriba y saliendo pitando calle abajo. Los más pequeños acababan llorando cada vez, asustados de presenciar el fin del mundo, que una vez más quedo en decepción, pues los pedazos del Skylab se desintegraron, o como siempre cayeron una parte en el mar, y otra, la más grande, en los bolsillos de los dueños de aquellos tremebundos periódicos.

el reverendo Yorick.

superhéroes de barrio V

Nuevamente tenemos que reabrir esta sección, acuciados por un hecho insólito, increíble, y por supuesto descacharrante.

Como sabemos poco de los misteriosos protagonistas de esta historia, tenemos que echar mano de nuevo de la imaginación para convertir una triste y pequeña noticia en un periódico local, en un relato veraz, donde como siempre, intentamos introducirnos en la mente de los autores, con el fin, siempre científico, de ahondar un poco más en ese pozo de necedad, que son las mentes humanas.

Colóquense en situación: Una sobremesa cualquiera, en un hogar corriente de nuestro pintoresco país. Allí, mientras la señora de la casa, recoge la mesa y se afana en conseguir el blanco impoluto en sus platos. En el salón, su marido ronca sin piedad ante la televisión, a su lado su hijo mayor observa el documental de la 2. Su interés, ciertamente, no es faunístico, sino más bien comercial. En el documental, el protagonista, es el gran rinoceronte blanco, y el asunto que ha despertado el interés del muchacho, son las reiteradas insistencias del narrador, ante los ataques que sufren estos animales, para ser despojados de su cuerno, que una vez molido y vendido en el mercado negro, alcanza precios desorbitados, debido a sus supuestas propiedades afrodisíacas.
¿Y qué interés puede tener cualquier hijo de vecino en los réditos producidos por un cuerno de rinoceronte, si este es vecino de Cuenca o de Badajoz?
Pues, como todo el mundo sabe, por estas tierras ibéricas no hay mucha abundancia del buenazo del rinoceronte. Pero esto, no quiere decir que no los halla, en reservas, museos, y zoológicos de todo tipo. Y así, volvemos a nuestro muchachote, que sigue absorto en las explicaciones del narrador, sobre la vida y desgracia del gigantesco unicornio. En la cabeza del chaval, mientras tanto, se va fraguando un plan, y una maquiavélica sonrisa se va dibujando en su rostro plagado de granos. El dato que le provoca la sonrisa, y que el lector todavía desconoce, es nada menos, que en el pueblo del muchacho, existe un museo de ciencias naturales, donde reina por derecho un rinoceronte disecado. Así, que ya se pueden imaginar por dónde van los pensamientos del joven.
Efectivamente, lo han adivinado, la intención del chaval no es otra que reclutar algunos compinches entre sus más allegados amigos, y entre todos colarse en el pequeño museo para arrebatarle el flamante cuerno al rinoceronte disecado, molerlo después, y venderlo por internet, ganar unos cuantos “miles de dólares” y luego, pegarse la gran vida.
Su plan, huelga decir, que causa furor entre los amiguetes, que entusiasmados se ponen a las órdenes de su espabilado amigo, convencidos todos de llevar a cabo un crimen perfecto.
Y así fue, su plan, una vez realizado, funcionó a la perfección. Los muchachos se colaron en el museo, y lograron su objetivo, sin dejar ni una sola pista. El rinoceronte fue despojado de su cuerno, y así luce desde entonces. De los autores no se sabe nada, bueno sí, de lo que estamos seguros es de que la segunda parte de su plan no se pudo llevar a cabo. Es decir: ni habrían podido machacar el cuerno, ni mucho menos venderlo por internet. Y ustedes podrían preguntarse: ¿Cómo es posible esto, acaso el proceso de disecado perjudicó las propiedades del cuerno?
La verdad, es que es más sencillo que todo eso, verán, el supuesto rinoceronte disecado, resultó ser una réplica de gomaespuma, o algo parecido.

No les voy a describir la escena, de cuando los autores del crimen perfecto se dieran cuenta de la verdad. Pero lo que si creo, es que fueran quienes fueran, deben de estar rezando todos los días para que nadie les pueda seguir la pista y nunca se descubran sus identidades. Y así librarse, de hacer uno de los ridículos más espantosos de la historia del crimen.



el reverendo Yorick.

Subsidio por favor!!!

¿Quién es el último? -dije al llegar a la cola- El tipo que me precedía me miro y despectivamente hizo un gesto con la cabeza. Luego se giró ignorándome y se imbuyó en sus pensamientos. La cola daba la vuelta a la manzana. Como sabía que tenía para rato, intente de nuevo entablar conversación con mis sufridos y fortuitos compañeros de penurias: -Aquí tenemos para rato ¿Lleva usted mucho tiempo? El tipo se giro con cara de molesto y me dijo hoscamente que cinco minutos más que yo. Ya lo sabía. La señora de delante de él, que si parecía tener ganas de hablar, me dijo que su prima llevaba haciendo cola desde las siete de la mañana, y que casi había llegado a la puerta. tambien dijo que se mantenían informadas llamándose por teléfono.
Mientras me hablaba la señora, y entre medio de los dos, el otro tipo se removía incómodo. La señora seguía explicándome que la fila se movía tan lentamente debido a que todo el mundo acudía a la misma ventanilla, y que aunque habían reforzado el servicio, había demasiada gente. El tipo entre nosotros pareció animarse, y con el estilo malhumorado del que ya había hecho gala, comenzó a despotricar sobre los funcionarios de la oficina, y más tarde la tomo con el gobierno. Alguien le secundó unos puestos más adelante. Como la situación me divertía, comencé a meter un poco de caña. -Si ya sabíamos que esto iba a pasar ¿Donde estan ahora todos los que votaron a estos mangantes? Previsiblemente no apareció ninguno, todo lo contrario, algunos me corearon alzando la voz. Supongo que los más sospechosos de haberse convertidos en cómplices del gobierno a traves de sus tristes votos. El tipo de delante permanecia cabizbajo, y visiblemente nervioso, estaba claro, que allí se sentía completamente acorralado y fuera de lugar, supongo que sería un solitario de tantos, resentido y reyezuelo por derecho de su casa. Bastante parecido en el fondo al montón de desechos humanos que formábamos aquella larga fila. Esperando todos a que llegara nuestro turno para poner cara de pena al funcionario de turno, para recibir  nuestras miguitas de pan en forma de subsidio de desempleo. Luego correríamos todos a recuperar nuestro ritmo diario, lejos de las fastidiosas obligaciones que nos exigía la oficina de empleo.
Después de salir de allí, unos irían a comprar el pan, otros a echar la quiniela, otros a dar vueltas por las calles con la idea de olvidarse un rato de tanto hastío.
De vez en cuando a alguno de nosotros se le ocurriría ir a entregar algún currículum más, con una vana esperanza de que esa ocasión fuera la buena.

Al cabo de un par de horas, por fín me atendieron. Puse mi cara de pena, me dieron mis miguitas y salí de la oficina dispuesto a celebrar otros seis meses de tregua en el primer bar que encontrara. Por la calle de al lado pude ver de refilón al tipo que me precedía en la fila, parecía malhumorado, caminaba cabizbajo con las manos en los bolsillos. Perdido en alguna agria reflexión. todos volvíamos a nuestras vidas deseando olvidar una larga mañana de trámites.
Los funcionarios se marcharía maldiciéndonos entre dientes por hacerlos trabajar tanto. Y así cada uno consigo mismo buscaría a alguíen a quién echar la culpa de tanta fatalidad cotidiana, sin pensar nunca en la responsabilidad que cada cual tenía en la construcción  y mantenimiento de un mundo injusto y aceptado desde la mas aberrante de las cobardías: La propia.

Yorick.

LAS CHICAS DE FAMOSA

http://www.youtube.com/watch?v=Q_cB2WR-AXU


He pasado unos días de incertidumbre al saber que Famosa, la fábrica de las famosas muñecas iba a cambiar la ubicación de Onil. Por fin, la casa se reubicará en Las Atalayas de Alicante. Tranquilidad para sus trabajadores.
Por un momento pensé que el anunciado traslado se debía a la preocupación de la empresa por las muñecas que todos los años se dirigen al Portal a rendir el debido homenaje al Niño Dios. Que, preocupada –la empresa- por la gran caminata de las muñecas y, dada la edad de éstas, había pensado en trasladarse a un lugar más próximo al pesebre. Pero no, todo se reducía al vil metal.
Esta noticia ha removido en mí una preocupación que arrastro desde hace décadas. Sabedor de que el camino hacía Belén lo realizan a pie y con esos pasitos menudos que sabemos, el recorrido debía de resultarles enormemente fatigoso. No obstante, si en el principio eran jóvenes, cargadas de vitalidad, el avasallador tiempo, que hace mella en todos, debe de haberlas convertido en mujeres de avanzada edad que peinarán canas hasta en los chuminos. Así, cada año, para hacer el recorrido, debían de partir de Onil antes y el camino que al comienzo realizaban en varios días se tornó en meses de penosa caminata.
A pesar de todo, el camino lo han realizado siempre con verdadero interés y entusiasmo, pues:… y Jesús que está alegre se ríe en el pesebre… Cada año se alegraba de recibirlas ante las expectativas de unos polvitos que, tanto las muñecas, como él, disfrutaban revolcándose en la paja, jalonados, como se sabe, por la Virgen, la mula y los dos cornudos.
Han pasado casi cuatro décadas y las muñecas no son lo que eran, tampoco el Jesús, aunque supongo que seguirán retozando. Quizás con el ardor más apagado, pero donde hubo…
Más tranquilo quedo al saber que una ONG se ha ofrecido a llevar a las muñecas todos los años.

EL BOBO DE KORIA

presentes perdidos

Muchos días, debido a mi trabajo, tengo que comer en algún parque. Abandonado, en una forzosa obligación, me entretengo mirando a mi alrededor: Un parque, cubierto de hojas, en un paisaje claramente otoñal, y poco más. Pero en realidad, hay otras cosas. Podría hablaros, por ejemplo del aire, y el baile que les impone a las hojas del suelo, primero las empuja suavemente hacía el oeste. Las hojas ruedan, empujadas suavemente un instante, luego se paran. Al pasar unos segundos se mueven en dirección norte. Parecen estar contentas con su nueva ubicación, pues permanecen allí bastante rato, pero el temible norte, no parece estar conforme, y como si diera un portazo, una violenta corriente desplaza las hojas de su puerta, que aterrorizadas ruedan violentamente hacía el sur.
Otro detalle inadvertido, sin una explicación, para entender el entorno, son las moscas. Acechan desde no se bien donde, los bancos del parque, a la espera paciente de que alguna víctima se situe en sus dominios. Una vez que el incauto se aposenta en el banco, comienza su invasión. Al principio, una o dos comienzan a revolotear sobre tí, o sobre tu poco imaginativo pero práctico bocadillo. Puedes tener la certeza, de que pasados unos minutos, del orden de entre quince o veinte moscas, acabarán por echarte del banco. Durante el verano he podido observar, como en todos los bancos del parque se colocan oteadores que inmóviles permanecen a la espera de algún inquilino, para inmediatamente avisar a su banda de desalmados, y así poder sacar de sus casillas a los distraidos paseantes que tienen la osadía de invadir sus territorios.
Otros asiduos de estos parques de ciudad, encajonados entre edificios, son los perros, y sus amos. Estos, suelen permanecer distraidos y ausentes, mientras sus canes, olisquean por los parterres, o descargan sus depósitos corporales por todas partes. No es extraño, que alguno de estos perros, atraido por el olor a mortadela sintética de tu comida, se acerque intrigado a echar una mirada a la fuente de tan sabroso manjar, y una vez allí, te observe calibradoramente, instantes antes de darse la vuelta por si mismo, o por el instinto de obediencia hacía su amo, que le silba impaciente, temeroso de tener que iniciar una conversación con un desconocido, o una más que posible disputa sobre el voráz apetito de su perro.
También el horizonte del parque muestra a los diferentes paseantes y habitantes. Los hay como yo, que durante un rato hacen hogar de un banco de cemento, exiliados forzosos de sus casas, en favor de miserables trabajos asalariados. Los jubilados, son otros que vagan por el parque, buscando a algún congénere o a alguien a quien contar su vida. La soledad y la exclusión del mundo apresurado en el que viven, marcan sus pasos perdidos.
Los niños rebosantes de energía inventan mil juegos sobre unas estructuras de colores chillones, que los acojen y entretienen, mientras juegan a ser mayores, adoptando poses y gestos aprendidos. Allí está el dictador y el verdugo, el policía y el esclavo, el abogado, el fraile y el borracho, la enfermera, la prostituta, y el ama de casa, la libertadora o la dinamitera, enganchados todos a un engranaje que gira sobre si mismo. Sexos impúberes mezclados y condenados a no entenderse nunca.

Así son muchos mediosdías de  mi vida. Algunos de ellos no tengo ganas de mirar, y me concentro en un libro. Otros es un cuaderno manoseado, víctima de mis manos y mis descuidos, que a veces lo decora con una mancha aceitosa, o con migas entre sus páginas, cuando absorto en mis ideas, le coloco un bocadillo encima, o mis dedos apresurados buscan el canto de una hoja para pasarla deprisa, ante el terror infantil de olvidar una idea o frase para apuntar.

Yorick.

maleantes y jefes



Muchos pequeños, medianos, y grandes empresarios hacen caja, y se frotan las manos, con los beneficios que obtienen de grandes crisis, como la que vivimos. Sin vergüenza de ningún tipo, abrazan las reformas laborales del gobierno, que los beneficia, Sin pudor, se acojen a ERE's, y se declaran desamparados a la hora de indemnizar a sus obreros despedidos, para que el Fondo de Garantía Salarial del estado se haga cargo de parte de la indemnización. Razias de todo tipo, y limpieza, y puesta a punto de empresas se producen estos días aciagos para el trabajador básico de la sociedad: El obrero.
Pero...yo no estaría tan seguro de que en todos los casos, el empresario salga triunfante. Casos de venganzas personales afloran aquí y allá. Quizás la fórmula por poco desarrollada no llegue a ninguna parte, quizás. O puede que contrariamente a lo que suele ocurrir, masivamente comience un ajuste de cuentas hacía quien durante años se dedicó a robar y a presionar a quién en realidad mantiene su empresa. Ya veremos. Mientras tanto, valga un ejemplo (foto) y una idea de por donde podrían ir los tiros.


el reverendo Yorick.

Los proletariemas III: la oficina de empleo.

Envueltos
en la claridad brumosa de la mañana
personas anónimas hacen cola
el olor inconfundible de la resignación
del miedo a la negativa
de la incertidumbre burocrática
se hace cuerpo

los minutos pasan y otros llegan
saludos tímidos o silencios estruendosos
disfrazan los individualismos de cotidianidad
las pocas conversaciones se buscan
en un púlpito inútil donde cada cual hace oficio
una lluvia de cenizas muertas
baña los amaneceres baldios

obreros mendicantes suplican la ingratitud de una herramienta
que convierta su sino en destino
razas perdidas que estigmatizan su propio olvido
anclándose en sueños que no les corresponden

rotos acuden a lamentar sus desgracias
hipnotizados ante una puerta
donde un collar de pinchos les espera
para engrandecer los muros invisibles
de las cárceles ciudades

Botas de cuero

Esperaba una invitación de la noche para perderme en ella, no se hizo de rogar, allí estaba. Como siempre todo empezó con unas cervezas, muchas cervezas, intercaladas con algún güisqui, una nube empezaba a formarse a mi alrededor, me encontraba de puta madre. El décimo bar donde fui a parar estaba bien, me gustaba, una banda se dejaba deslizar por mis recuerdos tocando rock’n’roll, podía notar de verdad, como me ardía la sangre. Solo faltaba una cosa: buena compañía, esto último estaba al alcance de mi mano, un grupo de chicas bailaba a mi alrededor y entre todas, una morenaza de vértigo clavaba sin miedo su mirada lasciva sobre mi. No tuvo que esperar mucho tiempo, me acerque, y comencé a bailar con ella, intuí que ella lo estaba esperando, la sonrisa de complicidad que me dedicó así lo decía. Bailamos mucho rato, agarrados, sueltos, sin ningún pudor, arrimábamos nuestros cuerpos al son de la música, de vez en cuando acercaba mis labios a su oreja para decirle algo, y podía notar como se erizaba el fino vello de su cuello…

Poco a poco la noche fue avanzando, la banda terminó de tocar, y el bar se fue vaciando de gente, Raquel, la morena imponente que se sentaba en el taburete frente a mi, y con la que llevaba bailando toda la noche, me propuso tomar otra copa en un sitio más tranquilo, en su barrio. –Esto pintaba bien- pensaba yo, mientras apuraba la copa. Ahora venía mi golpe de efecto. Mi Sanglas 400 irradiaba brillos de sus cromados a todas partes, ella no tenía coche, y yo siempre llevaba dos cascos. Como imaginaba, se quedo de piedra cuando le apunté a la motocicleta preguntándole si le daba miedo. –No corras- me dijo con un brillo en los ojos. Para mis adentros yo sonreía, ¿correr? Esta máquina no se hizo para correr, ni maldita la falta que le hacía tenía 38 años, conmigo llevaba diecinueve y me cortaría un brazo antes que deshacerme de ella. Me arrime a la moto, saque la estribera del pedal de arranque hacia fuera, cebe el carburador, mientras el olor dulzón de la gasolina me subía a la nariz. Como siempre, a la primera “patada” arrancó, su sonido característico de un solo cilindro al ralentí, rompía el silencio de la noche. Montamos en la moto, con un suave y perezoso petardeo enfile hacia la Castellana. Era una bonita noche, y no había mucho tráfico, disfrutamos del paseo, nos despejó la cabeza y yo, estaba en la gloria. La chica me abrazaba por la cintura y la Sanglas cantaba su canción para los dos.
Llegamos a su barrio, Prosperidad, después de remontar la calle de Alcalá en su totalidad, el bar era tranquilo, nada que ver con el sitio del que veníamos, algunas parejas ocupaban otras mesas, estaba bien. Y además debajo de la casa de Raquel. ¿Quién desearía que amaneciera? -Se podría acabar el mundo ahora mismo y no me importaría- Pensaba, mientras veía a mi acompañante dirigirse al baño, seguida de todas las miradas del bar, algunas de ellas, acabaron sobre mi, con una interrogación, yo no podía evitar, que una fina sonrisa asomara en mi rostro.
Después de un par de copas, la chica me propuso subir a su casa, yo la miraba a los ojos fijamente sin decir una palabra, el calor del beso que nos acabábamos de dar aun flameaba mis labios, en ese instante un timbre ensordecedor empezó a vibrar por todas partes, me sentía mareado, mi vista se enturbiaba, Raquel me miraba, como si no la afectara el ruido demencial, su imagen se fue diluyendo se perdía en una bruma…,

Abrí los ojos en busca del puto despertador, que cayó al suelo antes de que lograra apagarlo. ¡Joder! ¡Como me dolía la cabeza! Anoche me pase tres pueblos, con las birras, el cuarto olía a cerrado y a tabaco. Empuje la puerta del balcón y me asome al mundo, estaba en mi casa, jirones del sueño que había tenido me venían a la cabeza no pude evitar reírme de mi mismo, encima de la mesa desordenado se encontraba el guión que andaba escribiendo:’Botas de cuero’ El último folio escrito, describía el encuentro entre los protagonistas, un rockero cuarentón, y una morena despampanante, llamada Raquel… Lo mejor sería ir a comer a casa de mis padre, y que me diera un poco el aire, y por supuesto, no contar lo del sueño a nadie, porque al final acabarían encerrándome por loco, ¡porca miseria!

Y encima hace meses que no me como un colín.


Yorick.


"RAÍCES Y PUNTAS" el champú de los nacionalistas.

La moda primavera-otoño también debería cambiar el color de las banderas.

Se le estropeó la brújula y rezaba con el culo a la Meca.

Veo "TÓMBOLA" y me avergüenzo de ser valenciano.

Señora; aproveche la oferta: EL CORDERO DE DIOS le sale a 3,50 euros el kilo.

Aceras más anchas para aparcar en batería.

Un gigantesco condón que envolviese por completo la Ciudad del vaticano para que dejáramos de oír de una jodida vez sus ominosos REBUZNOS.

DE MUJER A MUJER
Mari, ¿te acuerdas de esa chica vasca, tan mona que le decían LA TIGRESA? ¡Qué cuerpazo, oye, y sin hacer la dieta de la arcachofa!

Se suele decir "te quiero" con demasiada ligereza.

El simulacro de democracia tiene mucho que ver con el SILENCIO DE LOS BORREGOS.

Sin ánimo de que hagas un esfuerzo sobrehumano, ¿Has pensado alguna vez porqué son tan tarugos todos los presidentes de los clubes de fúrbol?

No te fíes de esos radicales que se esfuerzan por que dejes de ser gilipollas. Tú tienes tus derechos. ¡Resístete!

En cuanto a bandidos de Estado, Valencia tiene una buena cantera.

Un dios que prohíbe comer jamón, no puede ser buena gente.

Democracia: GOBIERNO DEL PUEBLO ¡jua, jua, jua!

EL BOBO DE KORIA


CARNE CRUDA

Hace casi dos años, que por casualidad, descrubrí un programa de radio. Su horario coincidia con el mio de comer, y nos hacía incompatibles. Pero aquel día, yo había ido a trabajar a un pueblo más lejano de lo normal. Como estaba en plena sierra, en vez de parar a comer en algún restaurante, decidi, hacerlo en el campo. Después de comer, y de darme un paseo, me senté en el suelo junto al coche, y puse la radio. Y allí estaba aquel programa: Carne Cruda, en Radio 3 de Radio Nacional.
Su frescura, dinamismo y contenidos, me atraparon de inmediato. Desde entonces, intenté oirlo siempre que pudiera. Las atrevidas críticas de su presentador Javier Gallego, se me presentaban como un oasis en medio del desierto informativo en el que vivimos. Desde el programa, se dio tribuna a personas que de otro modo no hubieran podido contar la verdad, verdad, que el resto de medios manipula en su beneficio.
Por allí pasaron escritores, dibujantes, actores, miembros de organizaciones, testigos directos en sucesos terribles. Todos ellos, personas habituales de las caras B de los discos de la vida.
Siempre que oía el programa, tenía la terrible sensación de que iba a acabar pronto. De que tarde o temprano, la terrible censura pasaría su cuchilla a la altura del cuello de un puñado de irresponsables valientes.
Y así fue. Ayer leí en el periodico que el nuevo director de Radio 3 , el anodino y lineal Tomás Fernando Flores, había decidido suspender el programa, aludiendo el alto presupuesto de este. javier Gallego se defendió en su blog, presentando su nómina y la de sus colaboradores, algunos de los cuales cobraban un precio simbólico por hacer radio de verdad. El flamante, aséptico y demócrata nuevo director de la emisora volvió al ataque, aludiendo a los contenidos del programa, objetando que estos eran sensacionalistas, e impropios de una radio pública. No cuesta mucho imaginar "la radio pública" soñada por el señor Flores: Un bálsamo de entretenimiento donde no haya el menor asomo de crítica, y mucho menos hacía la mano que le da de comer. Durante los años que llevo oyendo esta emisora, siempre eché en falta más implicación en la vida pública, algo de discurso comprometido con una sociedad engañada y vilipendiada. Por el contrario, la nómina de dinosaurios de la emisora, todos ellos cortados por el mismo patrón, resulta flagrante, edulcorada, y en algunos casos vomitiva. Aunque viendo el panorama ideológico del país, no es de extrañar. Un estado donde se compra a los pensadores, filósofos y escritores para ponerlos a sueldo y mantener con sus excrecciones mentales sujeta a una mansa que se aleja del pensamiento tanto como la nieve del desierto. Y luego tienen el descaro de hablar de la muerte de los ideales.
Dice también el señor Flores, que el programa era más propio de emitirse en una radio pirata. Desde luego es una buena pista, viendo cual es la alternativa institucional. Está claro que cualquiera que tenga inquietudes, tendrá que hacer girar el dial, en busca de esos lugares fronterizos, donde las ideas y la verdad, si que tienen cabida. Por mi parte dire, que no volveré a escuchar Radio 3, pues no quiero formar parte de esa legión de cómplices, empezando por los propios compañeros de Javier y de su equipo, que lo que buscan, es un mundo sin emoción, fabricado con mentiras. ¡A la mierda! con los gurús de la radio, que si fueran más inteligentes, observarían, que hasta el poderoso diario "El País" contaba en sus filas con un agitador y crítico inteligente como Eduardo Haro Tecglen, que levantaba su pluma inmisericorde contra toda injusticia, ya fuera social, política o informativa.
Así que Javier Gallego, Gracias. Por traer aire fresco a la radio, por entrevistar a Jesús Lizano, por contar la verdad de los incendios de Valencia, por convertirte en perseguidor implacable del presidente del gobierno y su gabinete de inútiles. Por desvelar mentiras económicas y de la banca sin pelos en la lengua. Espero que encuentre su sitio, aunque sea fuera de ese ente viscoso que se denomína a sí mismo: "Radiotelevisión Pública"

Superhéroes de barrio IV


A veces tardan años en aparecer, a veces no nos enteramos porque nuestros informantes, bajo su pésimo criterio y la censura que ejercen, no nos hablan de ellos. Pero están ahí, son los “Superhéroes de barrio” personas anónimas que realizando cualquier acto aparentemente inocente, pueden hacer tambalearse los pilares de la civilización, o como poco de los estultos cimientos que la sujetan.

Esta es nuestra cuarta entrega de estos sujetos irresponsables de sus actos y víctimas de ellos mismos. Que bajo, no se sabe que tipo de inspiración realizan actos que convierten la cotidianidad en verdadera filosofía de pueblo. En simplezas apabullantes que derrotan dogmas y desmoronan estamentos, que se desploman por su propio peso. Si no, juzguen ustedes mismos la historia literalmente licenciosa del cristo llamado: El mono aullador:



La señora Manolita no se lo pensó dos veces. Llevaba años oyendo al cura quejarse de que la pintura del Cristo “Ecce Homo” de la iglesia, se estaba cayendo a trozos, De que no había dinero para contratar una restauración del cuadro. Y en fin, de que Dios proveería.

Ella, también llevaba años dándole vueltas al asunto. En su juventud, cuando vivía con su hermana en la ciudad, asistía a un taller de pintura en su barrio, allí, aprendió a pintar al óleo, a mezclar colores y aceites, y a pintar bodegones, y jarrones repletos de flores. En opinión de su profesor ¡Insuperables! Durante varios años se dedicó a pintar, bodegones, paisajes, y jarrones floridos salieron de sus pinceles. Cada vez que se acordaba de un familiar o de un amigo, les pintaba un cuadro.

Sus familiares y amigos, en realidad, tenían verdadero pavor a las visitas de su pariente solterona, y sobre todo, a sus horripilantes pinturas, que había que colgar corriendo antes de cada una de sus frecuentes visitas. Por supuesto, nadie le dijo nunca que dejara la pintura y se dedicara a otra cosa. La señora en realidad, carecía de sentido del gusto pictórico, de la armonía, del equilibrio, por no hablar ya sobre sus capacidades técnicas, digamos: perspectiva, volúmenes, etc.

Esos falsos halagos, en realidad, no hicieron más que alimentar un ego, que en las horas solitarias de la pobre Manolita, crecía hasta henchirle el pecho. Luego, por circunstancias de la vida, Manolita volvió a su pueblo, y dejo de pintar, aunque conservaba todas sus pinturas y su caballete, y en algún lugar de su corazón, el deseo de volver a pintar.

Los lastimeros discursos del cura la animaron a hablar con él. Doña Manolita era muy devota, y conocía al cura desde hacía años. Este, también había oído hablar del arte pictórico de su feligresa, principalmente por boca de ella misma, aunque nunca había visto ninguno de sus cuadros. Seguramente, de haberlo hecho, no se le hubiera ocurrido la majadería de poner la pintura del Cristo en manos de su devota feligresa. Sin embargo, aunque tenía sus recelos, la tentación de ahorrarse unos duros de la parroquia, que podría invertir en mejoras en su casa, se le hacía arrebatadora. Así, que consintió en que la señora Manolita, se pusiese manos a la obra con el delicado trabajo de devolver al cuadro toda la grandeza y pasión del Cristo representado.

La señora Manolita no cabía en sí de gozo, cuando el cura le comunicó que después de pensarlo mucho, un pálpito divino en la iglesia, le hizo ver que debía dejar la restauración de la pintura en sus manos. Le preguntó que cuanto tardaría, y de que materiales tendría que abastecerse. Ella lo tranquilizó, diciéndole que no necesitaba nada, y que por el tiempo no se preocupase, que el trabajo a realizar no era para tanto. Lo que sí que le pidió, era soledad, para poder realizar el trabajo, estaba segura de que el silencio del templo la ayudaría con su piadosa labor. El cura no puso ninguna objeción, de hecho, aprovecharía el día para bajar a la ciudad, y desconectar un poco del pueblo, vamos, lo que con todas sus letras se conoce como “correrse una juerga”

Doña Manolita fue temprano a la iglesia, cargada con sus bártulos de pintura. El cura le había proporcionado una llave de la parroquia. Una vez dentro, se sintió abrumada por el silencio del templo. Allí estaba la pintura, en la pared, a la altura de la cara de un hombre. Llena de desconchones, se intuía la cara del Cristo, que miraba hacia arriba con la boca ligeramente abierta, y una expresión de resignación en sus ojos. La mujer se santiguó, abrió su maletín y se puso manos a la obra. Sería difícil dilucidar cuál había sido el método empleado, por la supuesta pintora, si metió colores a saco, intentando cubrir directamente los desconchones, si aplicó disolventes, aceites, o sencillamente, las pinturas de su maletín nada tenían que ver con las del fresco. El caso es, que a cada pincelada que daba, el cuadro empeoraba más, hasta el punto de que ya solo se reconocía el contorno original. El resto, como explicarlo, era otra cosa.

El Cristo había perdido su perfecta mandíbula, en su lugar una papada tremenda juntaba cara con cuello. Su boca entreabierta que hubiera hecho las delicias de los poetas místicos se había convertido en un agujero redondo remarcado por unos gruesos labios. Sus ojos suplicantes y resignados que buscaban con la mirada a su padre, se habían juntado bajo un entrecejo piloso con la mirada perdida. En definitiva. Lo que antes era una pintura religiosa correcta y piadosa, se había transformado en la viva imagen de un mono aullador de Sumatra. Dudo mucho de que doña Manolita hubiera estado nunca en Sumatra.


Cuando el cura acudió a la iglesia al día siguiente con la pintora, no daba crédito a lo que vio.

Acuciado por una fuerte resaca, estuvo a punto de desmayarse. Luego se puso rojo de ira, y después comenzó a blasfemar. doña Manolita, compungida no sabía dónde meterse, ni cómo explicar el estropicio.

Por la tarde todo el pueblo lo sabía. De hecho, el cura no recordaba tanta afluencia de gente a la iglesia desde la boda de una parroquiana que se caso con un futbolista. En el pueblo no se hablaba de otra cosa. Doña Manolita tenía sus defensores, pero básicamente, casi todos eran detractores. Hasta que alguien difundió la noticia en un periódico local, y de ahí saltó a la televisión. En unos días, la obra de restauración de doña Manolita estaba en todas las cadenas. El pueblo se lleno de periodistas y de curiosos. Todos querían entrevistar a la pintora, que no sabía dónde meterse. Los negocios de hostelería del pueblo comenzaron a doblar y a triplicar sus cajas, y como el dinero es el verdadero Dios del asunto, todo el mundo comenzó a cambiar de opinión con respecto al cuadro. Muchos ya pensaban en convertir el pueblo en un centro de peregrinación, como lo fuera el pueblo de Velmez, con sus famosas caras, o el bar del barrio de San Marcelino en Valencia, donde apareció una cara de Cristo en un jamón (que al final acabó devorado por sus fieles seguidores)

Habría que preguntarse qué opinión tenía el obispo sobre todo el asunto. Por una parte, el cuadro, el “hazmerreir” de toda la cristiandad, y por otra la iglesia y sus cepillos llenos a reventar. ¿Será verdad que los caminos del señor son inescrutables?

Y la pobre doña Manolita, una vez superado el trance de la vergüenza, comenzó a recibir ofertas de otros pueblos para que restaurara sus pinturas. Hay quién dice que hasta el museo del prado, en estos tiempos de vacas flacas estaría planteándose contratarla. ¿A lo mejor resulta que donde todo el mundo ha querido ver el chiste, hay un verdadero milagro? Quién sabe, lo que sí está claro es que si las pinturas sintieran y yo fuera la Gioconda, ya me habría puesto a temblar.  

 el bandido Fendetestas.

EL RATONCITO PÉREZ


 Estupefacción, vértigo y alegría. Estas emociones sentí hace tres días al abrir una cajita, en la que había guardado un diente tiempo ha, y encontrar 195 euros.
Por fin, pensé, el Ratoncito Pérez se ha acordado de mí. Cuando niño, ni una perra gorda. ¡C...!, exclamé, el R. P. existe. Tiene coj....; hay que jod...; cagonD...; la VirgenP...; Jolin..; mecach... A la vejez!!!
Todas estas expresiones, inusuales en mi vocabulario cotidiano, fueron proferidas producto de la conmoción lógica del momento tan extraordinario que estaba viviendo.. Pues, el insólito hallazgo hacía que me replanteara un montón de conceptos y teorías, hasta ese momento tenidos como seguros e incontrovertibles.
Pues, si de ha mucho no creía en la existencia de los Reyes Magos, que sólo me traían juguetes de “todo a cien”; tampoco en los de la Zarzuela, que en vez de traer, se llevan; tampoco me he acercado jamás a una urna; desafecto a cualquier régimen; poco cariñoso con la Patria, a la que devuelvo el mismo cariño que ella me manifiesta; descreído de los poderes, todos, que conforman Estado, aunque temeroso de ellos. Y, en fin, del aciago Demiurgo, sólo el reconocimiento del mérito de haber hecho el mundo en seis días. Porque de haber tardado 28 días, las semanas se nos harían insoportables.
Todas estas certezas y seguridades estaban en entredicho, a punto de desaparecer ante el hallazgo del dinero dentro de la aciaga cajita de los coj... Mi mundo se desplomó en un instante.
Hundí, abatido, la cabeza entre las manos, tratando de reflexionar. Así permanecí más de ocho horas. Mi cabeza era un torbellino de encrucijadas.
De pronto, me acordé de que ese dinero lo había ido guardando en la olvidada cajita para comprar gasolina. Y, no tengo coche.
¿Será por lo de cálido otoño?

EL BOBO DE KORIA



la calma




Verano incierto, lleno de temores, cubierto por las sombras de decisiones importantes que nunca se toman.  Palabrería barata oculta la terrible verdad, ecos de risas enlatadas en playas donde el fin de la temporada se hace más evidente.
 Hoy día es más difícil ocultar los propios miedos, cada vez que uno cierra los ojos aparecen. Cada vez que uno se sumerge en un mar turbio que no refresca las conciencias, los miedos poblan el fondo. -No pasa nada- Se oye por la calle, otros dicen: Esto tiene que arreglarse. Pero no llega ningún arreglo, es como una epidemia cuyos síntomas cada vez están más cerca. Empieza con un empeoramiento de las condiciones laborales, con recortes salariales, mientras millones de seres tiemblan mientras claudican resignados. Tragan saliva, pensando que aunque peor, están mejor que otros, pero el horror no para, a la semana siguiente nuevas malas noticias: Despidos. Cabizbajos los que se quedan agachan la cabeza al ver pasar a sus antiguos compañeros. En su interior, dan gracias a dioses putrefactos por no haber sido ellos los elegidos. Pero todo llega. En el fondo se sabe. –Esto tiene que arreglarse- Suena como un eco tan vacío como una plegaria desesperada. No se arregla nada, no hay nada que arreglar, solo te queda esperar que una trituradora humana gigantesca te pase por encima, te machaque y escupa tus restos mendicantes, suplicantes, asustados, pidiendo clemencia. Eso esperan de ti. Ese es el único camino que se abre ante tus pies.
Los mensajes calculados que pueblan la información se amplifican en manos de la mediocridad de la calle, la cobardía los adapta, y convierte la realidad en excusas para ocultarse. Lenguajes maniatados oprimen la capacidad de pensar de una multitud arropada en su propia ineptitud.

Verano incierto, donde se disimula cerrando la puerta, pero espiando por la mirilla ¿Qué ves? Ni siquiera lo sabes. El aire huele a sangre y nadie parece haberse percatado. Un olor fuerte que recuerda otro verano de mentiras, donde también la cobardía, la inoperancia, y el ansia de poder, desembocaron en una guerra cuyas consecuencias padecemos aun hoy día. La rueda gira lento, pero gira. En su eterno ciclo se nos muestra un espejo donde no queremos asomarnos. Arrastramos las respuestas atadas a nuestros pies, y ni siquiera nos damos cuenta, como una broma macabra, nos condenamos a temer y a ser despojados.
La desgracia estar en aceptar el futuro demasiado pronto, en creer que este es inamovible, y por tanto se espera con resignación. Un futuro que nos presenta una vida estamentada, cuadriculada, y perfectamente calculada hasta en el más mínimo detalle. Justo para ser aceptada, sin discusión. Se pierde la sensación de vacío, y se van rellenando casillas de una existencia monótona y cruel, que nos despelleja de nuestro tiempo, segundo a segundo.
Pero esto huele a fin. Huele a desesperación, huele a que la mentira se desmorona irremediablemente. Puede, que otra ocupe su lugar, pero somos testigos de cómo se tambalea ésta. Los artífices del engaño sudan tinta andamiando su obra maléfica, que se les desmorona en las manos. Taponan como pueden los agujeros y grietas que cada día salen a la luz. Intencionadamente, desde luego. Tal vez en un juego diabólico cuyo único fin sea de nuevo enfrentar a unos contra otros, mientras ellos contemplan el espectáculo. Recolocarán el mundo de nuevo, ante nuestros ojos pasivos. Rearmarán un puzzle gigantesco donde nuestro sitio ya está decidido de antemano. Lo harán de nuevo, sabedores de que nosotros seguiremos pendientes de nuestros miedos.

El reverendo Yorick.

SALTO DE ALTURA



            Es una propuesta de última hora que, espero sea tenida en cuenta en las actuales olimpiadas.
            Se trata de incluir una variante del salto de altura, cuya denominación sería: SALTO LIBRE, consistente en realizar el salto desde los edificios más altos y emblemáticos, con el fin de conseguir el tan ansiado oro olímpico.
            Los participantes serán exclusivamente las siguientes personalidades: Presidentes de Gobierno; Presidentes de las Comunidades Autónomas; Ministros; Secretarios; Subsecretarios; Magistrados; Banqueros; Bancarios Eminentes; Nuncios de Su Santidad; Arzobispos; Obispos; Economistas Ilustres; Periodistas Destacados; Barones de la Política; Militares con grado de General y todos aquellos que detenten el título de Muy Honorable. También podrán participar los EX de cada categoría.
            El premio, post morten se otorgará a los veinte primeros y, consistirá en la consabida medalla de oro y la erección de una estatua de bronce en la plaza principal de la ciudad natal de los ganadores para que las palomas las cubran con sus justicieros excrementos. También servirán para que los papás expliquen a sus retoños qué es un HP (estamos en horario infantil) o un BANDIDO DE ESTADO.
Si se tiene en cuenta la sugerencia, estoy seguro de que España arrasará en estas Olimpiadas. Sea.

El Bobo de Koria



el esclavo

El esclavo revive con la brisa de la tarde. Camina entre otros esclavos hacía la hacienda. Los últimos rayos de Sol arrancan reflejos de los filos bruñidos de las azadas. La mirada del esclavo se pierde en esos reflejos, concentrada en ese filo que le obsesiona, que le revuelve los sueños, en las noches en que los calambres y dolores no le dejan dormir.
En esas noches, visualiza esos filos feroces, volando sobre el cuerpo de sus amos, cercenando brutalmente sus miembros, aplastando sus cabezas, y regando el suelo con la sangre envenenada de su casta. A su lado, otros sueñan con el paraíso después de la muerte. Sueñan con ilusiones banales –les dice él- para quién el único sueño posible es aquel que puede llegar a convertirse en realidad. No le importa lo que pase después, no le importa si lo ahorcan, si lo matan a palos, su conciencia, su alma, o lo que quede de él descansará en paz. Toda su existencia de esclavo quedaría así redimida, y su vida habría tenido sentido.
El más viejo de los esclavos, ese a quien todos acuden a pedir consejo, niega con la cabeza en silencio cuando oye sus palabras de venganza. Le cuenta viejas historias de otros que ya lo intentaron antes que él. No solo te matarán a ti, -le dice- sino que acabarán también con tu familia, y con algunos más.  Los blancos son así, cuando derraman sangre enloquecen y no paran fácilmente.
El esclavo piensa en estas palabras tumbado en su estera, cerca de él, oye la respiración de sus hermanos, de su vieja madre que trabaja en la casa grande de los amos. ¿Qué los separa a ellos de los animales? Se pregunta. Son sometidos, mal alimentado, e incluso cruzados entre ellos, para lograr niños fuertes que garanticen el futuro de la plantación. ¿Por qué todos tendrán tanto miedo a morir? ¿Cómo pueden aceptar sus miserables vidas y envejecer como si fueran animales y no pasara nada? ¿Qué castigo de los dioses es este?
Su madre le contaba a veces de su infancia corriendo libre por el poblado. Le habla de juegos , de risas, de celebraciones, de hermandad. Desde que él comenzó a pensar en el filo de su azada, su madre ya no le cuenta. Se lamenta pensando que ella es la culpable de los deseos de su hijo.
El esclavo, poco a poco, se rinde al sueño, horizontes de libertad, le arropan, lo sumergen en vidas no vividas, en paisajes no vistos, en la paz que no conoce.

Mañana el cielo amanecerá rojo, presagiando el correr de la sangre en la plantación.


Yorick.

herrumbre

me pierdo como un perro en una tormenta
sabiendo que mis mentiras naufragadas
son el único lugar para buscarte

que la dulzura de algunos sueños perecen en las bocas de las ninfas
que ávidas de alimento se ensañan con nuestros restos

ante esta realidad vencida que agoniza aplastada por su yugo
retrocedo   abandonando mis tristezas en las mismísimas puertas de tus sueños
como dinteles venenosos te previenen
desorbitando tu mirada que huye rabiosa de mis ojos
con el reproche apuntando al epicentro de una incomprensión
que deshace nudos gorgianos e inutiliza el filo de las espadas

adiós pues antes de nada
no hagamos reparto de veneno
y huye como yo con la pena desterrada
y las lágrimas embebidas


rafa becerra

Los proletariemas: 2. la fábrica


neones enfermos palidecen la pìel de los obreros
robando el calor de sus rostros
la tibieza de unos cuerpos doloridos
se esconde bajo batas y uniformes
los sueños como cajas manufacturadas
permanecen amontonados en un palé
chirridos horribles de máquinas agonizantes
atontan los gritos de las conciencias

un horizonte de horas robadas
bajo el mando tiránico de un reloj
que implacable estira cada segundo
observado por cien pares de ojos

unos piensan en la tele
otros en sus coches
otros en sus hijos

alguno en el cuerpo abandonado de su mujer
en lechos cuyas sábanas recogen su silueta fantasma
en un océano inabarcable de tiempo rendido
donde el naufrágio es la única salida

¡Fuego!

El fuego avanza. Inexorablemente, zarza tras zarza, pino tras pino, retama tras retama, continua su camino destructor. Tras él, una inmensidad calcinada humea los restos de su voracidad. Cadáveres retorcidos de lo que hasta hace pocas horas eran troncos leñosos, manto verde, refugio de todo tipo de animales, ahora permanece silencioso y muerto.
Las noticias hablan de imprudencias, de intencionalidad, de desgracia. -El fuego avanza porque los seres humanos nos alejamos de la Tierra- Olvidamos su sabor, su calor, su tacto. Pareciera que no estando conformes con este mundo verde, hubiéramos optado por destruirlo, para construir otro a nuestra medida. Con inmensos edificios, interminables autopistas y cemento, cemento por todas partes. Y en esas grandes urbes artificiales, encerrados en parterres y ridículos parques, los árboles y plantas que sin posibilidad de avanzar ni un centímetro mas allá de su cárcel de hormigón, permanecen presos de los caprichos humanos. Que podan su libertad, aplicando la geometría a setos y arbustos, negando su natural abundancia.

 Un falso lamento recorre los noticieros, y una multitud  lo escucha mientras arroja la colilla por la ventanilla de sus imponentes y horribles coches verdes. Todoterrenos de ruedas anchas que inmisericordes aplastarán animalillos y plantas, para que sus amos sigan dominando el medio. Conscientes de su poder y su desmedida impunidad ante un planeta que no se queja. Al que vilipendian e inflingen horrorosos castigos siempre justificados desde el punto de vista humano, ya se sabe, el de los dioses
Y mientras la colummna de humo se alza centenares de metros augurando otra inmensa cicatriz baldía.
Un día los montes dejarán de arder, porque ya no quede nada por  quemar, pero el fuego no pasará, quemará las ciudades, las creaciones humanas, y también a nosotros mismos. Entonces la conciencia del planeta y del resto de seres vivo que sobrevivan, respirarán tranquilos. Los peores seres de este planeta se habrán ido. Este se acabará regenerando, sin prisas, el modo en que lo haga volverá a ser inexplicable  ya que no habrá nadie que lo haga. Y tal vez, en la memoria genética de los seres vivos, quede cerrado aquel camino evolutivo, que dio pié a nosotros mismos.

el reverendo Yorick

LOS PROLETARIEMAS: 1.- el retumbar enraizado



andar desafiante anclado de inmarcesibles golpes de jade
arrastrando sin miedo
 toda brecha aplastante
toda fuga militante
todo yunque con soberbia impuesto

perdida la esperanza
nuevo trago de alegría
romper ataduras
oprimiendo están todo son de rebeldía
rezuman amaneceres
remojando la orilla de la cordura
aireando tanto baile impuesto bajo sus pasos

Abandonaron la oscuridad que los enterraba
sin olvidar marcada piel bajo sus garras
desterrando sombras de afiladas uñas
enfilando la marcha del silencio resonador

todo puño es su bandera
ondea libre su grito ahogado
de años anclados a celeste respirar bajo unos muros
que los vieron crecer
morir
y rebelarse
al destino que desde arriba les imponían


negranieve


-¿Gatos policía?
-No, eso es cosa de perros.

Estaba tan enfermo que el médico le recetó la extremaunción.

Todo nacimiento es aciago.

¿Puede excitarse el pezón de un queso de tetilla?

Tenemos una Iglesia que ha dado más por culo a los fieles que al Diablo.

No por mucho votar “libertea” más temprano.

No embridar el pensamiento.

La prepotencia que confiere la estulticia.

A la gente le dicen que su opinión es soberana... y se lo cree.

Sólo rezaría -con devoción- ante la Virgen de las Nalgas Sublimes.

Su inconmensurable estupidez le producía fiebre.

Su misión era ser sumiso.

Siento pasión por la Semana Santa... Cuando caen chuzos de punta.

ESTUPIDEZ: Falta de criterio propio; complacencia en pertenecer al rebaño y ser igual a la mayoría.

Cuando la dignidad alcanza determinadas cotas de bajeza, la persona deja de serlo para convertirse en una cosa.

Quizás, el origen de la tragedia arranque de la soledad del Gran Güevón, que no pudiendo soportarla, se rodeó de su Creación... ¡con lo bien que estábamos!



EL BOBO DE KORIA





elucubraciones oníricas de un subdito pretencioso

Sueño con princesas muertas. Asesinadas.


No son princesas de cuento, sino del asqueroso reino en el que vivo. Mi sueño es tan real, que aun me sabe la boca a sangre. Azul por supuesto.

En este reino hay tres princesas, la anoréxica, la fea, y la de la verruga. En mi sueño, la anoréxica yace desmadejada en el suelo, como una muñeca rota, o como una mosca despanzurrada en una mesa, después de ser arrojada al vacío desde la torre más alta del castillo.

Sueño con la fea. Es realmente fea, horripilante más bien, carente de ninguna gracia femenina. En el premio está el castigo, que diría un amigo mío. Sueño con su aplastamiento, a cargo de una multitud que acude sin control a besar su fea mano. Acuden de todas partes, confluyendo en un punto: el lugar que ocupa la fea. Su cuerpo se convierte en pulpa, pulpa real, asesinada a besos. Mi sueño no parece cruel, es un buen final, para una megalómana, aunque horriblemente fea, como en este caso.

La de la verruga, no corre mejor suerte, en mi sueño, es despedazada por su pueblo amoroso, que se acerca febril a tocar a su princesa. Sus despojos desaparecen con la muchedumbre, una mancha de color inclasificable es lo único que queda, y pronto se puebla de moscas.

Luego, sueño con el padre de dos de ellas, y yerno de la tercera. Su cabeza es utilizada como bala de cañón contra su propio ejército que huye por la campiña.

Estos sueños me ponen de buen humor. Me entra hambre. prepararé mi plato favorito: manos de ministro agarbanzadas, o como se conocía antes: manitas de cerdo con garbanzos.

Me gusta más el nuevo nombre, me gusta pensar que son manos de ministro, que han probado en sus propias carnes su particular San Martín. Que han sido colgados de un garabato, degollados, desangrados, escaldados, troceados y salados, para disfrute de un pueblo hambriento.

El postre, por supuesto, corre a cargo de la reina: Pezones reales caramelizados. Delicioso. Lástima que no llegue para todos, ni en mis sueños.

Después de comer me echo una siesta y vuelvo a soñar, mi sueño reparador sigue ajustando cuentas. Sueño con Edipo matando a su padre y posteriormente enculando a su madre. Sueño con Orestes llorando rendido ante la ventana. Sueño con tragedias griegas de lo más ordinarias.

Sueño con mi propio fin, cortándome las venas antes de arrojarme a un río plagado de pirañas.

Sueño con ese tal Cristo, que resucitado acude junto a su padre para matarlo y vengar así la crueldad del más fuerte, sueño con que luego busca a su madre, la virgen, para acabar con ese estigma y que se sienta mujer. A continuación, al contrario que Edipo, no se saca los ojos, sino que se va de copas con su nuevo amigo Dimas. Juntos bajan a los infiernos e invitan a vino a Lucifer, a quien liberan del peso de su mentira. Los tres hacen una visita por la santa madre iglesia, y empezando por el papa degollan a todos sus acólitos. Más tarde, se desintegran en el espacio dejando solos a los seres humanos, que aterrorizados no saben a quién rezar.

Me despierto sudando. Me he pasado con la comida y el vino, lo sé, porque aparte de sentirme pesado como un piano, mis sueños se han desmadrado. Me doy prisa en escribirlos antes de que se diluyan en mi angustiosa cotidianidad. Cojo mi cuaderno manoseado y escribo. Ahora ya están a salvo de las traiciones de mi propio olvido. Comparten cuaderno con la cabeza de Musolini clavada en una pica, con los cuerpos descabezados de María Antonieta y su lerdo marido, y con otros tantos, que han vivido el horror que ellos provocan, dentro de mis sueños. Quizás un día se escapen todos ellos, salgan de mi perturbada imaginación buscando cuerpo, y buscando hacerse realidad



Heliogábalo arrebatado.

Exaltación de garrulismo cerríl


Y un año, y otro, y otro más. Desde hace muchos, llegado mayo, una multitud de fundamentalistas toma una aldea mediática al sur de Andalucía. Encomendados a la fe, y amparados por supuesto, por nuestro estado cristiano y mariano, arrasan y dominan durante dos semanas caminos y aldeas, pueblos y villas, en un desfile de despropósitos que rozan continuamente la perversión, la de ellos: los católicos. Bajo su excusa cristiana, mariana y fervientemente se bebe, se canta, se come, se folla, se viola, se ultraja, al más puro estilo: señorito andaluz.
Folclóricas plebeyas, toreros de calzón sudado y caballistas de espuela, pelean por dominar la fotografía de los tópicos rocieros. Y entre media otros que se lo creen, que confunden emoción con milagros, romería con ruta discotequera. Y a los que excitados por el polvo, el calor, y el sudor, les revientan las pituitarias en  el nombre de Dios. De su Dios, y la madre de este.
 A la vera del camino, en el coto, el de los señoritos: Doñana. Los cadáveres de los caballos muertos se cubren de moscones, los botellines flotan en las aguas castigadas del rio Quema. Condones y compresas jalonan las colonias de retamas, regadas con orines piadosos y mierdas solemnes.
¡Viva la Blanca Paloma! grita la multitud, que bebe sus lágrimas de 70º. Mayorales, capataces, o simples perros cortijeros, mantienen las casas de sus señores, esperando la caricia del amo.
Y yo me pregunto: ¿De qué serviría recomendar a esa masa entregada a su Dios la lectura, por ejemplo, de aquel libro llamado: Con flores a María? Cuyo autor, muerto hace años, se atrevió a meter las manos en uno de los iconos de la cristiandad hispánica.
 Ante el espectáculo de los almonteños saltando la reja, de esos niños arrastrados en contra de su voluntad, sobre las cabezas idas de miles de tarados, de los empujones, arañazos, codazos y ríos y ríos de odio, que se lanzan todos los que pugnan por acercarse a la imagen, para llevarla a hombros, que se puede decir. ¿Que palabras se podrían pronunciar? Es el desierto largo y árido que tenemos que atravesar. El veneno ponzoñoso de la religión que martiriza, cohibe, reprime y anula. Y que encima se pasea cada año, en un baño de multitud enferma, que garantiza su existencia un largo tiempo más.

para Alfonso Grosso

Yorick.