siempre hay un culpable

La culpa siempre es de otro.
Si hay una guerra, la culpa siempre es de otro, tanto en los motivos de esa guerra, como en las decisiones que se toman en la misma. Si hay un desastre natural, la culpa siempre es de otro, de la naturaleza, por supuesto, y frente a la mala gestión siempre se encuentra un culpable. Si se trata de una crisis económica, la culpa siempre es de otro, del petróleo, o de los gobiernos más poderosos. Bajo esta premisa cualquier ineptitud en política económica se protege, los gobernantes se protegen, el pueblo sin embargo sufrirá siempre las consecuencias de esos desastres, sean bélicos, naturales, económicos, o de cualquier otro tipo. Los gobernantes se muestran preocupados y compungidos en sus televisiones y periódicos, hablan siempre de aguantar, de que somos un gran país, de que todo se arreglará, mientras exprimen al pueblo, mientras recortan cualquier tipo de ayuda social, y solo ellos se presentan como la solución al problema, “hay que tener confianza” dicen. Siempre hay que tener confianza en ellos. Ellos se encargarán de resolver nuestros problemas. Ellos, promesa tras promesa, mentira tras mentira, buscando siempre culpables que los exculpe de sus incapacidades y sus tropelías. Así, pasamos la vida, oyendo promesas, buscando culpables, y distraídos de la realidad. Entregados a esos gobiernos, que tan bien lo saben hacer… buscar culpables, digo.

el reverendo Yorick

CRONICAS GALÁCTICAS

Toda su historia fueron tiempos difíciles para aquellos seres. Pareciera que fueran castigados a no conocer la inmediatez de la muerte y por el contrario estuvieran extrañamente dotados para vivir con el miedo constante a su fin. Ellos mismos, en su crueldad, aprendieron a utilizar ese miedo para someter a sus semejantes y ese poder los enloqueció. Muy pronto todas las tribus de aquel mundo se vieron salpicadas de aquella condena. Muchas fueron extinguidas. Otras diezmadas. La locura convertida en gen estaba llamada a arrasar toda la vida de aquel lugar. Vivian en una constante improvisación, inventando futuros terribles o esperanzadores según les conviniera. Las víctimas de sus errores y sus supuestos aciertos eran olvidadas bajo una capa de tierra. Y la justificación que les permitía su capacidad para comunicar sus pensamientos abstractos se hacía cargo de las disculpas. Así expandieron sus fronteras, salpicándolas de miedo y brutalidad.
Sus obras, de porte magnífico, se enfrentaban vacías contra al tiempo, y la llegada de una hiedra derrumbaba los muros de la soberbia, así como el moho despojaba de su brillo a las piedras. En su errático caminar atravesaron épocas arrastrados por su balanceante devenir. Trataron de crear bibliotecas que los enalteciera como raza, pero fue tanto el calibre de sus mentiras y manipulaciones, y tan hueca la idea, que pronto cayeron en el olvido y la monotonía del engaño. Montones de legajos polvorientos se deshacían en archivos que nadie consultaba. Su pequeñez ante la quietud del universo y su incapacidad para entenderlo les atormentaba en vida y solo en la destrucción encontraba consuelo y se creían a la altura de las fuerzas arcanas del infinito. En una triste parodia de poder, estos seres malditos inmolaron su planeta arrastrados por la soberbia que les dio su ignorancia.

El reverendo Yorick

"LA VARA DE MEDIR"

Hubo un hombre que fue, y que ya no es. Vivió el tiempo que pudo, el que le dejaron, o el que le toco. Las personas que lo conocieron lo recuerdan, seguro que constantemente. Lloran su pronta desaparición. La muerte tiene esas cosas, que nunca avisa, o casi nunca. A este hombre no le avisaron, y ya no es. Otro hombre lo atropello con un coche. Puede, que en estos sucesos tan terribles, las personas muestren lo que son verdaderamente, hablando siempre desde un punto de vista humano. Esto es, creyendo que a una situación tan terrible, no le corresponde otro gesto que el intento de reparar lo irreparable. En la vida de aquel hombre no ocurrió así. El infeliz que cometió el atropello, guiado por los sentimientos a los que habrá apelado durante toda su vida, en los que fue educado, y sabiendo que es arropado por toda la gente que lo rodea huyó del accidente, corriendo a las faldas de su mamá para que lo consolara en su pesadilla. El niño grande y caprichoso, que vive en la cima del mundo, negó la ayuda a un agonizante. Fue su decisión. No seré yo quien lo juzgue por ello. El homicida es un personaje público, un artista dicen, alguien que hace de sus movimientos en un escenario arte, dicen. Tiene un público enfebrecido que paga y llena teatros y escenarios para verlo. El dice que el flamenco le corre por las venas, que es su vida. Puede alguien que comete un accidente y huye hablar de vida. Sabrá ni de lejos lo que es eso.
Papá sistema se puso en marcha, moviendo los engranajes de la gran estafa llamada estado. Juzgo, condenó, y exhibido en todos sus medios encarceló al niño grande. La viuda del hombre que fue y que ya no es, también salió en los medios, estos, sabiendo perfectamente lo que hacían se encargaron de que la imagen del dolor se convirtiera en imagen de odio implacable, se ocuparon de arropar al niño grande, de convertirlo en una víctima disculpable, que aun así y dando ejemplo cumpliría su condena, para después de ello ser rehabilitado. Así ocurrió.
Estos días el niño grande ya está en la calle, convertido en ejemplo de inserción y de aceptación de las normas, el niño grande se exhibe orgulloso, con el olvido por bandera. Todos, absolutamente todos, los periódicos de papa estado le han dedicado unas líneas. Y no solo eso, la televisión, le dedica cinco minutos de telediario a su elegido, ejemplo de reinserción, que solo piensa en seguir puliendo su arte y en seguir llenando teatros y pabellones. Sale con su cara de bueno, de niño grande, con coches grandes, matones grandes, y grandes despropósitos.
En ninguna parte se nombra al hombre que fue y ya no es. Eso no importa. Lo importante es que papa estado tolerante, permite que los hijos que torcieron su camino se rehabiliten. Y nos lo muestra a bombo y platillo. La justicia es buena. Parece decir. Sin embargo, basta un segundo de atención para descubrir que todo es una gran mentira. Las cárceles permanecen atestadas de personas, que a papa estado no le gustan, son desgraciados, reincidentes, y lo único que entienden es la mano dura. Papa estado, ya no pega, no le hace falta, pues hay muchas formas de joder a un ser humano que está indefenso, a su merced. Las cárceles están llenas decía, sin temor me atrevo a decir que no hay culpables como tampoco hay inocentes. Hay víctimas, muchas. Hay muchas personas que son condenadas y que ven como esas condenas se eternizan, cumplen sus penas y aun así continúan en prisión. ¿Por qué? ¿No dicen las leyes que veinte años de condena? ¿Por qué entonces muchos no ven fin a sus días de encierro? ¿No es esto otra forma de tortura? Son un mundo oscuro las cárceles. Un mundo que nadie quiere conocer. Hay una aceptación de su existencia y muchos mandarían allí a su propia madre. Culpa-castigo. Culpa-castigo Culpa-castigo. Papa estado recrimina y castiga. Castiga al que piensa, al que se manifiesta, al que se rebela, a todo aquel que quiere salir de debajo de su bota asfixiante lo castiga, lo encierra y le jode la vida. Porque muchos ya no vuelven nunca a ser libres, porque son asesinados, vejados, olvidados y humillados tras esos muros coronados de alambres de espino.
Cuento todo esto, para demostrar que la vara de medir depende de quien la lleve en la mano. Hay un hombre que lleva muchos años preso, más de veinte. Su condena no termina. Sus peticiones de revisar su caso, se archivaban una y otra vez. La vida de un hombre en manos de la justicia. El hombre desesperado tomó una decisión terrible: una huelga de hambre indefinida, su lema:¡ LIBERTAD O MUERTE! Dan pavor estas palabras. Solo dos caminos y uno de ellos no está en tu mano. El hombre comenzó su huelga, día tras día, así hasta setenta y tres. A los setenta y tres días, y movilizaciones por todo el país, una escueta nota de instituciones penitenciarias decía que su caso sería revisado, para concederle el tercer grado. No salió en los telediarios, ni en los periódicos. Su gesto de valor, de dignidad, se queda para los que sabemos de él. Setenta y tres días de huelga de hambre, que a buen seguro pasará factura a su organismo. Y todo porque a papa sistema no le gustan los hombres como él. Vemos constantemente como banqueros que desfalcan dinero a espuertas, políticos corruptos, policías corruptos, gente de la nobleza, todos ellos, cuando son encarcelados reciben tratos de favor, son separados de los presos comunes y viven ajenos a la cárcel en la que están. Sus condenas son cortas y a su salida son rehabilitados rápidamente. Todo esto en nuestras propias narices, mientras esas personas que llaman presos comunes se marchitan en esas fábricas de olvidos. Hasta que alguien como el hombre de la huelga de hambre nos recuerda con su ejemplo que son seres humanos como nosotros, y que si consentimos un sistema carcelario como el actual, en cualquier momento, por cualquier cosa, podemos acabar allí.

El hombre que se vio obligado a elegir entre la libertad o la muerte se llama AMADEU CASELLAS.

Superhéroes de barrio III

Han tenido que pasar meses de búsqueda en lo más oscuro de la prensa patria. Horas de dejarnos la vista y las neuronas de tanto ojear mierda periodística para encontrar a alguien digno de engrosar nuestra desnutrida lista de superhéroes de barrio.
Tuvo que ser nuestro corresponsal en Poio (Pontevedra) quién descubriera al candidato perfecto, oculto en un engendro de diario de la peor especie. La noticia rezaba así (nunca mejor dicho): -Detenido un hombre de 77 años por hacer una pintada contra la iglesia- El producto de su obra decía: CLERO CORRUPTO! Las primeras preguntas que se me ocurren son: ¿qué hace que alguien tras 77 años de existencia llegue a semejante conclusión? ¿Se necesita toda una vida para descubrir esto? Bien es cierto que muchos se van al hoyo sin saberlo, o sin quererlo saber, que es peor. ¿Qué tipo de decepción se llevaría nuestro héroe para dejarse arrastrar por la ira? ¿Qué le recomería por dentro para afrontar semejante reto? Para decidir, en un arrebato de lucidez, gastar parte de su exigua pensión de jubilado en unos sprays de pintura y lanzarse a la calle, de algún modo hipnotizado por los graffittis callejeros, y viendo en ellos una forma de comunicación verdadera. O puede que el recuerdo de su juventud, y de las pintadas antifranquistas que hizo, le motivara a utilizar el mismo método para sacar toda su rabia.
No se si llegaremos a saber la respuesta a estas preguntas.
Pero…no acaba aquí la cosa. Resulta que nuestro hombre fue denunciado por ¡vecinos! Que lo vieron desde sus ventanas (ya sabemos los pasatiempos favoritos de estos ejemplares ciudadanos, o ver la tele, o espiar por las ventanas, para tener temas de conversación en la mesa a costa de sus vecinos) estos, no se cortaron en avisar a la policia municipal de Ourense, que es donde ocurrieron lo hechos. Así que mientras nuestro hombre empezaba a rotular otra frase en la pared de un colegio religioso, fue sorprendido por los de siempre, los más sagaces, inteligentes y preparados cuerpos de seguridad: los municipales, guripas o guindillas. Según el lugar.
Nuestro hombre, al verse descubierto, a pesar de los inconvenientes de la edad, se dio el piro, lo que provocó el encabronamiento de los agentes, que no dudaron en preparar un dispositivo especial para capturar al prófugo. Quién en un alarde de profesionalidad, se deshizo del spray comprometedor, e intentó mezclarse con los viandantes, pero claro, nuevamente esas personas impregnadas del espíritu de colaboración ciudadana no dudaron en acercarse al anciano cuando este fue interceptado por otra patrulla de municipales, a dar testimonio de que efectivamente era aquél el hombre que buscaban. Ver para creer, se imaginan: -¡Señor agente! ¡Señor agente! ¡Es él! ¡Que yo lo vi! -¡Y yo también! -¡Y yo! -¡Y yo!
Nuestro sorprendido héroe no daría crédito, seguro que el buen hombre se cagó en la madre de sus eficientes conciudadanos, y no le falta razón, porque es que la noticia se las trae. Y por cierto, se ve que la policía municipal de Ourense, no tendrá muchas cosas que hacer, si se tienen que hacer notar en estas gilipolleces, se me ocurren cientos de ideas con las que podrían llenar su tiempo de aburrido servicio, ese, que pagamos todos. Mientras tanto, en noticias de ayer: un escolta y un agente de seguridad, se lían a tiros en una zona pública, y de esto ni hablamos, que no pasa nada, coño, que fue un mal entendido. Que ellos son profesionales.
No interesa, poner en duda la necesidad, de que estemos rodeados de supuestas gente profesional, que lleva un arma, que ellos saben lo que hacen, y cuando alguien cae abatido por un disparo, proveniente del arma de alguno de estos tipos, ya sean escoltas, vigilantes, cazadores, militares, policías o cualquiera que posea licencia de arma, aunque esté más pasao que una paraguaya a pleno sol, se dispersarán las noticias, con el fin de que no se abra ningún debate al respecto.
Esta mañana, cuando iba al trabajo, tuve la desgracia de pasar por delante de un banco cuando los seguratas, se disponían a traer o llevar la pasta, no sé, tendrían que haber visto la cara de asesino que tenía el que quedó en la puerta, delante del que tuve que pasar sin remedio, a diez metros, todavía notaba su mirada taladrándome, a lo mejor esperaba que me diera la vuelta para intentar apropiarme de la saca. Si es que….

En fin, espero que a nuestro amigo de 77 años no le caiga mucha multa, y que ese espíritu contestatario y crítico que se le despertó le dure el resto de su vida, y no se le pasen las ganas de hacer pintadas contra el clero, los obispos, los maderos, los buenos vecinos o la putísima calavera de todos.

Salud.