TRÁNSITO
ANNA SEGHERS (NETTY REILING)
1900,Maguncia
1983, Berlín
Ya no oíamos disparos; el tonto del
pueblo, el único que se había quedado, no pudo darnos ninguna información. Ese
hálito de muerte era más angustioso que los bombardeos sobre los muelles.
Finalmente, dimos con la carretera de París. La verdad es que no éramos ni
mucho menos los últimos. De los pueblos del norte seguía vertiéndose un mudo
chorro de refugiados, carros de cosecha altos como una casa cargados de muebles
y jaulas de pájaros, niños y abuelos, cabras y corderos, camiones con un
convento de monjas…
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Vieja era la mirada de esos niños a los
que nada había quedado oculto, ni el secreto de la muerte ni el secreto del
origen.
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El pasillo estaba bloqueado por docenas
de bultos de equipaje. Eran de un grupo de españoles, hombres y mujeres, que
querían zarpar esa noche, a Cuba vía Casablanca, y de allí a México.
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Entonces había llegado la policía
francesa. Había detenido a todos los hombres en edad de llevar armas alegando
un acuerdo con el Gobierno de Franco.
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Los españoles que esperaban nos rodeaban
sonrientes, con los corazones intactos de hombres apasionados que jamás se
habían dejado embotar por la guerra, por el campo, por el horror de miles de
muertes, y contemplaban nuestro reencuentro.
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Por aquel entonces, todos tenían un
solo deseo: partir. Todos tenían un único temor: quedarse.
¡Huir, simplemente huir de aquel país
hundido, huir de aquella vida rota, huir de aquella estrella! La gente escucha
ansiosamente hablar de partidas, de barcos apresados y que jamás llegan, de
visados comprados y falsificados y de nuevos países en tránsito. Cualquier
charla sirve para acortar la espera, porque la gente está consumida de esperar.
EL
BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)
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