EL ROMBO DE MICHAELIS


EL ROMBODE MICHAELIS
FERNANDO ROYUELA

Madrid, 1972

         El uso intencionado del lenguaje basta para manipular la objetividad de las cosas y convertir al inocente en culpable, al listo en tonto, y al casto en un derroche de vicios, sevicias y perversiones.

         Ahora sale en la tele, en un concurso de esos de hacer el gilipollas. Él es el presentador.

         …y mujer conocida por la carnalidad aterciopelada de su rombo de Michaelis, del que muchos hacían sede de lametones y lugar de recreo.

         Al atardecer del tercer día, uno delos miembros de la comitiva regia, el marqués de la Bola, empezó a sentirse mal. La tripa se le había inflado igual que un globo y expelía ventosidades largas y cadenciosas como versos alejandrinos.

         Acto seguido le acarició la nalga a palma abierta por debajo del rombo de Michaelis con la guinda al remate de un pellizco tornillón, lo que le valió un par de bofetadas de las bien dadas en lo más carnoso de la mejilla, por asqueroso, por zafio y por sobón.

         Tras muchos rezos y subsiguientes palanganazos de agua bendita, lavieja escupió por la boca el Fuero de los Españoles en un tomito miniado, y quedó relajada y en un estado de ataraxia beatífica sin par.

         Sus andares se hacían más lentos, su rombo de Michaelis más protuberante a causa del desplazamiento de la pelvis, sus movimientos más torpes y la gravidez progresiva de su cuerpo empezó a desvelar una barriga prominente al margen de lo común.

         Náuseas, vómitos, debilidad general, dilatación del rombo de Michaelis y antojos estrafalarios como comer a deshoras lechuga con mermelada de ciruela fueron manifestándose.

         Durmió sobre las piedras boca arriba con el rombo de Michaelis expuesto a la voracidad de los insectos terreros. Pasó calamidades por el camino y hasta un lobo estuvo a punto de devorarla una noche sin luna en la que el viento chillaba su melodía de rabia.

EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)


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