Estupefacción,
vértigo y alegría. Estas emociones sentí hace tres días al abrir
una cajita, en la que había guardado un diente tiempo ha, y
encontrar 195 euros.
Por
fin, pensé, el Ratoncito Pérez se ha acordado de mí. Cuando niño,
ni una perra gorda. ¡C...!, exclamé, el R. P. existe. Tiene
coj....; hay que jod...; cagonD...; la VirgenP...; Jolin..; mecach...
A la vejez!!!
Todas
estas expresiones, inusuales en mi vocabulario cotidiano, fueron
proferidas producto de la conmoción lógica del momento tan
extraordinario que estaba viviendo.. Pues, el insólito hallazgo
hacía que me replanteara un montón de conceptos y teorías, hasta
ese momento tenidos como seguros e incontrovertibles.
Pues,
si de ha mucho no creía en la existencia de los Reyes Magos, que
sólo me traían juguetes de “todo a cien”; tampoco en los de la
Zarzuela, que en vez de traer, se llevan; tampoco me he acercado
jamás a una urna; desafecto a cualquier régimen; poco cariñoso con
la Patria, a la que devuelvo el mismo cariño que ella me manifiesta;
descreído de los poderes, todos, que conforman Estado, aunque
temeroso de ellos. Y, en fin, del aciago Demiurgo, sólo el
reconocimiento del mérito de haber hecho el mundo en seis días.
Porque de haber tardado 28 días, las semanas se nos harían
insoportables.
Todas
estas certezas y seguridades estaban en entredicho, a punto de
desaparecer ante el hallazgo del dinero dentro de la aciaga cajita de
los coj... Mi mundo se desplomó en un instante.
Hundí,
abatido, la cabeza entre las manos, tratando de reflexionar. Así
permanecí más de ocho horas. Mi cabeza era un torbellino de
encrucijadas.
De
pronto, me acordé de que ese dinero lo había ido guardando en la
olvidada cajita para comprar gasolina. Y, no tengo coche.
¿Será
por lo de cálido otoño?
EL
BOBO DE KORIA
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