Los proletariemas III: la oficina de empleo.

Envueltos
en la claridad brumosa de la mañana
personas anónimas hacen cola
el olor inconfundible de la resignación
del miedo a la negativa
de la incertidumbre burocrática
se hace cuerpo

los minutos pasan y otros llegan
saludos tímidos o silencios estruendosos
disfrazan los individualismos de cotidianidad
las pocas conversaciones se buscan
en un púlpito inútil donde cada cual hace oficio
una lluvia de cenizas muertas
baña los amaneceres baldios

obreros mendicantes suplican la ingratitud de una herramienta
que convierta su sino en destino
razas perdidas que estigmatizan su propio olvido
anclándose en sueños que no les corresponden

rotos acuden a lamentar sus desgracias
hipnotizados ante una puerta
donde un collar de pinchos les espera
para engrandecer los muros invisibles
de las cárceles ciudades

1 comentario:

negranieve dijo...

ke la calle subversiva los acoja.
la manta del okupa,
su xispa
y el goteo de su sudor en la lucha.
ke los supermercados pongan sus mejores viandas
a precio de xandal
o bolsos de plata
cuidado con el bip bip cada vez más numeroso
y aquel que se disfrazo de muerte de un obrero.
salud y fuerza para pasar ese bache,
lleno de culpables
y del que perdió la culpa.
No ceder un paso a los escudos al progreso...
Seguir, seguir usando vuestra mano de obra
en pos de un mundo sin dinero
a ver si con suerte
despertamos en otro tiempo, con otra gente y nuestra piel es igual de sensible a los arañazos ajenos.