me pierdo como un perro en una tormenta
sabiendo que mis mentiras naufragadas
son el único lugar para buscarte
que la dulzura de algunos sueños perecen en las bocas de las ninfas
que ávidas de alimento se ensañan con nuestros restos
ante esta realidad vencida que agoniza aplastada por su yugo
retrocedo abandonando mis tristezas en las mismísimas puertas de tus sueños
como dinteles venenosos te previenen
desorbitando tu mirada que huye rabiosa de mis ojos
con el reproche apuntando al epicentro de una incomprensión
que deshace nudos gorgianos e inutiliza el filo de las espadas
adiós pues antes de nada
no hagamos reparto de veneno
y huye como yo con la pena desterrada
y las lágrimas embebidas
rafa becerra
1 comentario:
recuerdos plagados de esparto
dejas en mis espaldas,
como espinas que al coger
dañan mis manos.
la ausencia huyó con un solo grito
cargado de sal y vinagre
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