¡Qué
lejos ha llegado este muchacho! Recuerdo
cuando me lo presentaron,
era un cachorro de las
nuevas juventudes del partido, auténtico
quintacolumnista dispuesto a todo por ascender.
Con la mirada hundida
de hiena que trota por la
sabana, venteando la carroña. Justo lo que
yo
necesitaba. Lo fiché
de inmediato, le expliqué cual
era su cometido, necesitaba a alguien
capaz de
estar a mi lado hasta las últimas consecuencias,
dispuesto
a lanzar cortinas de humo mediáticas y a
defenderlas, para desviar
la atención. Alguien que
colaborara en mantener viva la imagen de
fortaleza
del partido, con vehemencia y solidez.
Necesitaba
ambición, frente a toda esta cohorte de
ineptos en la que se han
convertido mis ministros,
apoltronados, y engolfados en la
irrealidad.
Ahora,
de mi mano, esta en lo más alto. Solo le
queda rubricar la vuelta a
la presidencia. Qué ilusos
aquellos que pensaban que unas primarias
modernizaban al partido ¡Bah! no íbamos a dejar el
futuro en manos
de tenderos y burgueses del tres al
cuarto. Era necesario montar el
teatrito, poner cara
de preocupación de vez en cuando, humanizar la
cara pública del partido. Sabíamos que ella no
pondría ningún
obstáculo, que aceptaría el sacrificio,
su, por ahora muerte
política, por el bien común. Por
nuestro bien, por el orden y
nuestro mando frente a
este país descastado y frívolo, al que no se
le puede
dejar solo. Jugamos, sólo jugamos a la democracia,
a la
tolerancia, a la igualdad, pero ni un solo pelo de
ese peinado se
sale de su sitio sin que yo lo diga.
Ahora
mi muchacho los encandila, se pasea
triunfador por los mítines, por
las provincias, donde
las enmantilladas damas medio analfabetas le
seguirán hasta el fin, donde los señoritos se mueren
por aparecer
junto a él en las fotos. ¡Este es mi
hombre! Mi creación, mi
legado, la gestión del poder
de forma piramidal. Recio, y
contundente, sin
titubeos. Tenemos los medios y al personal
preparado. La política: Somos nosotros.
el reverendo Yorick.
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