LA REINA DE PARAMARIBO
CLARK ACCORD
6 marzo de 1961. PARAMARIBO. Surinam
11 mayo de 2011. ÁMSTERDAM. Países Bajos
MAX LINDER:
23 mayo de 1902. Paramaribo
14 enero de 1981. Paramaribo
A pesar de los años su voz no había
perdido ni un ápice de su fuerza, conservaba intacto su repertorio de insultos
y palabrotas: más de unos genitales maternos pagaban con creces los platos
rotos. Resultaba asombroso comprobar cuántas maneras diferentes de designar una
misma parte del cuerpo era capaz de imaginar una persona.
--
Ataviada con un pantalón vaquero,
camisa y chaleco de cuero, Wilhelmina se había convertido en el centro de
atención. En lugar del sobrerito de paja lucía un sombrero vaquero, yen la
cadera, unas pistoleras. (…)
Wilhelmina proclamaba a los cuatro
vientos que estaba enamorada del brillante actor (Max I. Linder) noruego: el
sería el único hombre capaz de domarla.
--
-Marius, me gustas, pero no te hagas
ilusiones. Te lo diré muy claro: para mí, un hombre vale el dinero que lleva en
el bolsillo. Y me refiero a mucho dinero. La única vez que un muerto de hambre
me poseyó fue a la fuerza.
--
-¿Así que esas historias que se cuentan
de ti no son simples invenciones? –jadeó él, que a duras penas conseguía
mantenerse a su altura.
-¿Qué soy una motyo? Nunca lo he negado.
-¿Así que eres una puta…?
-Sí. ¿Quieres que te lo deletree?
--
Bka-iri se había instalado en su
taburete de perfil a las mesas. Según ella, así realzaba más el gigantesco
culo, su mejor reclamo. La tela barata del vestido floreado que lucía se
tensaba alrededor de sus nalgas.
--
-Antes de que me olvide. En cuanto a la
tarifa: didon, (misionero) dos
florines con cincuenta, afu skoinsi
(de lado) un florín con cincuenta, y bak´pun
(por detrás) un florín. (…)
Siempre comento las tarifas por
adelantado. Así, luego no hay malentendidos, queridito –explicó Maxi mientras
le acariciaba la cara con el cigarro.
--
Es una lástima que prive usted a su
hijo de un buen futuro. Nole impida aprovechar todo lo que le ofrece la vida
–casi suplicó Maxi.
Mary la miró, asustada.
-Aunque enviara a Emanuel a la escuela,
ni siquiera tendría dinero para comprarle libros.
-Eso tiene arreglo. Venga a verme cada
fin de mes. Vivo en Saramaccastraat, en Bigi Spikre, encima del sastre. Yo le
daré dinero suficiente para hijos vayan
a la escuela. Además, me ocuparé de que reciba usted cada mes un saco de
provisiones.
--
A cada paso que daba, el vestido se le
ceñía al cuerpo. Al ver la suave curva de su vientre y las generosas formas de
sus muslos a Howard se le erizaron los pelos de la nuca.
--
-Les ofrecí mi cuerpo –prosiguió Maxi-,
y, como si eso no les bastara, también quisieron mis joyas, y hasta mi vida, o
al menos eso parecía -Con una mueca de dolor volvió a ponerse el zapato-.
Pagarán por lo que me han hecho. Que maltraten a las otras chicas, venga o no a
cuento, pase, pero con Wilhelmina Angélica Adriana Merian Rijburg han de ir con
mucho cuidado.
--
La aparición en los diarios del decreto
del Gobierno anunciando que se actuaría contra las personas que alteraran el
orden público y pusieran en peligro la salud de las tropas, allanó el camino
para la mayor redada de todos los tiempos en Surinam.
--
Podemos
echar pestes de los hombres, pero ha de haberlos. Si juegas bien tus cartas,
conseguirás de ellos lo que te dé la gana. Las mujeres tenemos un tesoro entre
las piernas. No importa que seas guapa o fea: ellos sólo anhelan ese tesoro. Y
yo, Pauline Sporkslede, te aseguro que los hombres están dispuestos a pagar muy
bien por ello. Je, je, je.
--
Maxi había establecido tal vínculo con los
capitanes, que la mayoría se contaba entre sus amistades. Les comunicaba cómo
iban las cosas en esa parte del reino, y, sin excepciones, era recibida a bordo
con el protocolo debido a un personaje oficial.
--
Era del dominio público que si uno
quería estudiar o irse al extranjero tenía que hablar con Maxi Linder. Él
conocía historias de chicos que habían ido a verla y sin rodeos le habían
preguntado si podía pagarles los estudios.
--
Siempre había esperado encontrar la
muerte en la calle, a ser posible en el barrio de las putas. Pero así, al lado
de la cama, en la oscuridad…
--
-De joven trabajé en la construcción
del teatro Tower –decía uno-. El rótulo de neón lo habían traído de Estados
Unidos. No lo creeréis, pero cuando abrimos el embalaje, de una de las letras
colgaba una tarjeta en la que ponía “Greetings to Maxi Linder Queen of All
Whores”. “Saludos a Maxi Linder, Reina de todas las putas”.
EL
BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)
No hay comentarios:
Publicar un comentario