"El bocasopas"

Lo admito sin reparo, cuando veo tu rostro enfermizo de persona dada a los excesos de la mesa, a los excesos alcohólicos, entregado a un hambre lujuriosa que no se apaga, siento una repugnancia extrema. Sin embargo, mi odio, mi animadversión hacía tu persona no proviene de tu desagradable aspecto, sino de lo que representas: un rey. La misma verdad incontestable que te otorga ese título me coloca a mí bajo tu poder, me designa con el dudoso adjetivo de súbdito. Y yo no quiero ni me he sentido nunca tu súbdito. Por eso me produces un asco tan profundo, porque en lo solido de mi entendimiento no cabe figura regía de ningún tipo, del mismo modo que no cabe dios, ni gobierno.

Como era de esperar, y cuesta creer que nadie en tu apreciado país lo sospechara, eres un ladrón de hecho, un saqueador, y has dedicado tu reinado a enriquecerte a crear un imperio millonario acuciado por tu codicia. La institución que gobernaste, digámoslo sin tapujo, solo sirve para mantener a los esclavos en la ilusión de que viven en un estado que busca la prosperidad y el crecimiento de todos, y donde los únicos que prosperan y crecen, sois tú, y los de tu calaña.

Recuerdo tus asquerosos discursos llenos de zalamerías y lugares comunes, haciendo como que te ponías serio para largar una reprimenda a tu pueblo. Cómo te habrás reído de la caterva de imbéciles que te corean, mientras tú puteabas por medio mundo. Con tu cara de cerdo triquinósico empachado de tragar. Procedes de un linaje de ineptos para el gobierno, sin embargo soportamos el peso de todo tu árbol genealógico, que no es poco, créeme. Habéis enlodado de mierda gran parte de la ya de por sí miserable historia de este país, y sin embargo, ahí sigue tu heredero, procreando para asegurarse de que el negocio seguirá en pie mucho tiempo.

Me hago cargo que desde mi perdida posición en la gran multitud, difícilmente podría tener la más mínima oportunidad de hacer algo al respecto de la justicia contigo, pero no puedes impedir que fantasee con ello, que te pueda decir que te arrancaría las orejas con dos alicates, que te haría gritar hasta que te cagases encima, al modo "heroico" de la inquisición que tanto y tan buenas relaciones siempre tuvo con tu familia. Eres un verdadero cáncer, y si cuando te miras al espejo ves tu propia decrepitud, piensa que es la misma que has inoculado en el estúpido país que te coronó rey. Dudo de que sepas lo que es la vergüenza, que la hayas tenido nunca, veo tu nauseabunda cara y solo puedo maldecirte y desearte una muy larga larga agonía, como la que tuvo tu predecesor y mentor. Solo espero que los gusanos que se atiborren de tus hediondas carnes no lleguen ni a mosca, para que no infecten el aire con la ponzoña de tu raza.


el reverendo Yorick

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