ABSOLUCIÓN
LUIS LANDERO
25 marzo de 1948. ALBURQUERQUE.
España
Y, sin embargo, la
experiencia más duradera y real de aquellos tiempos, y que no admitía trampas
ni invenciones, fue la del tedio.
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El padre, por ejemplo. Cuando se quedó
medio tullido por el aceite de colza o más bien por los tomates de Almería,
entró en una fase depresiva de rabia y de nostalgia delos viejos tiempos…
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De
pronto vislumbró con una clarividencia aterradora que la vida no merecía la
pena ser vivida. Todo era tedio, y un lúgubre futuro, con solo el sobresalto de
alguna efímera ilusión.
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Y entonces ocurrió que, del mismo modo
que al principio se enamoró o creyó enamorarse de ella por un detalle nimio,
ahora se desenamoró de golpe por la misma razón. Así de absurda y ridícula era
la vida.
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Contingencia: he ahí una palabra que
sigue siendo tan potente, tan actual, tan aterradora como el primer día que
llegó a sus oídos.
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Haría como su padre, como Moisés y como
tantos: negociar con la vida y llegar a un pacto de mínimos, a un simple pacto
de no agresión, tú no me das mucho y yo tampoco exijo más.
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-¿Y sabes cuál es la conclusión a la
que llego siempre después de leer algún libro de historia? Que el hombre está a
medio civilizar y que es malo por naturaleza. O porque la sociedad lo ha hecho
malo, que para el caso es lo mismo. Malo o estúpido, que no sé qué es peor.
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-Yo pienso que la vida es algo así como
un viaje en metro o en tren donde tú eres el único pasajero y donde van
anunciando por los altavoces: “Próxima estación, Escuela Elemental; próxima
estación, Primer Amor; próxima estación, Desengaño Amoroso…” Y luego vendrán
las estaciones Grupo Pascual, Matrimonio, Paternidad, Adulterio, Suicidio,
Divorcio, Crimen, Exilio…, y así hasta llegar, que a veces llega cuando menos
lo esperas, a la estación Hospital, y luego la última de todas, el fin de
trayecto, cuyo nombre todos conocemos.
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EL
BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)
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