CEMENTERIOS

LOS GRANDES CEMENTERIOS BAJO LA LUNA (escrito en 1937)
GEORGES BERNANOS

20 febrerode 1888. París
5 julio de 1948. Neully-sur-Seine. Francia


Si traigo aquí fragmentos del libro de Bernanos es porque el autor es católico-fascista. Es de ellos, pero no puede soportar las atrocidades del bando católico. Bando capitaneado por el El Cerdo, o Paca la Culona, como le llamaba el asesino Queipo de Llano. Lo que más le repugna al escritor es que los crímenes sean bendecidos por la Iglesia Católica Apostólica y Romana. La que cubría con palio al Cerdo.

Bernanos era monárquico, y se presentaba como miembro “de la clase alta”; también se denominaba patriota de la Francia Imperial, católico, y argumentaba su discurso con versículos de la Biblia , y con ella explicaba y defendía la vida del mito de Cristo; vinculado a Falange por identificación con su dirigente, encuadró a su hijo de 17 años  en las filas de ésta; además defendía a ultranza el estado social preindustrial, en él los monárquicos gobernaban estableciendo un orden bajo el cual la única división era la separación entre la clase alta, monárquicos, y el pueblo, y ese pueblo debería obedecer absolutamente la Ley y el Orden establecidos.

Para Bernanos la Mallorca en la que vivió hasta el golpe era una isla de pacíficos labriegos, respetuosos con los de su clase, y habitantes de su propio mundo sin estridencias. El golpe fascista lo trastocó todo, pero teniendo que tomar partido él sabía cual era su lugar. Lo que ocurrió es que la barbarie de sus acólitos le superó y en pro de su creencia, superado por los acontecimientos escribió “Los grandes cementerios bajo la luna”.

El escritor que se sentía y era de la clase en el poder, que había celebrado el golpe de estado fascista, se vio desbordado, su conciencia no pudo soportar tanto crimen, tanto atropello, tanta barbarie, y decidió marcharse de Mallorca. Ya en Francia dio a conocer por medio de éste libro lo que había visto, lo que había sabido. Se pregunta en algún momento si tanta injusticia se juzgará alguna vez, si se reconocerá la memoria de los republicanos a los que los golpistas y sus colaboradores les quitaron la vida.
RAMÓN PEDREGAL CASANOVA


         Porque las clases medias son casi siempre las únicas que proporcionan al verdadero imbécil. La superior se arroga el monopolio de una clase de idiotez perfectamente inutilizable, una idiotez de lujo, y la inferior no pasa de unos toscos y a veces admirables esbozos de animalidad.

        
         La verdad es que la ira de los imbéciles llena el mundo. Reíd si queréis: de ella no se librará nada ni nadie, es incapaz de perdonar.

         Allá en Mallorca vi pasar por la Rambla unos camiones repletos de hombres. Rodaban con estruendo a ras de las terrazas multicolores, recién fregadas y chorreando, con su alegre murmullo de verbena. (…) Los sacaban todas las noches de los caseríos perdidos, cuando volvían del campo; partían para su último viaje, con la camisa pegada a los hombros por el sudor, los brazos aún cargados del trabajo del día, dejándola sopa servida en la mesa y a una mujer que llega demasiado tarde a la entrada del jardín.(…)
         … repito, nunca me cansaré de repetir que esas personas no habían matado a nadie. Eran campesinos semejantes a los que conocéis o más bien a los que conocían vuestros padres, y  a los que vuestros padres estrecharon la mano, porque se parecían mucho a aquellos insumisos de nuestros pueblos franceses adoctrinados por la propaganda de Gambetta, a aquellos viñadores del Var,… 
         Pensad que acababan de tenerla, su república –¡Viva la República!-, que todavía, la noche del 18 de julio de 1936, era el régimen legal reconocido por todos, aclamado por los militares, aprobado por los farmacéuticos, médicos, maestros, en suma por todos los intelectuales.

         El personaje a quien las conveniencias me obligan a llamar obispo-arzobispo había mandado al lugar a uno de sus curas que, chapoteando entre la sangre, impartía absoluciones entre descarga y descarga.

         A mi entender. Terror es todo régimen en que la vida o la muerte de los ciudadanos, huérfanos de la protección de la ley, están a merced de la policía estatal. Para mí, un régimen de Terror es un régimen de Sospechosos. Vi funcionar un régimen así durante ocho meses. Más exactamente, necesité diez meses para descubrir, engranaje a engranaje, su funcionamiento. Lo digo, lo afirmo.

         Así, hasta diciembre, las cañadas de la isla, en las cercanías delos cementerios, recibieron regularmente su fúnebre cosecha de mal pensantes. Obreros, campesinos, pero también burgueses. Cuando le pedí a un amigo médico la placa que poco antes me había sacado uno de sus colegas radiólogos –el único radiólogo de Palma-, me contestó sonriendo: “No sé si lo encontraremos…Al pobre X… se lo llevaron de paseo el otro día”. Estos hechos son de dominio público. (…)
         A primeros de marzo de 1937, al cabo de siete meses de guerra civil, estos asesinatos ascendían a tres mil. Siete meses son doscientos diez días, es decir, un promedio de quince ejecuciones diarias. Me permito recordar que la islita se puede recorrer fácilmente en un par de horas, de punta  a punta. (…) El reverendísimo obispo de Palma no ignora estas cifras.

         No hay piedad en una guerra civil, y tampoco hay justicia. Los rojos de Palma, que en su mayoría eran miembros de partidos de izquierda moderada, no tenían nada que ver con los asesinatos de Madrid o Barcelona, lo que no les libró de que les mataran como a perros.

         Creo que los alemanes no tardarán en acostumbrarse a quemar a sus judíos, y los estalinistas a sus trotskistas.

         La sociedad humana estállenla de contradicciones que nunca se resolverán. La revolución por ejemplo, siempre se hizo con los pobres, aunque pocas veces los pobres sacaron un gran provecho de ella. La contrarrevolución siempre se hará contra ellos, porque están descontentos y a veces hasta desesperados. Y la desesperación es contagiosa. La sociedad se adapta muy bien a sus pobres mientras pueda absorber a los descontentos, ora en los hospitales, ora en las cárceles. Cuando la proporción de descontentos aumenta peligrosamente, llama a los guardias y abre de par en par los cementerios.

EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)

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