POR QUÉ NO SOY FEMINISTA


 

POR QUÉ NO SOY FEMINISTA

JESSA CRISPIN

 

1978. LINCOLN. Estados Unidos

 

         El feminismo que yo defiendo es una revolución total, una revolución donde las mujeres no solo tendrían derecho a intervenir en el mundo tal y como es –un mundo intrínsecamente corrupto concebido por el patriarcado para subyugar, controlar y destruir a quien lo desafíe. (…) El mío no es un feminismo de cambios graduales que se acaba revelando como más-de-lo-mismo. Es un fuego purificador.

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         Lo invendible es ahora una estrategia de márquetin. Las celebrities, las cantantes, las actrices… todas enarbolan orgullosas la palabra. La encontramos en las revistas de moda, en los programas de televisión, en las canciones. El feminismo es tendencia.

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         Si queremos que el feminismo resulte aceptable para todo el mundo hay que asegurarse de que sus objetivos no incomoden a nadie, de modo que las mujeres que defendían un cambio radical han quedado fuera. Lograr que la gente se sienta incómoda era la clave del feminismo.

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         Lo peor de todo, sin embargo, es la tendencia del feminismo contemporáneo a ver a las mujeres en el poder como un bien en sí mismo; mujeres como Hillary Rodham Clinton, que siendo senadora anuló programas de bienestar social con graves perjuicios para las mujeres y niños pobres y apoyó intervenciones internacionales que provocaron la muerte y el sufrimiento de miles de civiles… (…)

         Las mujeres que se comportan con la misma crueldad que sus homólogos masculinos no son heroínas, no son modelos a seguir.

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         El feminismo se ha desvirtuado en nombre de la avaricia y el poder. Ha caído seducido por todos los placeres que ofrece el mundo patriarcal, abrumado por la ingente cantidad de trabajo que sería necesaria para destruirlo. (…)

         Para triunfar en el mundo patriarcal, nosotras mismas adoptamos el papel de patriarcas.  

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         Todas las instituciones de mi país de origen, Estados Unidos, desde el sistema judicial a la industria bancaria, desde el sector inmobiliario al sistema educativo, son al mismo tiempo un producto del patriarcado.

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         El patriarcado es algo que va más allá de la libertad personal de la mujer. No se trata de nosotras contra ellos. Es el sistema que permite a los poderosos conservar su posición por medio del control y la opresión de la mayoría. La misoginia, al igual que el racismo, la homofobia y cualquier término que se nos ocurra para catalogar el miedo y el odio patentes hacia los pobres, es una extensión natural del patriarcado.

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         Ahora que las mujeres crecen con ese acceso al poder, no veremos un mundo más igualitario, sino el mismo, solo que con más mujeres.

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         El movimiento feminista y la lucha por los derechos civiles tenían un objetivo común: desmantelar la jerarquía por la que se ha regido durante siglos la sociedad occidental.

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         Siempre es más fácil sentir que valemos si menospreciamos el valor de otro. Es más fácil decirlo que no somos que hacer un recuento veraz de nuestras cualidades. (…) …si los malos son ellos, entonces nosotras somos las buenas, y cualquier cosa que hagamos en su contra es por un bien mayor.

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         Solo dentro de la estructura patriarcal tienen las mujeres sus libertades restringidas. Dejarla atrás supone renunciar a las recompensas que dicha estructura concede a cambio de colaborar con ella, pero también nos devuelve la capacidad de acción.

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         No nos gusta admitir que la demonización de los hombres heterosexuales sigue el mismo patrón de odio y prejuicio que alimenta la misoginia, el racismo y la homofobia.

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         Es preocupante que esperemos que ese instrumento patriarcal que es la justicia penal –una fuente de sufrimiento que se alimenta de las injusticias hacia los pobres- sea el que resuelva los problemas de seguridad de las mujeres.

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         Si continuamos definiendo la identidad de nuestro grupo en base a lo que nos han hecho, seguiremos siendo objetos en lugar de sujetos.

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         Tenemos que empezar a alzarnos por encima de las estructuras que nos han dejado. La manera en que organizamos nuestras vidas, nuestros hogares, nuestro trabajo, nuestra alma: tenemos que concebir una visión del mundo radicalmente nueva. Es más importante que nunca.

         Y si esto no te interesa, si solo quieres una vida cómoda, si solo quieres ganar dinero, ver los programas que te gustan y que te vaya lo mejor posible en la vida, entonces reconócelo: tú no eres feminista. Asume la verdad y no le des más vueltas.

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EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)



 

3 comentarios:

Unknown dijo...

desde luego hay gente que para coger algún tipo de subvención política hace lo que sea

Unknown dijo...

La diferencia es que los necios se conjuran contra quien no lo es

Unknown dijo...

La conjura de los necios