LOS BIENES
DE ESTE MUNDO
IRÈNE
NEMIROVSKY
24 febrero de 1903. KIEV. Polonia
17 agosto de 1942. AUSCHWITZ. Polonia
El descontento de la señora Florent le
permitía, por contraste, calibrar al fin su propia dicha.
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Satisfecha, se dijo que ella no había
sabido maniobrar con habilidad y había conquistado y llevado al altar a Florent
en un visto y no visto.
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La gente se acostaba, se levantaba y
comía pensando en la guerra. Soñaba. Lo sorprendente era que la población
pudiera seguir acostándose, levantándose y comiendo a pesar de la contienda Hacían la colada,
recogían fruta para las mermeladas, preparaban la cena…
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“Está demasiado gorda. Parece
pretenciosa y dura”, pensaba Agnès. Y la otra: “El niño es enclenque. Yo le
habría dado a Pierre unos hijos preciosos. ¿Qué le ha aportado ella, a ver?
Reñir con su familia. Que lo echaran de la fábrica. ¿Y por qué? ¿Qué vio en
ella? Está demasiado flaca, casi no tiene caderas ni pecho. Y no me gusta la
forma de su boca”.
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S su modo de ver, las enseñanzas de
Jesús no eran aplicables a aquel siglo XIX, en el que, Julien Hardelot, vivía
rodeado de cosas estables y seguras, las rentas al tres por ciento, las
acciones de los ferrocarriles y las obligaciones rusas.
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-En aquellos tiempos, las chicas no
gozaban de la misma libertad que ahora. En las buenas familias (y los Florent
somos de una excelente familia), los matrimonios los concertaban los padres, de
modo que a los jóvenes no les quedaba más remedio que obedecer.
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Nosotros, en 1914, éramos tan
inocentes, como recién nacidos. Íbamos a la guerra de buena fe. Pero nuestros
hijos, que saben que todos los sacrificios fueron inútiles, que la victoria, no
venció a nadie, que han leído, visto u oído cuando sucedió entonces y después,
¿cómo quieres que lo soporten?
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EL
BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)
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