BALADA DE LA COSTA OESTE


BALADA DE LA COSTA OESTE
JEAN-PATRICK MANCHETTE

19 diciembre de 1942. MARSELLA
3 junio de 1995. PARÍS

Recordemos que, en su momento de máximo poder, solo consiguió alcanzar un puesto de alta jerarquía en la Policía Militar. No nos ha de sorprender, pues, verlo en el último tiempo aterrorizado y sin dejar entrar a nadie en su casa, ni bracero ni sirviente, por miedo a que se tratara de un agente de la CIA, o del Gobierno dominicano, o de cualquier organización de compatriotas revolucionarios en el exilio. (…)
         Recordemos asimismo, que se trata de un hombre que, cuando una viuda se negó a creer que su marido había muerto, le envió por correo lacabeza del difunto, con cierto apéndice entre los dientes.
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         …una jaca, soberbia y horrible a la vez, de gran porte y elegante, ojos grandes y verdes, cabello negro largo, grueso y saludable, pechos generosos, duros y blancos, anchas espaldas blancas y redondeadas, grandes nalgas duras y blancas, gran vientre duro y blanco, largas piernas musculosas.
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-Tu madre es una gilipollas.
-Mi madre será una gilipollas –reconoció Béa con una ecuanimidad inapelable-, pero hoy comemos con ella y tú me vas a hacer el favor de presentarte bien limpio y afeitado.
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         Éste se había internado sin placer alguno en el agua fría, poco apoco, sumergiendo, por orden, el pene, los cojones y el ombligo. Luego, el torso y la cabeza, y nadó en ciento veinte centímetros de océano enriquecido con hidrocarburos, paquetes vacíos  de Gauloises, pedos de pez, mondas de naranja y restos de orina, rodeado por un montón de niños, alegres adolescentes, jugadores de pelota y carcamales deportivos, por no hablar del negro del bañador rojo.
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         Sacó una pistola automática en cuyo costado podía leerse: BONIFACIO ECHEVERRÍA. S. a. EIBAR- ESPAÑA – “STAR”.
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         El majareta se guardó el martillo en el cinturón, agarró a Gerfaut por los sobacos con ambas manos y empezó a empujarlo hacia delante (…) hasta arrojarlo fuera del vagón.
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         El pelagatos soltó un chillido de rata cuando el otro le hundió la navaja en el costado, y uno más cuando sintió el metal retorcerse en su interior y volver a salir. La sangre corría en abundancia.
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Por el lado derecho, el torso de Alphonsine se quebró. La chica saltó de lado, como si un caballo le hubiera dada un par de coces. De su espalda salieron bruscamente un trozo de hueso machacado, algo de carne hirviendo, fragmentos de los bronquios, así como una bala dum-dum de las que se llevan todo por delante.
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Alonso irrumpió en el despacho: un hombre desnudo y fofo, con el cuerpo mojado, un revólver en una mano y un libraco empapado en la otra. Alzó su arma, pero Gerfaut fue más rápido y le metió una bala en el vientre.
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EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)


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