UNO:
El sheriff persigue al
forajido, aunque hay cierta ambigüedad sobre quién es quién, en un
momento de la película, el sheriff, pide ayuda a otro sheriff de una
pequeña población argumentando pasados favores, para asaltar la
guarida de unos cuatreros para recabar información sobre su
perseguido. El otro sheriff, al principio le dice que no haría nada
que no fuera por oro, su rostro, deja entrever que miente, parece un
hombre a quién las circunstancias de su vida le quedan grandes, a
quién su trabajo le queda grande, y que en el fondo no comprende
nada de tanta violencia a su alrededor. En su tarea es ayudado por
su mujer, que parece más preparada que él para los trabajos que
ejercen.
El perseguidor le lanza
una moneda de oro. El otro la coge, pero enseguida se la devuelve. Se
van los tres camino del escondite de los cuatreros.
Cuando llegan allí,
enseguida comienza el tiroteo el segundo sheriff, recibe un disparo
en el hombro, pero parapetado tras un muro continua disparando.
Alcanza de lleno a uno de los forajidos, pero recibe otro disparo en
el abdomen. En ese instante, se mira la mano ensangrentada, deja caer
el revolver, busca con la mirada a su alrededor y descubre el cercano
río, hacía allí se encamina, ya no oye los disparos, ya no ve
nada, solo el arrullo del agua lo atrae, cuando llega a la orilla se
sienta observando la corriente, comienzan a sonar los primeros
acordes de "Knockin' on heaven's door" de Bob Dylan. Su mujer que
también ha arrojado el rifle lo ha seguido hasta el río, y se
arroja al suelo con el brazo estirado hacía el hombre sin ser capaz
de hablar. La belleza del paisaje parece dar la última lección de
la vida, la insignificancia de la propia frente a la inmensidad del
tiempo.
DOS:
Los esclavos se han
liberado. Han conseguido escapar de sus amos los romanos, y han ido
liberando a otros en las villas cercanas. La rebelión se extiende,
los romanos pillados por sorpresa, pierden algunas batallas contra el
cada vez más numeroso ejercito de esclavos, que planea embarcarse y
salir de Italia. En un descanso de las batallas, los hombres libres
aparecen junto a una hoguera con su líder, divirtiéndose
distendidamente, hay un liberado que estaba encargado de la educación
de los hijos de un tribuno, les hace unos trucos de magia, poniendo a
prueba la paciencia del jefe, con una broma. Éste al principio
reacciona tenso, pero enseguida se empieza a reír. En ese instante
alguien pide al poeta que les recite algo. Todos le observan, el
maestro se levanta y les recita unos bellos versos, a su alrededor
todas las miradas están puestas en él, las bocas entreabiertas.
Estos hombres embrutecidos acaban de descubrir la cultura.
TRES:
Los campesinos de una
comarca vinícola italiana son reunidos por el patrón, que les
comunica que debido a la mala cosecha, los precios serán más bajos,
y se verá obligado a bajar los jornales de los trabajadores. Estos
reunidos de forma natural alrededor del más lanzado y sensato de
ellos, protestan ¿Cómo van a dar de comer a sus hijos? El patrón
lo lamenta, pero insiste en que es imposible mantener el salario. El
cabecilla de los campesinos se acerca al patrón, saca de su faja el
cuchillo curvo de vendimiar y se corta una oreja, coge la mano de su
patrón y sin apartar la mirada de sus ojos horrorizados se la
deposita en la palma de su mano. Los compañeros le ponen un pañuelo
en la herida y se lo llevan.
A Roberto Bolaño
yorick.
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