De RICARDO BAROJA

AVENTURAS DEL SUBMARINO ALEMÁN U

RICARDO BAROJA (Ricardo Juan Gualberto de la Santísima Trinidad Baroja y Nessi)
12 de enero de 1871. MINAS DE RÍO TINTO (Huelva)
1953, Vera de Bidasoa (Navarra)


En la bodega, en el puente, en los cuchitriles que tenían el pomposo nombre de camarotes, no se podía vivir por las cucarachas. Se las encontraba en todas partes, desde la sopa hasta el tope del palo mayor.
El capitán era un napolitano barbudo y vedijoso, verde, con cara de tísico o de enfermo del hígado. El contramaestre, tipejo asqueroso, medio francés, medio maltés, medio argelino, y los demás eran golfos de Nápoles o de Génova, con más pinta de zapateros de viejo que de hombres de mar. Eran supersticiosos y tenían un miedo terrible a los submarinos alemanes.

-¡Terrible consecuencia, la raza se ennegrece!
-Que se ennegrezca.
            -¡No, no jamás! Porque al ennegrecerse pierde las condiciones que le hacen apta para la civilización, para el sacrificio colectivo, para la organización. ¡Pobre España!, no tiene salvación si una nueva invasión de germanos no la blanquea. Hay demasiado moreno en su país; yo no me atrevo a decirle a usted cuál sería el medio radical, pero infalible de salvación para España.
            -Dígalo usted; ande, dígalo.
            -La degollina general de los morenos y las morenas.
            -¡Pero habría que poner una guillotina de vapor en cada pueblo!
            -Se pone –dijo el doctor, y dio unos cuantos pasos, mientras levantaba la mano y la bajaba rápidamente, como quien siega cabezas de pelo negro.

            … de febrero
            Lo que no perdonaremos nunca los latinos a los germanos es su falta de gracia. El no poseerla, ¿es una ventaja o una desdicha?

EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)


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