ESTUPOR Y TEMBLORES
AMELIE NOTHOMB
9 julio de 1966. ETTERBEEK
(Bélgica)
Si por algo merece ser admirada la
japonesa –y merece serlo, es porque no se suicida. Conspiran contra su ideal
desde su más tierna infancia. Moldean su cerebro: “Si a los veinticinco años
todavía no te has casado, tendrás una buena razón para sentirte avergonzada”,
“Si sonríes perderás tu distinción”, “si tu rostro expresa algún sentimiento,
te convertirás en una persona vulgar”, “si mencionas la existencia de un solo
pelo sobre tu cuerpo, te convertirás en un ser inmundo”, “si, en público, un
muchacho te da un beso en la mejilla, eres una puta”, “si disfrutas comiendo,
eres una cerda”, “si dormir te produce placer, eres una vaca”, etc. (…)
No aspires a disfrutar porque tu placer
te destruirá. No aspires a enamorarte porque no mereces que nadie se enamore de
ti: los que te amarían te amarían por tu apariencia, nunca por lo que eres. (…)
Me resultaría imposible enumerar todas
tus obligaciones, ya que no existe ni un minuto de tu vida que no esté regido
por alguna de ellas. Por ejemplo, incluso cuando estés aislada en un retrete
por la humilde necesidad de liberar tu vejiga, tendrás la obligación de vigilar
que nadie pueda escuchar la melodía de tu arroyo: así pues, deberás tirar de la
cadena sin cesar. (…)
Tienes la obligación de ser hermosa. Si
lo consigues, tu belleza no te proporcionará satisfacción alguna. Los únicos
halagos que recibirás procederán de los occidentales, y todos sabemos hasta que
punto carecen de buen gusto.
Pasado el estupor inicial, la primera
sensación que experimenté fue de un extraño alivio. La ventaja de limpiar
retretes sucios es que uno no puede caer más bajo.
Como habrá observado el común de los
mortales, los lavabos son un lugar propicio a la meditación. Para mí, que me
había convertido en carmelita, significaba la ocasión de meditar. Y descubrí
algo muy importante: que en el Japón la existencia es la empresa. (…)
Como todo el mundo sabe, Japón es el país
con la mayor tasa de suicidios. Personalmente, lo que me sorprende es que no
sea todavía más frecuente
El antiguo protocolo imperial nipón
establece que uno deberá dirigirse al Emperador con “estupor y temblores”.
EL BOBO DE KORIA
(RECOPILADOR)
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