(MI LUCHA) UN
HOMBRE ENAMORADO
KARL OVE
KNAUSGARD.
6 diciembre
de 1968. Oslo (Noruega)
No es que
nazcamos iguales y las condiciones de vida hagan nuestras vidas diferentes,
sino al revés, nacemos diferentes y las condiciones de vida igualan nuestras vidas.
A
continuación pasamos por el Burguer
King, donde había una chica increíblemente gorda, sentada sola fuera en
un banco, devorando una hamburguesa.
¿O acaso
era ese rasgo de prefabricado de ese mundo a lo que reaccionaba, esa vía férrea
tan rutinaria que seguíamos, que hacía todo tan previsible que nos veíamos
obligados a invertir en diversiones para poder sentir un atisbo de intensidad?
Un
académico sueco tiene un aspecto pulcro, se comporta de un modo pulcro, dice lo
que todo el mundo espera que diga, del modo que todo el mundo espera. En
realidad aquí todo el mundo se
comporta de un modo pulcro.
De todos
mis sentimientos por aquellas personas con las que había pasado varias horas no
quedaba nada. Podrían haberse muerto todas en un incendio, sin que me hubiera
compadecido de ninguna. Esa era una regla en mi vida.
¿O el
desprecio que yo sentía se basaba en esa igualdad que se expandía por el mundo,
empequeñeciéndolo todo?
Me detuve
unos segundos frente al cajón de los periódicos, preguntándome si debía comprar
los dos de la tarde. Leerlos era como vaciarse una bolsa de basura en la cabeza.
La certeza
de que la risa era la única manera realmente adecuada con la que responder a la
conducta y las ideas de los seres humanos.
No sólo
había bautizado a mi hija sin ser creyente, sino que también había comulgado,
¡no te jode!
A los
cuarenta años uno entendía que todo estaba allí, en lo pequeño y lo cotidiano,
ya formado, y que siempre sería así, si no hacía algo. Apostar por última vez.
¡Ah, cómo
odiaba ese pequeño país de mierda! ¡Y qué satisfechos estaban de sí mismos!
¡Todo lo que era como en Suecia era normal, todo lo diferente era anormal!
EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)
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