LOS MUCHACHOS DE ZINC


LOS MUCHACHOS  DE ZINC
SVETLANA ALESIÉVICH

31 mayo de 1948.VYANO-FRANKIVSK. Unión Soviética

         Entre 1979 y 1989 un millón de tropas soviéticas combatieron en una guerra devastadora en Afganistán que provocó más de 50.000 bajas y acabó con la juventud y la humanidad de varias decenas de miles de soldados más.
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         En una guerra todo es distinto: tu ser, tu naturaleza, tus pensamientos. Aquí he comprendido que el pensamiento humano puede llegar a ser muy cruel.
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         El hombre es capaz de conquistar el cosmos, pero las personas se matan entre ellas exactamente igual que hace miles de años. Con balas, con cuchillos, con piedras…
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         Conocí a un alférez que cuando estaba a punto de volver a la Unión Soviética lo admitió sin tapujos: “¿Cómo podré vivir allí con lo que me gusta matar?”.
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         Era cerca de Bagram… Entramos en un kishlak y pedimos comida. Según sus leyes, si un hombre entra en tu casa y está hambriento, no puedes negar una torta caliente. Las mujeres nos dejaron sentarnos a su mesa y nos dieron de comer. Cuando nos hubimos marchado, los vecinos apedrearon a esas mujeres y a sus hijos hasta la muerte. Ellas sabían que los iban a matar, y sin embargo no nos echaron de sus casas. SOLDADO ARTILLERO
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         Es que muchos oficiales creen que aquí es igual que en la Unión Soviética, que pueden coger a un soldado y pegarle, ultrajarle. Pues después se los encuentran muertos… Un tiro por la espalda en combate… Ponte a buscar quién ha sido…
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         Circulábamos por las calles de Kabul, las mujeres tiraban piedras y palos a nuestros tanques. Los bacha escupían tacos en ruso; sin acento, gritaban: ”Ruso, lárgate a casa”.
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         El pueblo no sabía nada. Les decían que luchábamos contra “bandidos”. ¿En serio se creían  que cien mil tropas regulares tardan nueve años en vencer a unos cuantos grupos aislados de “bandidos” Un ejército equipado con las técnicas más modernas…
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         Solo hay un gramo de humano en el ser humano. Una gota. Si le falta comida, se vuelve cruel…
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         En nuestro país ya se hablaba de error político, se referían a esa guerra como a la “aventura de Brézhnev”, la tachaban de “acto criminal”, mientras nosotros todavía teníamos que estar allí combatiendo y muriendo… MAYORCOMANDANTE DE BATALLÓN
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         Nosotros moríamos allí mientras que ellos miraban esa guerra por la tele. Para ellos era un espectáculo. ¡Un espectáculo! Lo seguían con emoción.
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JUICIO SOBRE LOS MUCHACHOS DE ZINC
         Hace poco un grupo de madres de soldados internacionalistas caídos en Afganistán ha planteado un pleito contra Svetlana Alexiévich. El motivo de la demanda: a representación de Los muchachos de zinc por parte del Teatro Académico Nacional de Bielorrusia… sus muchachos salieran representados como unos desalmados robots asesinos, saqueadores, drogadictos y violadores. (…)     Usted ha convertido a nuestros hijos en unos asesinos. Usted ha escrito este espantoso libro…
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Acudiendo  a la expresión de Solzhenitson, la paz no es tan solo la ausencia de guerra, sino por encima de todo es la ausencia de opresión del ser humano. No es casual que justamente ahora, cuando en nuestra sociedad postotalitarista reina el delirio de la violencia política, religiosa y nacionalista, a una escritora le estén pasando factura por la verdad de la guerra en Afganistán. MIEMBROS DE LA SOCIEDAD RUSA POR LA PAZ…
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         Lo descrito es este libro no es nada comparado con lo que de verdad ocurre en una guerra y cualquiera que realmente haya combatido en Afganistán lo puede confirmar con el corazón en la mano. PÁVEL SHETKÓ “EXAGFANO”
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         A los medios bielorrusos filocomunistas que acosan a la escritora se ha sumado el periódico Komsomólskaia Pravda en su artículo epílogo del 30de diciembre de 1990…A Svetlana A. le ha parecido “ver las hombreras de los generales por detrás de las madres” (…)
         La verdad siempre sale cara a quien la pronuncia. Renunciar a la verdad siempre condena a los cobardes al flagelo. Aunque, al parecer, nunca ha habido en la historia moderna una calamidad más irremediable y global que la autodestrucción voluntaria de la naturaleza humana practicada por los súbditos del comunismo, cuando delas personas “tan solo quedan unos agujeros humeantes”, según la expresión de Mijaíl Bulgákov.
         Unos agujeros humeantes repartidos por el arrasado campo soviético… INNA ROGACHI
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EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)




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