FUEGO EN LA MONTAÑA


FUEGO EN LA MONTAÑA
EDWARD ABBEY

29 enero de 1927. INDIANA. Estados Unidos
14 marzo de 1989.TUCSON. Estados Unidos


         -He oído que le has declarado la guerra al Gobierno de Estados Unidos, John –dijo el vaquero.
         -No, son ellos los que me la han declarado a mí.
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         -Astronautas. Sí. Pero ellos tienen los papeles y el derecho. Tienen las leyes del Congreso, la seguridad nacional, la potestad para expropiar y la propia Declaración de Expropiación. ¿Qué tienes tú?
         -¿Qué es lo que tengo? –La voz de mi abuelo se alzó de nuevo-. Yo tengo las tierras. MI rancho. Ningún gobierno del mundo me lo va a arrebatar.
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         -Eso es lo que me da miedo –contestó el abuelo-. El progreso. Volvamos el tiempo hacia atrás. ¿Por qué el progreso tiene que progresar atropellándonos a mí y a los coyotes?
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         Lee y yo sacudimos los escorpiones y las viudas negras de nuestros sacos de dormir, volvimos a extenderlos en el suelo junto al fuego…
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         El objetivo es explicarles a Haggard y a Reese y a Vogelin y a otros testarudos por el estilo por qué es su deber patriótico vender sus tierras por la mitad del precio que valen. (…)
         -Me importa un bledo. No quiero el dinero de mierda del Estado. (…)
         -Esto no es una propiedad –dijo el viejo-. Ésta es mi casa. Este rancho es mi casa y mi vida. A ver si le entra eso en la mollera, coronel De …DeSalius.
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         -La condición adicional –prosiguió DeSalius, tras esperar en vano a que el abuelo le preguntara por ella-es que usted acceda a abandonar este lugar durante los periodos de pruebas, es decir, en los días en que vayan a efectuarse disparos de misiles.
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         -Me importan un bledo sus órdenes. Mataré al primero que ponga un pie en este porche o que toque mi casa.
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         Durante el primer día y la primera noche después de que lo arrancáramos de su rancho, el abuelo fue un inválido. No hablaba con nadie ni miraba a nadie. Se limitaba a permanecer sentado en la silla o acostado en la cama, con los ojos como platos, mirando al vacío.
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         Lee se quitó el sombrero y se enjugó el sudor de la frente. Dejó caer el sombrero, me colocó la mano en el hombro y me empujó hacia atrás.
         -Tu abuelo está muerto, Billy.
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EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)





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