LA NIETA DEL SEÑOR LINH


LA NIETA DEL SEÑOR LINH
PHILIPPE CLAUDIEL

2 febrero de 1962. BOMBASLE-SUR-MEURTHE. Francia


         De pie en la cubierta, ve alejarse su país, el país de sus antepasados y sus muertos, mientras la criatura duerme en sus brazos.
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         El señor Linh aspira el olor del nuevo país. No huele nada. No hay ningún olor. Es un país sin olor. Aprieta a la niña contra su pecho y le canta al oído la canción. En realidad, también la canta para él, para oír su propia voz y la cadencia de su lengua.
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         Los padres de la niña eran los hijos del señor Linh. El padre de la niña era su hijo. Murieron durante la guerra que asola el país desde hace años. (…) Sus padres le habían puesto Sang Diu, que en el idioma del país quiere decir “Mañana dulce”. Le habían puesto ese nombre y luego habían muerto.
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         Está a miles de kilómetros de una aldea que ya no existe, a miles de kilómetros de unas tumbas huérfanas de sus cuerpos, muertos a unos pasos de ellas. Está a miles de días de una vida que antaño fue hermosa y feliz.
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         Es hora de volver. El hombre gordo no ha aparecido. El señor Linh se marcha, con el paquete de cigarrillos en el bolsillo y las palabras que significan “buenos días” en la boca, sin pronunciar. (…)
         Gracias al señor Bark, el nuevo país tiene rostro, una forma de andar, un peso, un cansancio y una sonrisa, y también un olor, el del humo de los cigarrillos. Sin saberlo, el hombre gordo le ha dado todo eso.
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         Le pido perdón… por todo lo que le hice a su país, a su gente. No era más que un crío, un crío estúpido y cobarde que disparó, que destruyó, que seguramente mató…Soy un canalla, un auténtico canalla.
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         En la oficina para los refugiados, a la que se dirigió a continuación, le dijeron, tras consultar una larga lista, que no tenían registrado a nadie llamado Taolai. El señor Bark se marchó desalentado.
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         …por fin, en el instante en que el coche lo atropella lanzándolo a varios metros de distancia. El anciano, que no siente ningún dolo, logra ovillarse alrededor del cuerpecito de Sang Diu antes de golpearse la cabeza contra el suelo secamente. Y de pronto es de noche. (…)
         Se siente renacer. No será un maldito coche lo que acabe con él. Ha sobrevivido al hambre y la guerra. Ha cruzado lo mares. Es invencible. Posa los labios en la frente de la pequeña. Ha encontrado a su amigo. Le sonríe. Le dice buenos días varias veces.
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EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)

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