LA BANDA DE LA TENAZA


LA BANDA DE LA TENAZA
EDWARD ABBEY

29 marzo de 1927. INDIANA. Estados Unidos
14 marzo de 1989. TUCSON. Estados Unidos


Abajo todos los reyes menos el Rey Ludd.
         BYRON

         Resistid mucho.
         Obedeced poco-.
         WALT WHITMAN
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         Una tierra arruinada, atravesada por nuevas líneas eléctricas, el cielo empañado con el humo de las plantas de energía, las montañas agujereadas de minas, el pastoreo condenado a muerte, la erosión que seguía imparable. Pueblos miserables con bloques de cemento unidos por una línea de alquitrán en cuyos bordes de vez en cuando aparecían chabolas. (…)
         El verdadero problema con los indios dejados de la mano de Dios, reflexionó Hayduke, es que ellos no son mejores que cualquiera de nosotros. El verdadero problema es que los indios son tan estúpidos y codiciosos y patéticos y cobardes como los blancos.
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         ¿Te das cuenta de los que los promotores de suelo están haciendo con nuestros espacios abiertos? ¿Sabías que pronto Alburquerque Santa Fe-Taos se convertirán en una sola gran ciudad?¿Que lo mismo pasará con Tucson-Phoenix?...
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         -Una industrialización planetaria -deliró el doctor-se extiende como un cáncer. El crecimiento por el crecimiento. El poder por el poder.
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         Hayduke se opuso durante un rato a la presencia de la chica.
         -Nada de putas mujeres –aulló-. Es un trabajo de hombres.
         -No hables como un cerdo –dijo Bonnie.
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         El único enemigo en que el contratista no piensa es en una banda de cuatro idealistas tendidos baca abajo al sol del desierto. Allá abajo rugían los monstruos metálicos, rebotaba el caucho en las grietas que abrían, tiraban sus cargas y subían con estruendo para cargarse de nuevo.
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         Desenroscó el tapón del depósito de aceite, tomó el cincel y el martillo y practicó un agujero por el que echó más arena.
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         Mucho por hacer. Cortar y forzar, forzar y desgarrar. Se pusieron con un Carterpillar D-9ª, la bulldozer más grande del mundo, ídolo de los hacedores de autopistas.  Hayduke puso tanta arena en la caja del cigüeñal que no podía reinsertar la varilla.
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         Todo este rollo de cortar cables va sólo a hacerlos ir más lentos, pero no los va a parar. Pero me-cago-en-la-puta-que-me-parió. Seldom, estamos desperdiciando el tiempo. (…)
         -Quiero decir que lo que deberíamos hacer es hacer estallar a esta-hija-de-puta.
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         Cuando veo a alguien que se me acerca para hacerme el bien-dijo Hayduke-, echo mano de la pistola.
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         Page, Arizona: trece iglesias, cuatro bares. Cualquier ciudad que tenga más iglesias que bares, tiene un problema.
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         -Bueno, mierda –dijo-, joder, no lo sé, supongo… bueno, mierda, si no digo palabrotas no puedo hablar.
         Una pausa.
         -No puedo pensar en serio si no digo tacos.
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         -Es peligroso-dijo Doc-. Podemos matar a alguien. Podemos hasta matarnos nosotros. No son buenas relaciones públicas.
         -Ellos lo intentaron todo –se impacientó Hayduke-. Lo intentaron por la vía legal, lo intentaron con putas grandes campañas publicitarias, con políticos.
         -¿Quiénes son ellos?
         -Me refiero a los ancianos Hopi, los del Movimiento Indio Americano, el Comité de Defensa de Black Mesa, todos esos tipos de gran corazón.
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         -Hombres –empezó-, porque eso es lo que sois…
         -Por-el-mismísimo-y-jodido-Cristo –aulló Hayduke.
         -Eso es lo que sois, estamos en esto para lo bueno y para lo malo. Ya hemos hecho lo bastante como para que nos encierren de por vida si nos cogen. Así que lo que digo es: adelante. Utilicemos cualquier cosa que necesitemos y cualquier cosa que tengamos.
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         -Amigos –dijo Doc-, no creo en la regla de las mayorías. Lo sabéis. Tampoco creo en que las minorías lleven razón. Estoy contra toda forma de gobierno, incluyendo el buen gobierno. Me quedo con el consenso de la comunidad. Sea cual sea.
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         -Toda esa violencia –dijo Doc-. Nosotros somos respetuosos con la ley.
         -¿Qué es más americano que la violencia? –quiso saber Hayduke-. La violencia es tan americana como la pizza rápida.
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         -Una cosa más, machotes míos, y esta es seria –les dijo Bonnie-.Y la cosa es, ¿qué puto sentido puede tener, en el nombre de la santísima madre de nuestro jodidísimo señor Jesucristo, el hecho de volar un puente y cargarnos un tren de carbón si nosotros no estaremos allí para ver cómo sucede? ¿Eh? Respondedme alguno de vosotros, genios del valle.
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         Hayduke pensó en las palabras de Nuestro Señor en la última cena cuando le dijo al camarero: “Cuentas separadas, por favor”.
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         Un hombre solo a veces puede ser bastante tonto pero cuando hablamos de estupidez genuina y auténtica, no hay nada que iguale a la del trabajo en equipo.
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EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)



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