UN
SUPERVIVIENTE
MORIZ
SCHEYER
27 diciembre de 1886. Focsani (Rumanía)
29 marzo de 1949. Belvés (Francia)
No. Por muy
terribles que fueran las pruebas a las que tuvieron que enfrentarse otras
personas, nuestro calvario espiritual no se puede comparar con nada. Uno tiene
que haber sido emigrante, tiene que haber vivido siendo judío bajo el imperio
de la cruz gamada para saber lo eso significaba. Y, por mucho que se hable de
todo ello, siempre será demasiado poco.
¿Cómo fue
posible todo aquello? Nosotros, los supervivientes, tenemos ciertamente el
derecho de formular una y otra vez esa misma pregunta, porque lo sufrimos. Y
debemos dar testimonio. En nuestro nombre y en el nombre de los seis millones
de mártires, hombres, mujeres y niños silenciados que el Führer, el cabecilla
de los verdugos de Alemania, torturó hasta la muerte.
… las
persecuciones antisemitas de Alemania no habían perturbado en lo más mínimo el
ánimo de los “representantes de la conciencia mundial”. Pero que no quisieran
oír un lema que decía:”Hoy nos pertenece Alemania, mañana será el mundo entero!
Les saldría muy caro.
Otro
capítulo bien triste es el de las numerosas parejas mixtas, tanto las legítimas
como la ilegítimas, en las que el compañero “ario”,a menudo tras decenas de
años de íntima unión, no solamente se deshacía de manera brutal de su pareja
“no aria”, sino que además utilizaba la carta blanca de las Leyes de Núremberg
para los más infames chantajes.
Porque los
judíos, los judíos tenían la culpa de que Francia hubiera obligado a la
pacífica Alemania alzarse en guerra. Que Francia era víctima de los judíos,
etc. Decía un francés de la Francia ocupada.
A todo
estaban dispuestos los demás sinvergüenzas de la servidumbre, de la chusma de
Vichy, los grandes y los pequeños canallas delas finanzas, de la industria, de
la ciencia y el arte, de la industria, de la prensa y la radio. Y no es que
todos atendieran la más mínima indicación delos nazis; es que además bendecían
entre nubes de incienso todo aquello que procedía del infierno hitleriano.
El
sufrimiento trae consigo algo de hermandad que nos une en la muerte. Por otro
lado, tras las alambradas uno ve a algunos grandes convertirse en seres ,muy
pequeños, y a muchos pequeños convertirse en seres grandes y dignos de admiración.
Un muchacho
de unos doce años hace su entrada en el edificio de la Gestapo en Bergerac.
-¿Qué andas
buscando aquí? –le preguntan.
-Soy de
Belvés –responde el chico- necesito dinero y vengo a denunciar a un judío.(…)
La
ocupación sacó de Francia, como un grandioso tesoro, las fuerzas ocultas dela
Resistencia. Pero al mismo tiempo también sacó a la luz la infamia de la
denunciación, representada por un grupo de repugnantes sabandijas.
Hitler no
es un casualidad incomprensible de la Historia. Hitler fue sólo la síntesis, la
cristalización infernal de su tolerancia, que lo eligió libremente.
Los
lugares donde los alemanes instalaron sus más célebres infiernos de tortura se
convertirán antes o después en un objeto lucrativo de industria turística, en
una curiosidad recomendada en las guías de viaje con una estrella doble.
Labarde, (Francia) julio de 1945
EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)
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