CRÓNICAS DE LA AMÉRICA PROFUNDA

CRÓNICAS DE LA AMÉRICA PROFUNDA –

JOE BAGEANT (Escrito en el 2007)
1946, Winchester (Estados Unidos)
26 marzo de 2011, México

Muchos de ellos son pobres, pero se engañan a sí mismos con la idea de que pertenecen a la clase media.

… las escuelas fundamentalistas cristianas, esas madrassas norteamericanas, una forma segura de idiotizar más aún a las masas, si es que alguna vez fue necesario esmerarse tanto.

Unos tíos tan de derechos que se niegan a comer el ala izquierda de los pollos.

Si vida intelectual está hecha de todas las cosas que les suenan bien, una mezcla de sabiduría popular moderna, clichés, tertulias radiofónicas y parloteos de las emisoras cristianas.

Un día cualquiera de la semana podría señalar a unas cien personas que creen que deberíamos bombardear Francia (aunque dudo que muchas de ellas pudieran encontrar el país en el mapa a la primera).

Principios básicos del alma política norteamericana: 1.- la emoción como sustituta del pensamiento; 2.- el miedo; 3.- la ignorancia; 4.- la propaganda.

Aunque estemos a dos días de quedarnos sin techo, aunque nuestros hijos no sepan leer y nuestros culos se hayan ensanchado tanto que podrían tener su propio código postal, resulta reconfortante saber que al menos vivimos en el mejor país del mundo.

Como ya he comentado, la vida intelectual de la mayor parte de los trabajadores americanos está hecha de cosas que parecen verdad, y para eso se invierten millones en frases con gancho y eslóganes.

Piensan que: “Las Naciones Unidas son una herramienta del Anticristo. Lo único que América debe hacer es difundir los Evangelios por todo el mundo”.

Tommy cree que poseer más tarjetas ayuda a aumentar su crédito, aunque desde luego el prestamista hipotecario las verá como lo que realmente son: siete oportunidades para cagarla.

Con sólo andar cuatro manzanas hasta el bar tengo que pasar obligatoriamente por dos asociaciones pentecostales: la Iglesia de la Segunda Oportunidad y el “Instituto para la Ciencia de la Creación…”

Dijo que nuestros lugareños eran “la gente de mayor miseria intelectual que había visto” y eso que el tío había estado en Uganda mascando hojas de kat con los escoltas de Idi Amin.

Puede que ustedes no se tropiecen con esta clase de gente en sus círculos de amistades, pero hay millones de norteamericanos encarnizadamente convencidos de que deberíamos bombardear Corea del Norte e Irán con armas nucleares y luego apoderarnos de las reservas petrolíferas de Oriente Próximo. “Patada al culo y llévate su gasolina”, reza un eslogan que puede leerse en las pegatinas de los parachoques.

Ya sea liberal o conservador, el americano medio se pasa un tercio de su vigilia mirando la televisión, un hábito de efectos neurológicos profundos.

Cualquier cosa ajena a la televisión es sucia, impredecible, incomprensible y cargada de riesgo y tragedia.

En esta época el poder absoluto está en manos de las grandes corporaciones, como en otras épocas lo estuvo en las de la monarquía y los señores feudales.

Una cuarta parte de los presidiarios del mundo se halla en cárceles norteamericanas gracias a la acción de su propio gobierno.

Hoy día los miembros de la clase trabajadora americana están condicionados de tal manera que son incapaces de reaccionar como individuos cuyas opiniones podrían diferir radicalmente de las de sus semejantes, sino más bien como si todos y cada uno de ellos fueran propiedad de quienes los gobiernan. Tal como escribió el ensayista Lewis Laphan, están condicionados para ser “felices pueblerinos encantados de agitar la bandera de su país y hacer la guerra, agradecidos por la buena fortuna de estar en manos de un líder sublime”.

De la misma manera que los antiguos fascistas, servían sumisamente al Estado, los miembros del servicio de catering, ya sean liberales o conservadores, sirven a esa brutal marca americana que es el capitalismo de mercado. Sin ellos nada de esta podría funcionar…

Que un miembro de la clase trabajadora comprendiera mínimamente lo que ocurre ya sería un milagro, dado lo que ven cada día en los telediarios.


EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya tela!