MADAME DEFICIT (María
Antonieta)
En rojo, entresacado
del libroMARÍA ANTONIETA de Stefan Zweig
Tal día como
hoy (16 de octubrede1793), hace 224 años, la niñata que fue reina de Francia !!!
Por la gracia de Dios (*), fue ajusticiada por medio de la esbelta (**)
GUILLOTINA. Le llamaban MADAM DÉFICIT.
“El reflexionar seriamente no fue
nunca su fuerte”. MARÍA
ANTONIETA de STEFAN ZWEIG
A partir del caso del collar de Madam de la
Motte (una embaucadora), María Antonieta (la Toñi), cae en desgracia. A partir
de ese momento, toma conciencia y empieza a economizar.
Como la economía va muy mal vuelven a llamar
al desterrado ministro de economía Necker.
“Su puesto es arriba; el del pueblo
es abajo; no quiere descender, y el pueblo no debe subir. Desde la toma de la
Bastilla hasta el cadalso, en todos los minutos, se siente inconmoviblemente en
su derecho. Ni por un solo instante pacta, es su ánimo, con el nuevo
movimiento: todo lo revolucionario no significa para ella sino una palabra
embellecedora para expresar la idea de rebelión”. (…) Como María Antonieta fue
injusta con la Revolución, la Revolución fue injusta con ella”.
“La Revolución es el enemigo –éste es el punto
de vista de la reina-. La reina es el obstáculo –ésta es la convicción
fundamental de la Revolución”.
“Una única voluntad defiende en Francia el
trono y sus derechos, y este único hombre que tiene a su favor el rey –según
frase de Mirabeau- es su mujer”.
Del 5 al 6 de octubre de 1789,
las mujeres de los mercados marchan sobre Versalles. “Se decide mandar a palacio una
delegación de mujeres, con varios diputados. (…) Las seis mujeres elegidas se
dirigen a palacio; (…) Con todos los honores, la extraña comisión es llevada
arriba, por la gran escalera de mármol, hasta las estancias que en otros tiempos
sólo debían ser pisadas por nobles de sangre azúl siete ves probada.
Entre los diputados que acompañan al presidente
de la Asamblea Nacional está también cierto señor de buen tipo, corpulento, con
aspecto jovial, que no llama precisamente la atención. Pero su nombre da una
síbolica importancia a este primer encuentro con el rey. Pues con el doctor
Guillotin, diputado por París, la guillotina ha hecho su primera visita a la corte
el día 5 de octubre de 1789” .
“Sólo en las Tullerías comienza una
plena transformación, externa y externa, de su vida. La misma mujer que durante
veinte años no ha podido prestar atención hasta el final al informe de ningún
embajador, que no ha leído ninguna carta sino velozmente, y jamás un libro; que
no se ha preocupado de otra cosa sino de juego, deportes, modas y análogas
futesas, transforma su mesa de escribir en una cancillería de Estado, y su
habitación en gabinete diplomático. Negocia –en lugar de su marido, a quien
ahora todos dejan enojadamente a un lado, como a un caso incurable de
debilidad- con todos los ministros y los embajadores; vigila la ejecución de
sus disposiciones y redacta sus carta”.
Para la huída de París a Varennes
la noche del 20 de noviembre de 1791, …”es construida una máquina gigantesca, una
especie de navío de guerra sobre cuatro ruedas que no sólo debe ser capaz para
las cinco personas de la familia real, y, además de esto, la gouvernante, el cochero y los lacayos,
sino que también ha de tener sitio para todas las imaginables comodidades:
vajilla de plata, un guardarropa, provisiones de boca y hasta ciertas sillas
usadas para necesidades que no son exclusivas de los monarcas. Es embalada
también, y bien estibada, toda una bodega de vinos, pues se conoce el sediento
gaznate del monarca; para aumentar aún el error, el interior del carruaje es
tapizado con claro damasco, y casi tiene uno que asombrarse de que hayan
prescindido de plantar en sitio bien visible, sobre las portezuelas, las flores
de lis de las armas familiares…”
El maestro de postas Drouet
sospecha de tanto lujo y de que no se apeen de la carroza a pesar del calor que
hace. Ensilla un caballo y se dirige por atajos a Varennes. La familia real es
recluida en el palacio del Temple.
“La gigantesca Plaza de la Revolución, la
actual plaza de la Concordia, está llena de gente. Diez mil personas se
encuentran allí de pie desde por la mañana temprano, para no perder aquel
espectáculo único de ver como una reina, según la grosera frase de Hébert, es
“afeitada por la navaja nacional”. Horas enteras lleva ya de espera la curiosa
muchedumbre, Para no aburrirse, se charla un poco con una linda vecinita, se
ríe, se bromea, se compran periódicos o caricaturas a los voceadores, se hojea
el más reciente folleto de la actualidad: Les
Adieux de la Reine à ses mignons et mignoones o Grandes fureurs de la ci-devant
Reine. Se trata de adivinar, en voz baja, qué cabezas caeran aquí, en el
cesto, en los días siguientes, y, mientras tanto, se adquiere limonada,
panecillos o nueves de los vendedores calljeros: la gran escena bien merece un
poco de paciencia.
Sobre
este hervidero de curiosos, negro y ondulante, se elevan rígidamente dos
siluetas, las únicas cosas sin vida en aquel escenario cargado de animación
humana: la esbelta línea de la guillotina, con su puente de madera que lleva
del más acá al más allá; en lo alto de su yugo centellea, bajo el turbio sol de
octubre, el brillante indicador del camino, la cuchilla recién afilada. Liger
ay esbeltya, se recorta sobre el cielo gris, juguete olvidado d eun dios horrendo,
y los pájaros, que no sospechan la tenebrosa significación de este cruel
instrumento, juguetean despreocupadamente sobre él en sus revoloteos”.
…la trágica carreta con la mujer
amarrada que en otro tiempo fue señora de Francia; de pie, detrás de ella, en
una mano y humildemente el sombrero en la otra, viene Sanson, el verdugo. Un
silencio total se hace ahora en la plaza gigantesca. (…) Los verdugos la cogen
por los hombros; la arrojan, con un rápido impulso, sobre el tablero, con la
nuca bajo el filo; un tirón de la cuerda, un relámpago de la cuchilla, que cae
zumbando, un golpe sordo, y Sanson coge ya por los cabellos la cabeza que se
desangra, alzándola bien visible a los cuatro lados de la plaza”.
(*) La gracia, a Dios, como no la tenga en el culo, no se
la he visto por ningún sitio.
(**) Esbelta, es uno de los calificativos que Zweig
dedica a la elegante guillotina.
EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)
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