HABÍAMOS GANADO LA GUERRA

HABÍAMOS GANADO LA GUERRA
Esther Tusquets

30 agosto de 1936, Barcelona
23 julio de 2012, Barcelona

         …tuvieran que pasarse una eternidad en el infierno, no me cabía en la cabeza. Ahora me parece increíble que millones de personas, no totalmente oligofrénicas ni perversas, puedan creer tamaño desatino.

         “por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa” ¡Cuál era esa grandísima culpa que nos hacían asumir desde la primera comunión, o sea desde los siete años? ¿Por qué nos quería la Iglesia a todos culpables, gravemente culpables, purgando además una culpa que habían cometido en el comienzo de los tiempos nuestros primeros padres, tentados por el que fuera el más hermoso de los ángeles?

         … marido al que había que contentar a toda costa y utilizando la mano izquierda, porque lo nuestro era reinar desde las sombras, aparentando hacer lo que quería él.

         -“¿Qué es el amor…? Una mentira, no la hay mayor; mas por vergüenza la humanidad cree en él, sabiendo que no es verdad”.
AUTÓGRAFO DE RAQUEL MEYER A ESTHER TUSQUETS.

         … sólo sé que de un modo u otro vuelvo siempre, porque ese teatro (el Gran Teatro del Liceo) es una parodia con aspectos lamentables, pero, parodia o no, es el templo más auténtico de mi raza, de una burguesía mediocre y decadente que acude aquí para sentirse unida, para saberse clan, para inventarnos quizás que somos todavía fuertes e importantes, una burguesía que construyó este templo, que se parece a los templos o palacios que han soñado todos los niños del mundo… (…) Y que esa gente ríe, tose sin recato, habla en alta voz, deja prendidas las luces del antepalco y las puertas abiertas –todo en plena representación- y que se larga olímpicamente antes de que el espectáculo termine, eludiendo así los problemas de tráfico a la salida…

         Era un fenómeno generalizado: para desesperación de sus padres, los hijos de las familias burguesas se hacían de izquierdas en la universidad.

         Supe definitivamente, aquella noche, que, si bien no era cierto que la guerra civil la habían perdido todos, porque a la vista estaba que unos la habían ganado (y lo sabían bien) y otros la habían perdido (y nadie iba a permitirles ignorarlo ni olvidarlo), yo, hija de los vencedores, a pesar de haber gozado de todos sus privilegios y todas sus ventajas, pertenecía al bando de los vencidos.

EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)


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