EL CUENTO DE LA CRIADA

EL CUENTO DE LA CRIADA

MARGARET ATWOOD

18 noviembre de 1939     Ottawa (Canadá)

Nosotras somos recipientes, lo único importante es el interior de nuestros cuerpos.

         Oh Dios, destrúyeme. Hazme fértil. Mortifica mi carne para que pueda multiplicarme. Permite que me realice.

         No tiene ni punto de comparación con las mujeres, salvo que son mejores arreglando coches y jugando al fútbol, que es justamente lo que necesitamos para el progreso de la raza humana, ¿verdad?

         …de que el modo mejor y más eficaz de controlar a las mujeres en la reproducción y en otros aspectos era mediante las mujeres mismas. (…)  el control de los nativos mediante miembros de su mismo grupo.

         Los hombres son máquinas de sexo, decía Tía Lydia, y poca cosa más. Sólo quieren una cosa. Debéis aprender a influir en ellos para obtener vuestro propio beneficio. Llevadlos de las narices; esa es una metáfora. Es lo natural, un recurso de Dios. Así son las cosas.

         Dejad que la mujer aprenda en silencio, con un sometimiento total –en este punto nos dedica una mirada-. Total- repite.
         No tolero que una mujer enseñe, ni que usurpe la autoridad del hombre, sólo que guarde silencio.


EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)

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