LA CAMPANA DE CRISTAL
SYLVIA PLATH
27 octubre de 1932. Jamaica Plain.
Estados Unidos
11 febrero de 1963. Primrose.
Londres (SUICIDIO)
La idea de bailar con ese enano que
llevaba zapatos de piel de ante, con alzaplantillas, camiseta deportiva y una chaqueta
azul me hizo reír.
No creo en el bautismo ni en las aguas
del Jordán, ni en nada por el estilo, pero sospecho que lo que siento respecto
al baño caliente es lo que los creyentes sienten del agua bendita.
Si uno no espera nada de alguien nunca se
siente desilusionado.
… y luego se quitaba los calzoncillos
que estaban hechos de algo parecido a una malla de nailon. (…)
Luego, simplemente se quedó parado
frente a mí y yo seguí mirándolo. No pude pensar más que en el pescuezo y la
molleja de un pavo y me sentí muy deprimida.
Cuando yo tenía diecinueve años, la
pureza era el gran tema.
En lugar de un mundo dividido entre
católicos o entre republicanos y demócratas, o entre blancos y negros, o aun
entre hombre y mujeres, yo lo veía dividido entre la gente que se había
acostado con alguien y la gente que no lo había hecho, y ésta parecía ser la
única diferencia verdaderamente significativa entre una persona y otra.
Una ola pequeña, de pacotilla, llena de
envolturas de caramelo y cáscaras de naranja y algas marinas, rompió sobre mis
pies.
Yo no creía, por supuesto, en la vida
después de la muerte, ni en el parto de la Virgen ni en la Inquisición, ni en
la infalibilidad de aquel pequeño Papa con cara de mono, ni en nada, pero no
tenía por qué permitir que el cura se diera cuenta de eso; podría simplemente
concentrarme en mi pecado y él me ayudaría a arrepentirme.
-Bueno, siempre será así –dijo con
firmeza-. Vas a recibir electroshocks tres veces por semana, los martes, jueves
y sábados.
Aspiré una gran bocanada de aire.
-¿Durante cuánto tiempo?
-Eso depende –respondióla doctora Nolan
–de ti y de mí.
EL BOBO DE KORIA
(RECOPILADOR)
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