Los taxis no me paran por la noche
huyen de lo humano
de mi tambaleo
de mi vomito
esconden la soledad en la guantera
arropados por emisoras rancias
yo sigo levantando el brazo
como un náufrago en la tormenta
intento mantener el equilibrio
sonreír en la madrugada
marioneta con los hilos anudados
buscando cobijo en los parques
uno tras otro pasan de largo
en la letanía del abandono
al despojo humano
que bracea desde la acera
PALOBORDE
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