LIBROS AL FUEGO Y LECTURAS PROHIBIDAS
EL BIBLIOCAUSTO FRANQUISTA (1936-1948)
ANA MARTÍNEZ RUS
Profesora de
Historia Contemporánea.
El libro es un arma peligrosa y así lo han visto demasiados
regímenes a lo largo de la historia de la humanidad en todos los rincones del
planeta. A pesar de su fragilidad, un ejemplar que invita a pensar y a
reflexionar de manera crítica es un enemigo por batir… es un elemento
revolucionario, pero no solo aquellos textos que llaman a la revolución, sino
todos por sus capacidades para imaginar, soñar y pensar.
Desde los primeros días del golpe militar se convirtió en
una auténtica obsesión la eliminación de los textos perniciosos que habían
inoculado el mal en las mentes de los españoles.
En algunos casos la arbitrariedad y la ignorancia hacían que
se salvasen libros más peligrosos… escaparon del fuego las obras de Voltaire,
Rousseau y otros enciclopedistas franceses.
En la ciudad condal se destruyeron 72 toneladas de libros
procedentes de editoriales, librerías y de bibliotecas públicas y privadas.
El periodista Eduardo Haro Tecglen recordaba que la
biblioteca de su padre desapareció en el fogón de su cocina ante la mirada
implacable de su madre…
Aquella
biblioteca mía, aquella biblioteca de mi padre acabó cuando llegaron los
bárbaros y hubo que quemar libros antes de que quemasen también al lector…
Pablo Ladrón de Guevara: Los calificativos sobre autores y obras
tampoco tienen desperdicio:… de Pío Baroja señalaba que no le cuadra el nombre
de pío, sino el de impío, clerófobo, deshonesto. De Blasco Ibáñez se decía: “En
este alborotador de Valencia es lo irreligioso, lo anticatólico, lo clerófobo,
lo deshonesto”. De Pérez Galdós escribió: que era defensor de ideas
revolucionarias, irreligiosas, dominado del espíritu de odio a sacerdotes y
frailes.
Según García Ejarque, el 75% de las bibliotecas municipales
republicanas sucumbió tras la guerra. Este facultativo calcula que se
destruyeron 155 establecimientos.
En cada plaza de los pueblos se organizaron quemas públicas
del veneno escrito de la anti-España como acto fundacional del nuevo Estado.
Asimismo, se trituraron otros tantos kilos de libros con guillotinas para
convertirse en pasta de papel delos nuevos títulos imperiales y de mártires que
se editaron durante la contienda y en la inmediata posguerra.
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EL BOBO DE KORIA
(RECOPILADOR)
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