la memoria de la sangre


 ¿Qué nos libra de la memoria de la sangre? ¿Del odio enquistado heredado generación tras generación? Mirando alrededor pareciera que estas son palabras vacías, sin embargo, bastaría rascar un poco la superficie para descubrir esos miedos primigenios instalados en el ADN de los seres humanos. Enseguida sale un rechazo generalizado hacía judíos, moros, negros, rumanos, albaneses, indios, y muchos más. Las sociedades modernas, por otros caminos han seguido arando los mismos campos. Donde antes había arengas exaltadas, mitos religiosos, leyendas negras para justificar el aniquilamiento de pueblos enteros ahora existen mensajes encriptados lanzados con delicadeza por los medios de comunicación y los gobiernos para seguir fomentando el odio y la diferencia.

De manera sutil, el mito del primer mundo diferencia notablemente a sus habitantes de los que no pertenecen a él, y estos, se agarran con fuerza a ese privilegio sin entrever mucho que ellos son los primeros marginados dentro de la sociedad, pero amparados por sentimientos como el patriotismo, el nacionalismo y los valores tradicionales, estas personas se asemejan mucho a los exaltados de siglos anteriores. Son sus dignos herederos, aunque no haya disparos de por medio, hay muchas formas de matar. Los medios dicen: el problema de la migración, e inmediatamente los pueblos ponen en marcha su odio para impedir que personas abandonadas a su suerte traspasen las líneas de su comodidad, pensando que el deterioro de su sociedad vendrá de manos de los que llegan. El miedo, poderosa herramienta es utilizada con precisión de cirujano por los estados.

No parecemos dispuestos a entender que todos somos iguales, que la única diferencia entre los seres humanos es que a algunos la desgracia les ha mirado de frente, y a otros les atacan por detrás para que no puedan verla.

Solamente mirando dentro de nosotros mismos, desprovistos de todo, nos enfrentamos a las cosas importantes de la vida, muchos, ante la enfermedad o la cercanía de la muerte hacen balance de como han vivido y se dan cuenta de su equívoco, otros siguen creyendo que han obrado dirigidos por la verdad absoluta.

Dar la mano al desconocido, compartir experiencias, abrazarse ante la calamidad. Parece tan sencillo pero es tan imposible. Únicamente huyendo de las religiones, de los discursos de capitalistas gobiernos y de cualquiera que pretenda arengarnos con el objeto de enriquecerse mientras nos esclaviza daremos un paso adelante como civilización, de lo contrario estaremos condenados a repetir los mismos errores una y otra vez, perpetuando fronteras mentales y físicas que nos sigan avergonzando como especie.


Yorick.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como siempre, interesante.