EL CAZADOR DE ESTILEMAS


EL CAZADOR DE ESTILEMAS
ÁLEX GRIJELMO

1956. BURGOS. España


         -Todos tenemos nuestra propia caligrafía, incluso si escribimos en el ordenador. Eso se nota por los estilemas. (…)
         Sé quiénes con los alumnos que han escrito anónimos sobre mí en Internet. Todo se basa en estudiar sus estilemas y compararlos con los de sus exámenes. ¿No le parece fascinante que podamos desentrañar la autoría de un texto anónimo gracias a los estilemas.
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         -Yo siempre estuve dentro de la ley. Siempre he sido una persona honrada. Y ahora odio al Estado. Y al banco –El tipo iba cogiendo carrerilla-: Odio las normas de Hacienda, que actúa contra las personas como si fuéramos números. Odio al banco que me trata así después de que mis impuestos los sacaran a todos ellos del apuro.
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         No es el Internet –le mostré mi desacuerdo-. Es la gente. Y no es que sean idiotas todos los que están en Twitter, sino que en Twitter están todos los idiotas.
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         Igual que me pasó a mí en su momento, los consejeros nunca habían pensado antes que los estilemas pudieran retratarnos. Y con lo del acento en la palabra “fe”, puso la guinda el profesor, por si alguien todavía alguien albergaba alguna desconfianza.
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         -La justicia es ciega. Y eso significa que a veces tiene que mirar para otro lado si quiere seguir siendo justicia, porque no quiere ver.
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         -¡Mirad ese punto! –exclamó Pulido.
         -¿Qué punto? –dijimos a la vez Julio y yo.
         -Ese punto después de la interrogación. Ahí pone: “¿Qué está pasando aquí?.”Y veréis que hay un punto después de la interrogación.
         -Eso es incorrecto, ¿no? –pregunté.
         -En efecto, en efecto, Esther. Incorrecto, incorrecto.
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EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)

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