MOLLOY

MOLLOY de SAMUEL BECKETT

13 abril de 1906, FOXROCK (Irlanda)
22 diciembre de 1989, PARÍS (Francia)


Y en invierno me envolvía, bajo el abrigo, con tiras de papel de periódico, y no me las quitaba hasta que despertaba la tierra, hasta que despertaba realmente, en abril. El Suplemento literario del Times era excelente a tal efecto, de una solidez e impermeabilidad a toda prueba. Ni los pedos lo rompían. Qué voy a hacerle, suelto ventosidades a cada paso, de modo que alguna alusión he de hacer de vez en cuando al asunto, pese a la lógica repugnancia que me inspira. Un día conté mis gases. Trescientos quince en diecinueve horas, lo que da una media de más de dieciséis pedos por hora. Lo cual no es mucho. Cuatro pedos cada cuarto de hora. Total, nada. Vaya, vaya, soy un pedorrero de pacotilla, he hecho mal en decir otra cosa. Resulta extraordinario cómo las matemáticas ayudan a conocerse a sí mismo.

… pues mi único medio de subsistencia es la pensión de guerra de mi querido difunto, muerto por lo que llaman su patria, de la que en vida no obtuvo provecho alguno, solo afrentas y bastonazos a discreción.

Ella no tenía tiempo que perder, yo no tenía nada que perder, con tal de conocer el amor lo habría lo habría hecho con una cabra.

No le guardo demasiado rencor a mi madre. Sé que hizo todo lo posible para que yo no naciera, salvo lo principal, y si no consiguió deshacerse de mí fue porque el destino me reservaba otra letrina peor.

Entonces entré en casa y escribí, es medianoche. La lluvia azota los cristales. No era medianoche. No llovía.

Dios mío, qué poco de acuerdo consigo mismo está el hombre.

¿Qué diantre hacía Dios antes de la creación?

Una mano me obligó a volverme. Era un granjero gordo y rubicundo.

No me gustan los animales. Es curioso, no me gustan ni los hombres ni los animales. Y en cuanto a Dios, ya empieza a cansarme.

EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)


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