“mala suerte”

El sábado 13 de Octubre de 2007, un hombre fue asesinado mientras paseaba con su mujer por un camino rural en una aldea de Galicia.
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La interpretación de la prensa y televisión local fue: Que un hombre muere a causa de un disparo de un cazador. Que fue un hecho fortuito, fruto de la “mala suerte”
El comentario generalizado en las aldeas de alrededor fue: “Que mala suerte”

El martes día 16, el presidente de la federación gallega de caza, dice que todo el colectivo de cazadores está muy consternado. Que ellos, como siempre, cumplían todas las normas de seguridad y que fue fruto de la “mala suerte”. Y para acabar su entrevista, en un alarde de cinismo escandaloso, comenta, que el tecor-societario, así como el propio autor del disparo disponen de un seguro de responsabilidad civil, que se encargará de abonar a la familia la compensación económica correspondiente.

Solo puede hablar así quién se sabe protegido por las leyes, el gobierno local y los medios de comunicación.

Los que vivimos en estas aldeas, lugares, donde la orografía, y la dispersión de la población hacen imposible cumplir ninguna medida de seguridad en una cacería, sufrimos todos los años, de Octubre a Enero la presencia de los cazadores. ¿De donde sale esta gente? “garrulos-comeberzas” que desairan sus frustraciones y reafirman su hombría vestidos como un grupo de fascistas paramilitares. Campan a sus anchas, argumentando que ellos, mantienen a raya el crecimiento de poblaciones animales, como el corzo y el jabalí, que de otra forma acabarían con la agricultura local ¿Ustedes creen que alguien de esta guisa es capaz de desarrollar algún argumento de sostenibilidad o equilibrio en la naturaleza?

Todo son escusas. La verdad, es el dinero que generan 14.000 cazadores solo en Galicia. El pago de cuotas, cotos, licencias y parafernalias de “rambos de fin de semana” que se empeñan en imitar a esa prescindible nobleza española, a esos dictadores y monarcas a los que les ataban las palomas, o les emborrachan los osos, para que se empalmen mientras aprietan el gatillo, y que llegado el caso en el que alguien muere a causa de sus escopetas se amparan en el azar, diciendo apesadumbrados….”que mala suerte”


el reverendo Yorick.

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