Festivales de verano

Los que somos asiduos a los conciertos y gustamos de disfrutar de la música en directo sabemos que julio se presenta habitualmente como el mes en el que nos metemos de lleno en esos maratones de supervivencia que es en lo que se están convirtiendo la mayoría de los mega(guays) festivales de verano y que en cierta forma han conseguido eclipsar al resto de la oferta musical en directo. Festivales que se han erigido en esas grandes citas del periodo estival que permiten a los buenos aficionados a la música poder disfrazarse de poperos alternativos y por un “módico precio” tener derecho a ejercer de grandes eruditos musicales, pasar unos días en el monte o en cualquier otro recinto habilitado al efecto, rodearse cual safari de todo tipo de fauna y flora y disfrutar de los conciertos de al menos 20 grupos por día, que sin duda supone ese nivel mínimo razonable de música que cualquier persona puede llegar a asimilar.¿o no? para luego retirarse a los cuarteles de invierno y olvidarse de acudir a conciertos durante los restantes meses del año, tan saciada debe quedar la hambruna musical de estos tan buenos gourmets del pop.
Seguir leyendo...


Ironías y generalizaciones –con todo lo malas que son– aparte, ya os habréis dado cuenta de que este tipo de acontecimientos socioculturales de masas no me despiertan precisamente un especial fervor; no hace falta ser muy observador para apreciar que las tendencias o pautas de comportamiento en lo que a aficionados a la música se refiere están cambiando y yo añadiría que de una forma negativa, pero claro, no es más que una modesta opinión que seguramente está destinada a producir los mismos efectos que un discurso de Benedito XVI en la barra de un after hours.

Es palbable que el ritmo al que crecen las convocatorias de estos macrobotellones con música en directo es directamente proporcional al ritmo al que decrece la asistencia a los conciertos en salas durante el invierno y que, a mi juicio, constituyen la base fundamental para mantener la escena. Afortunadamente la música no es propiedad ni patrimonio de nadie, cada uno es muy libre de disfrutarla como quiera y de gestionar su dinero y su tiempo de ocio como buenamente pueda, no es esta cuestión lo que trato de dilucidar con este texto, simplemente pretendo desde mi espacio en la trinchera de PPA! hacer un poco de crítica con respecto a cierto tipo de festivales en los que la música , tanto a un nivel de organización como de aficionados y desde hace unos años se ha convertido en algo puramente secundario y que ofrece como contrapartida más destacada el hacer inviable por falta de público la organización de conciertos el resto del año y de forma especial los de aquellos grupos excluidos del circuito festivalero -circuito que no es más que un círculo cerrado en el que los grupos participantes practicamente se repiten año tras año- algo que por desgracia siempre lleva parejo el consiguiente batacazo económico del sufrido promotor (es que chico, sino te lo montas de festival olvídate de organizarles conciertos a cierto tipo de grupos, además de no salir rentable cada vez se hace más difícil el llevar público a las salas, ¡ponte a la moda y únete a nuestro circo!).

Creo que muchos de vosotros sabéis a lo que me refiero, otros sin embargo pondréis el grito en el cielo y me llamaréis radical, rancio o integrista, pero es que afortunadamente chicos/as, no soy nada cool en esto del rock y además de presumir de no estar a la última, me siento orgulloso de cuestionarme siempre el si me va a merecer o no la pena acudir a este tipo de macroacontecimientos y pagar una entrada para ver como pueden coincidir dos grupos interesantes a la misma hora y en distintos escenarios, o preguntarme el porqué los grupos tienen que acortar su actuación por exigencias de la organización o simplemente tener que aguantarle las gracias al bolinga advenedizo de turno que presume de coleccionar festivales y al que nunca verás en concierto alguno el resto del año, por no entrar ya en la crítica de lo ecléctico de la mayoría de los carteles o la absurda masificación en cuanto a la programación de grupos (¿falta de criterio organizativo o todo sea por la pasta?, creo que la respuesta es bastante obvia). Estaré equivocado o no, no me considero en posesión de la verdad absoluta, de lo que sí estoy seguro es de que mi forma de entender la música es totalmente diferente...¡me hago viejo!.

Escrito por Rafa beatman

No hay comentarios: