RATAS

NUESTRAS HERMANAS LAS RATAS
de

MICHAEL DANSEL perteneció al grupo de escritores surrealistas franceses. Tras diplomarse en lÉcole Practique des Hautes Etudes de Paris, estuvo muchos años viajando por el mundo. Es autor de varias antologías y estudios literarios, en particular sobre Laforgue y Verlaine, y de un libro sobre el cementerio del Pére-Laichise de París. Creó una Academia Internacional de la Rata cuya finalidad, además de publicar la revista “Ratus”, consiste en reunir el mayor número posible de documentos sobre este roedor. Entre estos académicos, figuran artistas, escritores y cineastas como Luis Buñuel, como personalidades, del mundo médico y científico y personas de la más diversas actividades.

         En esos cuarteles de la pequeña burguesía, que  alojaban casi exclusivamente a oficinistas o a pequeños funcionarios no se dio jamás el calor humano que encontré sin dificultad en ambientes más desfavorecidos como tampoco la fantasía, ni el humor, ni la espontaneidad, ni la imaginación, en fin, todos los elementos básicos para la poesía, o sea para la vida en su sentido más jugoso. Todo se hacía por y para las apariencias.

         Los lisiados, las prostitutas, los alcohólicos y los chorizos del barrio también formaban parte de mis amistades privilegiadas. Al menos esos minoritarios no vacilaban en expresarse, en comunicarse, e incluso si lo que decían no tenía siempre un gran interés, tenían el mérito de tomar la palabra, de violar el mundo de parecer para intentar ser. Tuve, pues, durante años la sensación de vivir en medio de una inmensa colonia de ratas, ratas inofensivas, cierto es, ratas de laboratorio, condicionadas, anestesiadas, ratas objeto.

         Y como sentía más simpatía por los metecos y los asociales que por los pequeños burgueses, las ratas, portaestandartes de la miseria, me parecieron individuos totalmente respetables.

         Invasoras, destructoras, guerreras, estrategas, gastrónomas, polígamas y terriblemente inteligentes, las ratas nos observan desde la oscuridad de sus alcantarillas. Se alisan los bigotes de alegría porque no ignoran que nuestra civilización cerrará pronta sus taquillas y que, mañana, ellas pasarán a ser probablemente dueñas del mundo.

         “Sólo los imbéciles le preguntaban aún qué le condujo a sentir pasión por las ratas”.
Gérard Klein

         La rata, nuestro espejo mas odiado, nos refleja nuestra imagen más desoladora, la más humillante; la de la suciedad.

         “Las ratas son criaturas dotadas de una inteligencia superior.”
         Graham Greene- (Viajes con mi tía)
        
         Si todas las mujeres frustradas en el plano sexual pudiesen metamorfosearse en rata, los bastiones de la política de salón, los del psicoanálisis para modistilla de lujo y los del esoterismo de bazar –estas tres grandes plagas del mundo contemporáneo- se desdoblarían considerablemente.

         Pero no ignoramos que las ratas, al igual que la poesía, la idiotez o la fraternidad, no tienen fronteras.

         Durante el sitio de París de 1870, la rata tuvo también su momento de gloria. Sin demasiada reticencia fue admitida en la alimentación. (…)
Una rata de redondez impresionista se vendía por cincuenta céntimos, mientras que un ratón sólo costaba veinte. (…)
         Incluso el Jockey Club había introducido en el menú, a finales de noviembre de 1870, ratas cocidas bajo las cenizas y paté de rata al champiñón.

EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)


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