NADIE




Ha poco, en estás páginas, el reverendo Yorick decía que el verano es terrible. Que su casa es un horno. Es posible, pero estoy seguro de que le saco una considerable ventaja: la mía es el Infierno. Tanto es así, que el pobre Pedro Botero, cuando yo llegué a su casa, va a tener que trabajar mucho para hacerme sufrir. Creo estar inmunizado contra el calor.
            Sí, el verano en muchos aspectos es indeseable, pero también tiene sus partes positivas:
            1º.- Las calles se pueden cruzar fuera de los semáforos y pasos de peatones y en diagonal, que viene a ser lo que el sistema Fostury en el salto de altura.
            2º.- En cualquier establecimiento, que esté abierto, no tienes que hacer colas. Imposible en otro mes distinto a agosto.
3º.- El más importante: puedes andar cientos de metros por las calles sin cruzarte con nadie.  Me ha ocurrido la mayoría de las veces en las que durante un trayecto de setecientos metros, no me he topado con ninguna persona. Bueno, si exceptuamos a un gato blanquinegro que estaba tomando la sombra debajo de un arbusto. Le saludé y me contestó con un galdosiano ¡miau!... ¿O era chersiresco?, no sabría decir.
Seguí mi camino hacia el café matutino y, lo dicho, no me tropecé con nadie más.
¿Se acerca esto a lo que llaman felicidad?


P.D.-
Un día después de escribir esto, caminando por la calle del gato, me sorprendió un CHOQUE ANAFILÁCTICO –suena importante, ¿verdad?-. Los médicos que me atendieron, me dijeron que podía haber palmao.
Lo peor de todo fueron las once horas en el hospital. Mi vecino de cama, pedía comer, una y otra vez. También, varias veces –muchas- la botella para mear. Y, otra vez, comer…Y otra vez, la botella…
El vecino frente a mi cama, también pedía comida y, entre sus demandas, intercalaba, con un tono lamentable –quizás excusable por la medicación- aquello de “Si tu me dices ven, lo dejo todo…”. Este hombre, en cuestión de refranes y dichos no estaba muy puesto, a juzgar por, “Sábado, sabadete, ni te cases ni te embarques”. Y, otra vez: “Enfermera, ¿cuándo se come aquí?”… “Si tu me dices ven……. lo dejo todo…”

Pues bien, a pesar del percance, me reafirmo: prefiero toparme con la “Comare Seca” que con una persona, sea ésta de sexo cóncavo o convexo.

Hoy  ha bajado el jodido calor.

EL BOBO DE KORIA

1 comentario:

Anónimo dijo...

Setecientos metros...a pleno Sol...usted sin duda busca el suicidio de una forma fulminante. Y ya que dice que su casa es el infierno, el gato pudiera ser Popota...el bromista y parlanchín felino de Voland, o lo que es lo mismo el mismísimo diablo retratado fielmente por Bulgákov en su imprescindible: El maestro y Margarita.

Un saludo afectuoso Maese Bobo de Koria.

Yorick.