literatura


"Esa noche supe que después de haber dormido con cientos de mujeres yo era virgen. Conocí, maldita la hora en que mis padres se entreveraron, conocí que el cielo y el infierno tienen la misma puerta tibia, y que se puede vivir dentro de un relámpago"

Hay que tener mucha vida dentro para escribir este párrafo, saber exactamente las medidas de la misma y no sobredimensionarla.
Hay que vivir con un cuchillo en la boca, con los finales pegados a los principios, con los riesgos abrazados a la tranquilidad.
Hay que estudiar en una escuela variopinta que carece de reglas y cuyas enseñanzas mueren al borde de una mirada. Donde cada estremecimiento precede a lecciones magistrales.
Hay que andar cada paso que se da, en el sentido que sea, con la incertidumbre de la noche en el desierto.
Hay que saber que hay lágrimas que se evaporan y otras que labran cicatrices.
Hay que intuir que estas últimas no son cosas de la edad, sino de los hachazos que dan los días exprimidos, la certeza de las dudas y los besos apasionados de la compañera Muerte. Partera de los recuerdos que pronto serán olvido y ni siquiera polvo.
Hay que cabalgar las horas más oscuras para poder asegurar otro glorioso amanecer.


Yorick.

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