EL DEDO EN EL CULO




Y no fue el proctólogo quien se lo metió precisamente. Fue en la aduana de un país del llamado Tercer Mundo. Esa acción fue el detonante que hizo que una señora normal , como ella se definió, tomara conciencia de su pertenencia a la humilde clase de los mortales. Airada, lo relataba en una emisora valenciana. ¡A ella, a una persona NORMAL! Creía la señorona que ella pertenecía a la excelsa y excelente clase superior y, por tanto, destinada a cohabitar con los dioses del Olimpo.
¡Jolin! (*) Esto me suena a aquellos judíos, NORMALES, que veían bien y hasta con cierto gozo cuando los nazis comenzaron a deportar a los judíos NO-NORMALES, o de baja estofa. Cuantos más de ellos se llevaban, más NORMALES se sentían éstos.
Esto viene a cuento de que estos días he tenido la oportunidad de escuchar dos conversaciones entre bancarias en sendas oficinas distintas. Versaban sobre sus inquietudes acerca de sus amenazados puestos de trabajo, debido a los mal llamados recortes. Coinciden estas conversaciones con la llamada de los sindicatos bancarios a manifestarse y a la huelga convocada para el próximo día 6 de febrero.
¡Jolines! (**) Me dije, ¿asisto a los prolegómenos del Armagedón? ¡Los bancarios en lucha! ¿Comienza así el anunciado fin del mundo? Quién les iba a decir a ellos que se verían en esta tesitura. Como vulgares trabajadores, berreando por las calles, temerosos de perder su segura vida muelle.
Los bancarios, como otros sectores laborales han vivido al margen de las inquietudes sociales. Ellos eran intocables. En su nube se han olvidado de los otros - que son ellos-, incluso han llegado ha denostarlos cuando una manifestación ha interrumpido por unos minutos su viaje a casa y les han hecho perder los primeros cinco minutos del partido equis, y han estado tentados de arremeter contra los manifestantes. También son de los que, desde su esnobismo, han solucionado todos los problemas que aquejan a la Patria echando mano de lugares comunes y frases previsibles de la estupidez ambiente: “Yo, eso lo arreglaba en un pis-pás. Cogía a los…”; “Lo que hace falta es mano dura”; “Si no los hubieran dejado entrar…”; “Porque, nano, yo lo tengo claro”; “Si el director me dice que tengo que vender Preferentes, yo las vendo, lo tengo claro”…
Es triste que, la mal llamada, Crisis –SAQUEO DE ESTADO- haya sido la que ha conseguido que muchos tomen conciencia. Quizás ahora, por fuerza, conozcan el significado de términos olvidados por muchos, como COMPASIÓN, COMPAÑERISMO, PARTICIPACIÓN, SOLIDARIDAD y APOYO MUTUO. Tan opuestos a los que tanto gustan al Poder : EGOÍSMO E INDIVIDUALISMO.
Palabras que en estos momentos cobran todo su significado. En este tiempo en el que ESTADO-CAPITAL se muestra descarnadamente, sin máscara, tal como es, como siempre ha sido: el enemigo natural del pueblo. Necesaria solidaridad y participación y apoyo mutuo porque, como se ha demostrado, cuando hacemos causa común con los intereses de Estado, perdemos todos los derechos a reclamarnos pueblo, a llamarnos ciudadanos de pleno derecho. Solo en la lucha constante ante CAPITAL-ESTADO, recobramos nuestra naturaleza y dignidad de clase, nuestro sitio, ahora usurpado.

(*) La interjección puede ser cambiada por ¡Cagondios veinte mil pares de veces! o, si se quiere, por ¡Cáspita!
(**) Esta vez mudo el exabrupto por ¡Copón bendito! Tacos más gordos diría, acordes con la época que nos están haciendo vivir, pero contengo mi pertinaz coprolalia por el prurito que me produce siempre la posibilidad de herir sensibilidades. Amén de que nos encontramos en horario infantil.
¡Ah! Y no te olvides de P.P.P., el héroe de Olot. Gran pueblo.

EL BOBO DE KORIA

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